incomodidades en nuestras instalaciones. Por un lado, debo de prevenirlo, las baneras son desconocidas en nuestro monasterio. Nos gusta decir: «Aquel que ha sido banado en Cristo, no necesita banarse otra vez.» Pero encontrara su colchon fumigado; sin chinches u otros insectos.

– Padre Petropoulos -asevero Randall-, mi unico interes es el arameo.

– Si, claro. El lenguaje de Nuestro Senor. Un idioma humilde, sin belleza propia; sin embargo, parte de la mas grandiosa sabiduria de la Tierra se expreso en ese lenguaje. Si, el arameo. Un idioma semitico. La palabra se deriva de Aram, el nombre de las tierras montanosas de Siria y Mesopotamia, donde era hablado por los pueblos arameos; nomadas que comenzaron a establecerse en el norte de Palestina, incluyendo a Galilea, despues del siglo v antes de Jesucristo. Era la lengua comun entre los pobres de Galilea cuando Cristo convivio con ellos. El hebreo lo hablaban solo los educados. En tiempos de Cristo, el hebreo lo utilizaban los sacerdotes, los eruditos y los jueces, mientras que el arameo lo hablaban las masas y aquellos que se dedicaban al comercio y los negocios. No obstante, el hebreo y el arameo estan intimamente relacionados. Podria decirse que son primos.

– ?En que sentido se diferencian?

– No es facil de explicar -dijo el abad Petropoulus, frotandose la barba-. ?Como podria expresarlo? El hebreo y el arameo tienen el mismo alfabeto de veintidos caracteres o signos, pero todos son consonantes. Ninguno de los dos idiomas contiene mas sonidos foneticos de lo que permite su alfabeto. Asi que cuando los idiomas hablados se escriben, los sonidos faltantes, o vocales, se indican con caracteres junto a las consonantes mas cercanas. Una persona que escriba en hebreo y otra que escriba en arameo escribirian las mismas consonantes para la misma palabra… pero cada uno anadiria signos un poco diferentes para las vocales. Por ejemplo, al escribir Mi Senor o Mi Dios en hebreo, quedaria como Eli, mientras que en arameo quedaria como Elia. ?Me explico?

– Pu…es -dijo Randall-, creo que entiendo algo.

– No tiene mayor importancia -dijo el abad-. Lo que le interesa a usted, supongo, es el arameo antiguo.

– Exactamente.

– Bueno, procedamos. Debo decirle, senor Randall, que salvo por la escasa informacion que me dieron desde Salonica, se que usted desea que yo examine un papiro del siglo i donde aparece una escritura en arameo, y no se nada mas acerca de los motivos de su visita.

– Padre, ?ha oido algo acerca de Resurreccion Dos?

– ?Resurreccion Dos?

– Es el nombre en clave de un proyecto para la edicion de Biblias, cuya labor se esta llevando a cabo en Amsterdam. Un grupo de editores se han asociado para ofrecer al mundo una nueva version del Nuevo Testamento, basada en un trascendental descubrimiento arqueologico realizado en las afueras de Roma hace seis anos…

– Ah, si -interrumpio el abad Petropoulos-. Ahora lo recuerdo. El estudioso biblico de la Gran Bretana… Jeffries, el doctor Jeffries… me extendio una invitacion para colaborar en la traduccion del hallazgo arameo. No fue muy explicito, pero lo poco que me dijo en su carta me parecio intrigante. Si no hubiera estado yo tan enfermo en aquel entonces, quiza habria aceptado. Pero me fue imposible. ?Puede decirme, senor Randall, de que se trata? Lo guardare en secreto.

Sin titubear, durante los siguientes cinco minutos Randall le revelo los puntos mas importantes contenidos en el Pergamino de Petronio y el Evangelio segun Santiago.

Cuando hubo terminado, los ojos del abad brillaban.

– ?Es posible? -murmuro-. ?Puede existir un milagro como este?

– Puede serlo, y lo es -dijo Randall calmadamente-, dependiendo del veredicto de usted acerca de un fragmento confuso en uno de los papiros encontrados en la excavacion.

– Esto es obra del Senor -dijo el abad-. Yo soy Su siervo.

Randall levanto su portafolio, lo abrio y busco la fotografia de Edlund del Papiro numero 9. Mientras hacia esto, dijo:

– El descubrimiento fue realizado en un antiguo lugar de recreo cercano a Roma por el profesor Augusto Monti, el arqueologo italiano. A mi se me ha informado que el profesor Monti y su hija lo visitaron hace cinco anos para autenticar el hallazgo. Pero luego me entere de que habria sido imposible que su hija hubiera estado en el Monte Atos…

– Totalmente imposible.

