9, puede despojarse de ellas. Tengo los informes sobre mis pruebas, y tengo una larga experiencia en la interpretacion de informes semejantes. Con eso basta. De hecho, con la debida modestia, mi palabra deberia ser suficiente para tranquilizarlo. Puede usted confiar en mi, Monsieur Randall.

– ?De veras? -dijo Randall. No tenia intenciones de soltarle la pregunta asi, pero habia demasiado en juego para andar encubriendo la verdad. Y anadio-: ?Esta usted seguro de que puedo confiar en usted completamente?

El profesor Aubert, que habia comenzado a ponerse de pie, preparandose para concluir la entrevista, volvio a sentarse. Sus angulosos rasgos se habian vuelto mas rigidos.

– Monsieur, ?que esta usted sugiriendo?

Randall se dio cuenta de que habia ido demasiado a fondo para retractarse. Hundio el punal sin consideracion alguna.

– Estoy sugiriendo que usted no ha sido sincero conmigo. Cuando estuvimos juntos la ultima vez, me mintio acerca de de su vida personal.

El profesor Aubert observo a Randall por un instante, y cuando hablo, lo hizo cautelosamente.

– ?De que habla usted?

– Usted hablo mucho de su nueva fe en el futuro. Me dijo que por fin le habia dado a su esposa el hijo que ella siempre habia deseado. Desde entonces, he sabido de cierta fuente que usted se sometio a una vasectomia; que voluntariamente hizo, hace varios anos, arreglos para que lo esterilizaran, a efecto de que no pudiera (y no puede) prenar a una mujer.

Aubert estaba visiblemente sacudido.

– Su fuente, Monsieur… ?Quien le proporciono tal informacion?

– El dominee Maertin de Vroome, quien parece haber investigado muy de cerca a varias personas involucradas en nuestro proyecto. El me dio esta informacion gratuita acerca de usted.

– Y, ?le creyo usted? Despues de todo, Monsieur, usted vio a Gabrielle, mi mujer. Usted vio por si mismo que ella esta en un avanzado estado de prenez.

La conversacion se estaba volviendo mas delicada para Randall. Sin embargo, decidio continuar.

– Profesor Aubert, yo no dije que su esposa no pudiera tener un hijo. Dije que, segun De Vroome, usted no podia embarazarla, aunque usted me habia dicho lo contrario -Randall titubeo, y luego anadio-: Menciono esto solo porque estabamos hablando acerca de la confianza.

El profesor Aubert asintio con la cabeza, casi para si mismo, y parecio ablandarse un poco.

– Muy bien. Tiene usted razon. Si ha de confiar en mi palabra, debe creerla sin excepcion. Esta bien, es verdad. Lo que le dijo su informador es cierto. Tontamente, me someti a la operacion, la vasectomia, hace tiempo. Soy esteril. Soy incapaz de prenar a una mujer. Sin embargo, esto es algo de lo cual uno generalmente no habla, y ciertamente no es algo de lo cual mi palabra o mi integridad debieran juzgarse. Lo que es importante es lo que le dije acerca del efecto que Petronio y Santiago tuvieron sobre mi y de mi retorno a la fe. En ambos sentidos, le dije la verdad. Lo que tambien es cierto es que yo le habia informado a Gabrielle que yo deseaba un hijo tanto como ella, o quizas aun mas intensamente. Asi que le dije que encontrara la forma de embarazarse.

Randall se sintio avergonzado por haber sacado a relucir todo el asunto, y sintio repulsion por el dominee De Vroome, que lo habia programado para desconfiar de sus colegas.

– Lo siento, profesor Aubert. Lamento mucho haber dudado de su palabra, aunque fuera por un momento.

El cientifico frances trato de sonreir, pero no pudo.

– Es comprensible, dadas las circunstancias. Pero ahora, ?esta usted satisfecho?

– Estoy completamente satisfecho -dijo Randall, disponiendose a partir-. Queria asegurarme de que la escritura del papiro data de tiempos de Cristo, y usted me lo ha aseverado.

El profesor Aubert habia vuelto a sentirse alerta y profesional.

– Perdon, Monsieur Randall, pero creo que usted me mal entendio. Yo no le garantice que la escritura del papiro date de tiempos de Cristo, sino solo que el papiro en si data de aquella epoca. Nuestro proceso de datacion por medio del radiocarbono puede autenticar el papiro, pero no lo que aparece en el. Nuestras pruebas muestran que el material empleado para el Evangelio segun Santiago (incluyendo en este caso el material empleado en el Papiro numero 9) es lo que representa ser. En cuanto al mensaje escrito en el papiro…, estando seguro de que tambien es autentico, no obstante, ese no es mi campo y no esta dentro de mis terrenos cientificos.

