explicacion mas convincente-. Mi comportamiento solo tiene una debil excusa.
No he forzado a nadie cuya vida pudiera arruinar por medio de mi accion. La senorita Fields es una joven con experiencia. Y no me refiero simplemente al hecho de que Kyle y Howard ya la hubieran violado.
Me refiero tambien a lo que sabemos de su borrascoso pasado segun tu nos contaste. Su fama y su fortuna se deben a la promesa de sexualidad que rezuma su ser.
Es indudable que ha conocido intimamente a muchos hombres. Por consiguiente, me ha parecido, bueno, eso lo he pensado despues de haberlo hecho. He pensado que lo que habia hecho con ella habia sido una cosa de tantas, otra mas, una cosa de rutina; para mi, en cambio, ha sido algo nuevo, una especie de triunfo. -Espero por si Malone contestaba, pero Malone guardo silencio y entonces el decidio proseguir-. Espero que puedas entenderlo, Adam. Espero que no te decepcione. Ojala no se interponga eso en nuestra amistad.
Si piensas que me he comportado tan mal como los demas, si a tus ojos soy igual que los demas, lo lamentare mucho. No queria que sucediera de este modo. Sin embargo, si lograras comprender mis motivos y la importancia de este momento de mi vida en el que no he podido dominarme, me perdonarias.
Escuchando al patetico viejo que tenia delante, Malone descubrio que no sentia rencor. Su colera se habia disipado. Lo que habia quedado en el no era resentimiento sino una sensacion de piedad hacia su pobre amigo.
– No tengo que perdonarte nada, Leo. Acepto lo que me dices y me esfuerzo por comprenderlo.
No me imagino a mi mismo haciendo lo que vosotros habeis hecho, pero todos somos distintos, somos el producto de distintas matrices, de distintos genes, de distintas carencias.
Supongo que solo puede decirse que todos tenemos que vivir de acuerdo con lo que somos por consiguiente, que cada cual se comporte a su aire.
– Me alegro de que lo comprendas asi -dijo Brunner asintiendo energicamente-. En cuanto a mi tal vez manana vea las cosas de otro modo y experimente sentimientos de culpabilidad. Pero en estos momentos, ahora mismo, bueno, quiero serte sincero, Adam no lamento nada y no me siento culpable en absoluto. -Aparto la mirada-. No le hemos hecho dano ni fisica ni mentalmente. Se encontrara bien. Ya lo veras, bueno, ?te apetece ya acostarte, Adam?
– Todavia no.
– Buenas noches, Adam.
– Buenas noches.
Observo al viejo mientras se dirigia al comedor para pasar a la cocina y desde alli a su cuarto y, a no ser que la vista le enganara, le parecio que los andares de Brunner resultaban casi garbosos.
Decidido a ahogar su creciente sensacion de desaliento, Malone se busco otro cigarrillo en el bolsillo de la camisa, lo encontro y apreto fuertemente el papel por un extremo.
Tras encenderlo, dio unas intensas chupadas, exhalo el humo y se hundio de nuevo en el sofa para aclarar sus ideas.
Mientras escuchaba a Brunner, si, se habia desvanecido su enojo y ahora estaba intentando establecer que sentimiento habia ocupado el lugar de aquel.
La depresion, claro, pero habia algo mas. Estaba invadido por una sensacion de absoluta desesperacion. Estaba sumergido en una sensacion de nihilismo. Se sentia un todo con Sartre, una autentica alma gemela de este.
La escena habia pasado a convertirse en algo intensamente surrealista. El ambiente que le rodeaba estaba pavorosamente vacio de valores tradicionales, orden y limitaciones. Era un paisaje emocional dibujado por Escher.
Y sin embargo, Malone comprendia que debia quedar algo en lo que todavia creyera, ya que de otro modo no hubiera sido consciente de aquella sensacion de desasosiego que le embargaba.
Bien era cierto que las palabras de Brunner habian borrado su enojo, pero no podia pasar por alto la amargura que experimentaba en relacion con Shively y Yost. Esta noche se sentia enojado con ellos y el motivo estaba muy claro.
Estaba resentido contra ellos porque habian mancillado su sueno. Tal vez tambien estuviera un poco resentido contra el viejo por haber quebrantado el pacto inicial, por no haber hecho caso de su liderazgo y haber olvidado los principios de la decencia.