– …pero me pregunto si el profesor Monti realmente vino aqui a consultarlo a usted.

La gran barba del abad se movio de un lado a otro.

– Nadie, nadie con ese nombre me ha visitado jamas. Por lo menos… -Su voz se apago, y las esquinas de sus ojos se arrugaron, mientras trataba de recordar algo-. ?Dijo Monti? ?El de la Universidad de Roma?

– El mismo.

– Recuerdo que intercambiamos correspondencia; definitivamente lo recuerdo. Fue hace unos cuatro o cinco anos. Incluso tal vez antes. Este profesor romano queria que yo fuera su invitado. Dijo que pagaria mis gastos para ir a Roma a autentificar algunos papiros arameos. El estaba demasiado ocupado para visitarme en Atos. Mas tarde (ahora lo recuerdo), el doctor Jeffries, al invitarme a colaborar en la traduccion, menciono a un arqueologo italiano como el descubridor de dos extraordinarios documentos del siglo i. Pero, en cuanto a haber conocido personalmente a Monti, ya fuera aqui, en Atos, o en cualquier otra parte… no, nunca he tenido la buena fortuna de conocerlo.

– Es lo que yo pense -dijo Randall, escondiendo su amargura-. Solo queria estar seguro. -Puso su portafolio en el suelo, pero sostuvo en la mano la fotografia del papiro dudoso, asi como una copia de la traduccion final del arameo al ingles-. Esto es lo que he venido a Atos a mostrarle. Pero antes de mostrarselo, padre, permitame explicarse cual es el problema que ha surgido, puesto que yo espero que usted pueda resolverlo.

Omitiendo los detalles acerca de Bogardus y su participacion en Resurreccion Dos, Randall explico brevemente que alguien, cuando el Nuevo Testamento ya estaba en la imprenta, se habia tropezado con un anacronismo, una discrepancia, en la traduccion del pasaje que describe la huida de Jesus de Roma a traves del fertil valle donde en otro tiempo habia existido el Lago Fucino.

– No obstante, de acuerdo con los historiadores romanos -concluyo Randall-, el Lago Fucino no habia sido desaguado sino tres anos mas tarde.

El abad comprendio.

– Permitame ver la traduccion.

Randall se la entrego.

– Vea las lineas cuarta y quinta.

El abad leyo para si mismo la traduccion, y luego releyo las lineas y cuarta y quinta, en voz alta.

– Nuestro Senor… mmm… hubo de caminar aquella noche a traves de los abundantes campos del Lago Fucino, que habia sido desaguado por ordenes de Claudio Cesar y cultivado y labrado… -Se mecio pensativamente-. Si. Ahora permitame ver el original en arameo, de donde se hizo esta traduccion.

Randall entrego la fotografia al abad. El anciano griego echo un vistazo a la fotografia, hizo una mueca y levanto la vista.

– Esta es solo una reproduccion, senor Randall. Debo ver el papiro original.

– No lo tengo, padre. Nunca permitirian que yo, ni nadie, viajara con el. El papiro es demasiado valioso. Lo guardan bajo seguridad dentro de una boveda especial en Amsterdam.

El abad Petropoulos estaba decepcionado.

– Entonces, la tarea que me encomienda resultara doblemente complicada. De por si es muy dificil leer el arameo, con esos caracteres tan pequenos. Ahora, examinarlos en una reproduccion y tratar de traducirlos con precision, es casi imposible.

– Pero esta fotografia fue tomada con rayos infrarrojos, para destacar los signos mas borrosos y descoloridos y…

– No importa, senor Randall. La reproduccion es una segunda situacion, y casi siempre, para mis cansados ojos, vaga y variable.

– ?Podria cuando menos tratar de descifrar lo que hay en la fotografia, padre?

– Lo intentare. Seguro que si.

El abad se levanto emitiendo un grunido, cojeo hacia una de las mesitas de lampara, abrio un cajon y saco un gran lente de aumento.

Randall observaba atentamente mientras el abad se agachaba, sosteniendo la fotografia del papiro bajo la luz y estudiandola a traves de la lupa. Durante varios minutos, el abad continuo inspeccionando la fotografia con

Вы читаете La palabra
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×