Esa diferencia, que nunca se le habia ocurrido a Randall, ahora lo hacia dudar de nuevo.

– Bueno, ?a quien le corresponde ese campo entonces? ?Quien autentica la escritura?

– Este proceso requiere de un cierto numero de especialistas. Habria otros dos cientificos involucrados. Uno de ellos examinaria el papiro ante una lampara ultravioleta para detectar si existe cualquier indicio de alguna escritura anterior, para averiguar si es que alguien consiguio un pedazo de antiguo papiro borrado. El otro cientifico, un quimico, haria un analisis quimico de los pigmentos de la tinta en si. Por ejemplo, para sus escritos, Santiago el Justo empleo como pluma una cana, cortada en diagonal para sacarle punta, y la sumergio en tinta hecha de noir de fumee (negro de humo), mezclada con una antigua clase de cola. Esa tinta puede analizarse para indicar si pertenece a la epoca del ano 62 A. D.

– Pero, ?quien hace las pruebas de lo que esta escrito, de la escritura en si?

– Sabios, teologos y criticos textuales experimentados. Los criticos textuales comparan el fragmento en arameo con otros escritos. Los sabios o eruditos se encargan de ver que el texto este escrito en el anverso del papiro y no en el reverso. Pero el criterio mas importante se relaciona con la calidad y el estilo (o uso) del lenguaje para autenticar el arameo. -El profesor Aubert esbozo una sonrisa-. Pero todo esto se hizo, todo, para autenticar el Evangelio segun Santiago. Se utilizaron grupos de expertos para verificar la escritura. No veo justificacion para que usted dude de ellos.

– Tiene usted razon, naturalmente -dijo Randall-. Sin embargo, digamos que yo soy irrazonable y obstinado. Supongamos que todavia guardo la mas minima duda. ?Como podria descartarla?

– Es muy sencillo. Consultando al principal experto en arameo que hay en todo el mundo. Es lo mas que puede usted hacer.

– ?Quien es ese experto?

– Existe un erudito en arameo que sobresale de entre todos los demas -dijo el profesor Aubert-. Existen muchos que son brillantes, por supuesto, como el doctor Bernard Jeffries, de Resurreccion Dos, o el reverendo Maertin de Vroome, de la faccion de la oposicion. Pero hay otro que esta muy por encima de ellos. El abad Mitros Petropoulos del monasterio de Simopetra, en el Monte Atos.

– El abad Petropoulos -dijo Randall, arrugando la frente-. No me suena su nombre. Ni el del Monte Atos. ?Donde queda eso?

– Es uno de los pocos lugares verdaderamente arcaicos que quedan sobre la Tierra -dijo el profesor Aubert saboreandolo-. Atos es una comunidad monastica que esta en una remota peninsula de Grecia, aproximadamente 240 kilometros al norte de Atenas, frente al Mar Egeo. Es un pequeno territorio con gobierno autonomo y veinte monasterios ortodoxos griegos regidos por un Santo Sinodo que esta integrado por un monje representante de cada monasterio. Fue establecido hace mas de mil anos, probablemente en el siglo ix, por Pedro el Atonita, y fue el unico centro cristiano que sobrevivio al imperio islamita u otomano. A principios de este siglo existian, creo yo, cerca de ocho mil monjes en las cimas de Atos. Hoy en dia habra quiza tres mil.

Todo esto era nuevo para Randall, y se le antojaba fantastico.

– Y esos monjes…, ?que hacen alli?

– ?Que hacen los monjes en todas partes? Oran. Buscan el extasis, la unidad con Dios. Buscan la revelacion divina. En realidad, en el Monte Atos existen dos sectas. Una secta es cenobitica, ortodoxa, austera, rigida, donde los monjes se apegan a los votos de pobreza, castidad y obediencia. La otra secta es idiorritmica, mas relajada, mas democratica, que permite el dinero, las posesiones personales y las comodidades. Naturalmente, el abad Petropoulos es un monje cenobita. Sin embargo, su gran reputacion como especialista en arameo lo ha hecho mas mundano. Estudia tanto como reza, mientras que otros monjes tambien ensenan, pintan, o cultivan los jardines cuando no se encuentran entregados a sus devociones.

– ?Conoce usted al abad? -pregunto Randall.

– No, personalmente no. Pero una vez hable con el por telefono (es incongruente, pero algunos monasterios tienen telefono), y tambien he cruzado correspondencia con el. Vera usted, el Monte Atos es una bodega de manuscritos antiguos (existen por lo menos diez mil en sus bibliotecas) y, en repetidas ocasiones, cuando han

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