A LA SALA DE LOS ESTUDIANTES

CODICE SINAITICUS

CARTA MAGNA

ACTA DE SHAKESPEARE

El guardia que estaba en la puerta, vestido con una gorra negra, chaqueta gris y pantalon negro, saludo amablemente al doctor Jeffries. Inmediatamente a la derecha habia una larga vitrina de metal con dos cortinas azules que cubrian dos entrepanos de cristal.

El doctor Jeffries condujo a sus huespedes hacia ese exhibidor, y luego levanto una de las cortinas, murmurando:

– El Codice Alexandrinus… Hummm, no, no necesitamos ocuparnos de este por ahora. Es de menor importancia. -Con delicadeza, Jeffries descorrio la segunda cortina, se subio el binoculo para acomodarselo en la nariz, y luego sonrio ampliamente frente al antiguo volumen exhibido abierto tras la vitrina de cristal-. Ahi lo tienen ustedes; uno de los tres manuscritos mas importantes en la historia de la Biblia: el Codice Sinaiticus.

Steven Randall y Naomi dieron un paso adelante y se asomaron a las parduscas paginas de papel vitela, las cuales contenian cuatro angostas columnas nitidamente escritas en griego, a mano y en letra de molde.

– Estan ustedes contemplando un fragmento del Evangelio segun San Lucas -dijo el doctor Jeffries-. Observen la tarjeta de explicacion que esta en esa esquina.

Randall leyo el contenido mecanografiado en la tarjeta. El Codice Sinaiticus se encontraba abierto en la pagina correspondiente al versiculo 23:14 de San Lucas. Al pie de la tercera columna, en la pagina izquierda, habia unos versos que describian la agonia de Cristo en el Monte de los Olivos; versos que muchos expertos anteriores no habian conocido antes del descubrimiento de esta Biblia, asi que no los habian utilizado en sus propias traducciones.

– Este manuscrito, en su estado original -dijo el doctor Jeffries-, probablemente contenia 730 hojas Las que han sobrevivido son 390… 242 de las cuales estan dedicadas al Viejo Testamento, y 148 representan el Nuevo Testamento en su totalidad. La vitela, como ustedes veran, esta hecha tanto de piel de oveja como de piel de cabra. La escritura, toda en mayusculas, esta hecha por manos de tres diferentes escribanos, muy probablemente antes del ano 350 A. D. -El doctor Jeffries se volvio hacia Randall-. Que toda esta porcion del Codice Sinaiticus se haya logrado salvar la hace una historia muy emocionante. ?Ha escuchado usted el nombre de Constantine Tischendorf?

Randall meneo la cabeza. Nunca antes habia oido ese extrano nombre, pero le intrigaba.

– Ahi va, brevemente, esta emocionante historia -dijo el doctor Jeffries con evidente gusto-. Tischendorf era un experto biblico aleman. Siempre estaba hurgando a traves del Medio Oriente, en busca de manuscritos antiguos. En uno de sus viajes, en mayo de 1844, trepo el amurallado Monasterio de Santa Catalina, en el Monte Sinai, en Egipto. Cuando atravesaba uno de los corredores del monasterio, advirtio un gran cesto de basura colmado de lo que parecian ser girones de manuscritos. Husmeando en el cesto, Tischendorf se percato de que lo que alli habia eran hojas de pergamino antiguo. Dos cestos similares ya habian sido quemados como desecho, y este estaba a punto de sufrir el mismo destino. Tischendorf logro persuadir a los monjes de que le entregaran el contenido del cesto para que el lo examinara. Despues de escombrar entre los desperdicios. Tischendorf encontro 129 hojas de un antiguo Viejo Testamento escrito en griego. Los monjes, una vez enterados de su valor, le permitieron conservar solo 43 de las hojas, las mismas que el llevo a Europa y las presento al Rey de Sajonia.

– ?No eran esas hojas parte de este Codice? -pregunto Randall.

– Espere -dijo el doctor Jeffries-. Nueve anos despues,

Tischendorf regreso al monasterio para realizar una nueva busqueda, pero los monjes no quisieron cooperar. No obstante, Tischendorf no cejaria en su empeno. Supo aguardar el tiempo necesario hasta que transcurrieron seis anos mas y, en enero de 1859, el persistente aleman regreso de nuevo al Monte Sinai. Siendo mas precavido, esa vez no solicito de los monjes los viejos manuscritos sino que, en su ultima noche, Tischendorf se enfrasco con el Superior del monasterio en una discusion acerca de Biblias antiguas. Para demostrar su propia erudicion, el abad se jacto de que habia estudiado una de las mas antiguas Biblias conocidas hasta entonces, despues de lo cual se dirigio a un estante que estaba arriba de la puerta de su celda (donde guardaba sus tazas para cafe) y bajo un grueso paquete envuelto en un trapo rojo. Lo desenvolvio y ahi, ante los ojos de Tischendorf, surgio el Codice Sinaiticus, que contenia la totalidad del mas antiguo Nuevo Testamento conocido por el hombre.

