No tomo el dibujo de manos de Randall, sino que busco entre los expedientes que habia en su escritorio y abrio uno. De ahi saco varias hojas de papel y se las mostro a Randall, una tras otra, seis en total. Cada una era una variante del bosquejo del pez arponeado que Randall sostenia en las manos.

– Como usted puede ver, senor Randall, yo tengo mi propia coleccion privada de la produccion del profesor Monti -dijo el medico-. Si, el hace ocasionalmente esos dibujos para regalarlos a sus enfermeras o a mi, y me temo que su creacion artistica esta limitada a este unico sujeto… el pescado.

Esta obsesionado con el. Nunca se ha sabido que haya dibujado ninguna otra cosa desde que ha estado aqui bajo nuestro cuidado. Solo el pez.

– Debe tener alguna significacion -rumio Randall-. ?Tiene usted alguna teoria acerca de lo que esta tratando de comunicar?

– Naturalmente, pero no puedo imaginar con precision de que se trata, excepto que ese pez esta estrechamente relacionado con su fantasia de vivir en el siglo i. Como sin duda usted sabe, los primeros seguidores de Cristo, los primeros cristianos, cuando fueron perseguidos y acosados, empleaban el simbolo del pez para identificarse secretamente uno con otro. El origen de esta contrasena visual es interesante. Para sus primeros discipulos, el Mesias era conocido como «Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador», lo cual, traducido al griego, el idioma usado por las fuerzas romanas de ocupacion, era Iesous Christos, Theou, Uios, Soter. Las iniciales de esas cinco palabras en griego, que se deletreaban I-CH-TH-U-S, se han convertido a ICTHYS… la palabra griega que significa pez. Hoy en dia, el estudio de los peces se llama ictiologia. Asi que, como usted ve, las iniciales del nombre de Jesucristo junto con sus titulos formaban la palabra pez… el simbolo de identificacion entre los seguidores del culto de los cristianos.

– Fascinante -convino Randall, examinando una vez mas el dibujo de Monti-. Pero el arpon no era parte del simbolo, ?o si?

– No -dijo el doctor Venturi, devolviendo su coleccion de dibujos al expediente-, no, eso parece ser una anadidura hecha por el profesor Monti. El arpon… o jabalina o lanza… sea lo que fuere… parece ser un simbolo negativo. No obstante, ?quien podria decir que es lo que verdaderamente pasa por su mente? Al creerse Santiago, el hermano, ?esta proyectando una rivalidad fraternal hacia Jesus, el pez, arponeandolo? ?O acaso piensa que la lanza atravesando el simbolo de su hermano es un arma que traspasa su propia persona? No podemos decirlo. Yo me temo que este simbolo, al igual que tantas otras cosas relacionadas con el profesor Monti, permaneceran en el misterio.

El doctor Venturi saco una vieja pipa de espuma de mar y una bolsa de tabaco.

– ?Le molesta? -pregunto el medico.

Randall senalo su propia pipa de brezo, y despues de que hubieron intercambiado mezclas de tabaco y de que comenzaron a fumar, ambos volvieron al asunto del profesor Monti. Fue entonces que Randall decidio remontarse al pasado.

– Doctor -dijo-, ?cuando fue el profesor Monti confinado a esta clinica por primera vez? Y, si es que esta usted en libertad de decirmelo, ?cuales fueron las circunstancias bajo las que fue remitido aqui?

– ?Las circunstancias? -El doctor Venturi echo bocanadas de humo-. Naturalmente, la historia clinica es confidencial, pero cuando Angela Monti me aviso que iba a traerlo a usted, tambien solicito que el personal le fuera franco y claro acerca del estado de su padre.

– Ella esta en la sala de espera -dijo Randall apresuradamente-. Si desea usted consultarla nuevamente…

– No hay necesidad. -El doctor Venturi inhalo pensativamente el humo de su pipa de espuma de mar, y finalmente la coloco en un cenicero de ceramica-. Yo intervine en el caso… permitame recordarlo… hace aproximadamente un ano y dos meses. Un colega (que era el medico de la familia Monti) me notifico que mis servicios se requerian con urgencia para uno de sus pacientes que estaban en el Policlinico, un hospital que esta en los terrenos de la Universidad. El paciente resulto ser el profesor Augusto Monti. Habia sufrido un repentino y agudo colapso nervioso. Inmediatamente fui a verlo, lo examine y diagnostique su estado.

– ?Que fue lo que provoco que lo recluyeran en el hospital?

Distraidamente, el doctor Venturi tomo su pipa, la dejo, busco un lapiz y comenzo a garrapatear en un bloc de notas.