Brunner habia sucumbido a la debilidad y se habia inclinado del lado de los embrutecidos violadores.
Mientras fumaba la hierba advirtio que aumentaba la sensacion de perdida que experimentaba. Aumento tambien su amargura, solo que esta cambio de rumbo, giro en angulo y se dirigio contra el mismo y contra su propia debilidad.
Si, aquello era lo mas irritante, su propia debilidad, que habia impedido que la fantasia que el solo se habia inventado se convirtiera en una dichosa realidad.
De todos ellos, el, Adam Malone, era el ser humano que mas se merecia a Sharon Fields. El se la habia inventado como objeto amoroso asequible, el habia creado la posibilidad de que pudieran amarla, el habia fraguado la realidad de una cita, el, y solo el, habia logrado que ocurriera lo que habia ocurrido.
De todos ellos, el y solo el la respetaba y se preocupaba por ella como persona. Y, sin embargo, la suprema ironia habia querido que el, y solo el, se viera privado de ella o se hubiera privado voluntariamente de ella.
Los otros tres, malditos fueran, no se merecian nada de ella y mucho menos antes que el. Y, sin embargo, ellos habian gozado intimamente con ella.
Y el en cambio, por culpa de su fatal debilidad, se habia visto apartado a un lado. No era justo. Que demonios, no era justo ni para ella. No era justo que hubiera tenido que soportar a aquellos estupidos animales insensibles, sin llegar a saber que bajo aquel mismo techo vivia alguien que la amaba por si misma, que la amaba con una ternura, una entrega y un calor que indudablemente debia necesitar en aquellos momentos.
Seria criminal, un verdadero crimen si bien se miraba, que ella no pudiera enterarse de que habia alguien capaz de disipar sus temores y hacerla objeto de la dulzura que se merecia y necesitaba. Ademas, todo ello formaba parte de los designios de la naturaleza.
Acudio a su mente la estrofa de lord Alfred Tennyson: La naturaleza es rapina, mal que ningun predicador podria sanar; La golondrina destroza a la mosca de mayo, el alcaudon alancea al gorrion, Y todo el bosquecillo donde me encuentro es un mundo de pillaje y depredacion.
El ambiente que le rodeaba habia adquirido una caracteristica de inevitabilidad. Adam Malone dio una ultima chupada al cigarrillo de hierba, lo apago y se puso en pie. Su mision no estaba muy clara. Tenia que rescatar a Sharon Fields y salvarla de la desesperacion en la que probablemente estaba sumida.
Tenia que restablecer su fe en la honradez, la bondad y el verdadero amor. Se merecia aquella sensacion de seguridad que procederia del hecho de saber que en aquella casa habia una persona civilizada que la amaba y respetaba.
Dependia de el. Avanzo tambaleandose en direccion al dormitorio.
Sharon Fields yacia atada a la cama con los ojos clavados en la puerta, esperando que esta se abriera.
Se habia resignado a aceptar el hecho de que aun no habia cesado todo el horror de la noche. En una violacion en grupo tenia una que estar preparada a que la violaran todos los componentes de la banda. Los componentes de aquella banda eran cuatro. Tres ya la habian violado. Faltaba el cuarto. Yacia tendida muy rigida y esperaba.
Se abrio la puerta. Y aparecio el cuarto.
Cabello castano oscuro, vidriados ojos castanos, expresion distante en el rostro. Se quedo de pie medio tambaleandose, con la camisa fuera y los pantalones vaqueros.
El Sonador. El chiflado autor de todo el enredo. El hijo de puta. Entro. Cerro la puerta. Se acerco a la cama avanzando casi como un sonambulo.
– Tengo que asegurarme -dijo-. ?Es cierto que los demas la han violado?
– Me han tratado como si fuera escoria, como si fuera basura -repuso ella-. Se han comportado como bestias salvajes. Han sido horribles, inhumanos. Me han hecho dano. -Abrigaba un destello de esperanza-. Usted no hara lo mismo, ?verdad?
– Se han equivocado -dijo el en voz baja-. No debieran de haberlo hecho.
– Me alegro de que lo crea asi -dijo ella esperanzada.
– Hubiera debido de hacerlo yo -dijo el.
– ?Como?
– Hubiera debido de ser el unico -le dijo con voz extrana y distante.
Sus esperanzas se desvanecieron y volvio a sumirse en el temor. Habia creido que aquella noche ya no podria