El doctor Jeffries rio entre dientes.

– Uno puede imaginarse la emocion de Tischendorf; muy semejante, estoy seguro, a la que sintio Colon al divisar el Nuevo Mundo. Despues de muchos meses de esfuerzos, Tischendorf logro convencer a los monjes de que debian presentar ese Codice como un obsequio al protector de su iglesia, nada menos que el Zar de Rusia. El Codice Sinaiticus permanecio en Rusia hasta la Revolucion de 1917 y la llegada de Lenin y Stalin. Los comunistas no tenian interes en la Biblia asi que, para recabar fondos, trataron de vender el codice a los Estados Unidos, sin haberlo conseguido. En 1933, el Gobierno y el Museo Britanicos recaudaron las cien mil libras necesarias para comprar el codice, y aqui lo tienen frente a ustedes. Toda una historia, ?no?

– Toda una historia -convino Randall.

– Se la he relatado detalladamente -dijo el doctor Jeffries- para que ustedes puedan apreciar una historia todavia mejor… la excavacion del doctor Monti y el descubrimiento del Evangelio segun Santiago en Ostia Antica; un hallazgo biblico casi 300 anos mas viejo que el Codice Sinaiticus; un descubrimiento medio siglo mas antiguo que cualquiera de los evangelios canonicos; una escritura atribuida a un familiar de Cristo, un testigo ocular de la mayor parte de la vida humana de Jesus. Senor Randall, ahora tal vez usted pueda apreciar el estupendo don que esta a punto de anunciar al mundo. Y ahora tal vez mas nos conviniera subir a la oficina del doctor Knight y tratar los aspectos practicos de su mision inmediata. Por favor, siganme.

Con Wheeler y Naomi Dunn detras, Steven Randall siguio al doctor Jeffries hacia la empinada escalera que conducia a la oficina ubicada dos pisos arriba. Mientras el doctor Jeffries abria la sencilla puerta y los guiaba adentro, anuncio:

– La oficina del guardian, que el doctor Knight utiliza como su centro de operaciones.

Era el tipico cubiculo de un escolastico; revuelto, lleno de papeles y reflejando intensas horas de trabajo. Habia estantes repletos de libros, desde el suelo hasta el techo; diccionarios, enciclopedias, libros de referencia, documentos y paquetes que estaban apilados sobre las mesas y en la alfombra. Apenas parecia haber lugar para el viejo escritorio que estaba ubicado cerca de la ventana, lo mismo que para los archivos (todos cerrados con llave), el sofa y las dos o tres sillas.

Resollando por la caminata y la subida, el doctor Jeffries se acomodo detras del escritorio. George Wheeler y Naomi Dunn ya se habia buscado un lugar en el sofa, mientras que Randall habia acercado una silla para sentarse junto a los otros.

– Hummm, tal vez debi haberlos llevado al comedor de empleados para que charlaramos tomando un te -dijo el doctor Jeffries.

Wheeler levanto las manos.

– No, no, profesor; esto esta muy bien.

– Esplendido -dijo el doctor Jeffries-. Yo pense que la naturaleza de nuestra conversacion mas bien mereceria un poco de intimidad. Para empezar, debo decir que tengo pocas noticias que ofrecer acerca de nuestro joven senor don… hummm, Florian… Florian Knight. Su desconcertante comportamiento y su inaccesibilidad me han angustiado y apenado. No he podido localizarle a el, ni tampoco a su prometida, la senorita Valerie Hughes, desde que llame telefonicamente al barco anoche. Ustedes me preguntaron algo… ya olvide que… disculpen mi distraccion… algo inquirieron alla abajo acerca del doctor Knight, ?o no?

Wheeler se levanto del sofa y se mudo a una silla mas cercana al escritorio.

– Si, profesor. Olvide preguntarle algo anoche. ?Cual es esa repentina enfermedad que padece el doctor Knight? ?Que le sucede?

El doctor Jeffries se retorcio nerviosamente los bigotes.

– Yo tambien quisiera saberlo, George. La senorita Hughes no me lo explico, y practicamente no me dio oportunidad de preguntarselo. Solo dijo que a Florian le habia atacado una fiebre extremadamente alta y que habia tenido que recluirse en la cama. Su medico le habia indicado que lo que mas necesitaba era un prolongado periodo de descanso.

– Eso me da la idea de un colapso nervioso -dijo Wheeler, asintiendo con la cabeza hacia Randall-. ?Que cree usted, Steven?

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