– ?Usted desea conocer las circunstancias que indujeron a la reclusion? Dos dias antes del colapso, segun supe posteriormente, el profesor Monti estaba siguiendo su rutina habitual en la Universidad de Roma. Habia estado impartiendo su catedra en el Aula di Archeologia. Habia estado conferenciando con sus colaboradores de facultad. Habia preparado una solicitud para una subvencion que le permitiera realizar una nueva excavacion en Pella. Ese dia, ademas, al igual que en la mayoria de sus dias ocupados, habia llevado un programa de citas y habia recibido a los visitantes.

– ?Que tipo de visitantes?

– El tipo que normalmente recibe un prominente arqueologo. Algunas veces veia a colegas y catedraticos de otros paises o bien a funcionarios gubernamentales. Tal vez a vendedores de equipo para excavaciones, estudiantes graduados o directores de publicaciones arqueologicas. Yo no conozco con exactitud sus actividades de ese dia. Su hija podra decirle mas al respecto. Yo solo se que habia estado en la universidad la mayor parte de la manana, que habia salido una o dos veces para cumplir con unas citas y que habia regresado nuevamente a su despacho para continuar trabajando. Por la noche, puesto que no habia regresado a su casa para cenar, su hija Angela telefoneo a la escuela para pedir al conserje de guardia que le recordara a su padre que era hora de volver a casa. El conserje subio por la escalera a la oficina del director del departamento de arqueologia y llamo a la puerta, pero no recibio respuesta, lo que le parecio extrano puesto que las luces estaban encendidas. Se decidio a entrar, y alli encontro al profesor en su escritorio (el escritorio estaba desordenado y una lampara volcada) murmurando ininteligiblemente, diciendo incoherencias, justo la clase de platica que acaba usted de escucharle. Estaba totalmente desorientado. Luego, sobrevino un estupor. El conserje, asustado, llamo a Angela Monti y solicito inmediatamente una ambulancia.

Randall se estremecio al imaginar la escena, reviviendo lo que debio haber sido un verdadero horror para la pobre Angela.

– ?Estaba coherente el profesor Monti…?, o, mejor dicho, ?despues de eso volvio a coordinar alguna vez?

– Ni una sola vez en el ano y meses que han transcurrido -dijo el doctor Venturi con un suspiro-. Sencillamente, algo se habia interrumpido, por asi decirlo, dentro de su cerebro. Para usar el lenguaje vernaculo, literalmente habia perdido la razon. Desde entonces no ha tenido contacto alguno con la realidad.

– ?No existe esperanza alguna de que se recupere?

– ?Quien puede decirlo, senor Randall? ?Quien sabe lo que el futuro nos traera en los campos de la ciencia, la medicina, la psiquiatria, o los progresos venideros en la bioquimica de las anormalidades mentales? En la actualidad no hay nada. Puede usted estar seguro de que lo hemos intentado todo. Despues de varios dias, hice que el profesor Monti se mudara aqui, a la Villa Bellavista. Llevamos a cabo, en vano, varias formas de tratamiento… psicoterapia, medicacion farmacologica, electrochoques bajo anestesia. Ahora, solo nos esforzamos porque siempre este comodo y en paz, para que pueda dormir. Ademas, lo estimulamos para que se mantenga ocupado. Lo motivamos para que asista con regularidad a nuestro taller a trabajar en el telar o para que use nuestra piscina, pero tiene muy poco interes en esas cosas. La mayor parte del tiempo se sienta frente a la ventana mirando hacia fuera o escuchando musica, y algunas veces ve la television, aunque yo no creo que capte lo que ve.

– Angela… es decir, la senorita Monti… cree que el profesor ha tenido algun que otro momento lucido.

El doctor Venturi se encogio de hombros.

– Ella es su hija, y si eso la hace mas feliz, nosotros no la vamos a contradecir.

– Ya veo -dijo Randall pensativamente-. ?Y con respecto a las visitas? ?Recibe el profesor Monti otras visitas aparte de sus dos hijas?

– Sus hijas, sus nietos en dias de fiesta y en su cumpleanos, y el ama de llaves.

– ?Ningun extrano?

– A nadie se le permite la entrada -dijo el doctor Venturi-. Algunos han solicitado permiso para visitarlo, pero se les ha negado. Las hijas del profesor decidieron que la presencia de su padre aqui, al igual que su desafortunado estado, debe mantenerse en secreto hasta donde sea posible. Unicamente los familiares mas cercanos al profesor Monti, o sus acompanantes, pueden visitarlo.

– Pero los extranos -persistio Randall-. Usted menciono a algunos que solicitaron permiso para visitar al profesor. ?Recuerda quienes eran?

El doctor Venturi nego, moviendo su pipa de espuma de mar.

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