– Yo tambien lo dudo -concordo Randall-. Bien, ?por donde empezamos?

– Por entrar -dijo Wheeler tomando a Randall por el brazo, pero sin moverse de su lugar-. Una cosa mas. Tenemos varias entradas aqui sobre la Warmoesstraat. Puede usted usar cualquiera de ellas. Puede utilizar la entrada principal del hotel, que esta detras de nosotros; pero si lo hace, siempre correra el riesgo, al cruzar el lobby, de toparse con alguien como ese Plummer saliendo del Prinses Beatrix Lounge o del Prinses Margriet Zalen o del Bar Americano, y de que lo demoren o lo acosen antes de que llegue usted a los ascensores. Claro esta que, cuando salga usted del ascensor, sera inspeccionado por nuestros guardias de seguridad. A decir verdad, Steven, preferiria que cualquier persona con tarjeta roja usara otra entrada.

– ?Que quiere decir con eso de tarjeta roja?

– Ya vera. La mejor entrada esta un poco mas arriba por Warmoesstraat.

Wheeler apreto mas fuertemente el brazo de Randall y lo empujo calle arriba, teniendo la tienda de departamentos a un lado y el hotel al otro. Llegaron a un letrero que decia: INGANG KLEINE ZALEN. La puerta giratoria estaba enmarcada por dos columnas de marmol verde-negro.

– Por aqui -dijo Wheeler.

Entraron por un angosto pasillo ubicado entre un pequeno cuarto a la izquierda y un cuarto mas grande a la derecha, ambos con las puertas totalmente abiertas. Un robusto guardia que cargaba pistola y cinturon con cartuchos y vestia uniforme veraniego de caqui, bloqueaba la entrada al cuarto mas grande.

– Alla arriba -dijo Wheeler- esta el corredor que conduce directamente a un ascensor. Muy bien, sera mejor que lo identifiquemos a usted con el inspector Heldering. -Distraidamente, Wheeler saludo al guardian y le dijo-: Heldering esta esperandonos.

El guardia se hizo a un lado y Wheeler empujo a Randall hacia la oficina de seguridad. Habia seis personas en el cuarto. Dos muchachas robustas estaban ocupadas trabajando con unos archivos. Dos bronceados jovenes con ropas de civiles aparentemente examinaban un mapa sobre una mesa. Un hombre de mayor edad, en mangas de camisa, que se agitaba sobre un pequeno tablero, estaba sentado dentro de un semicirculo formado por un equipo que incluia microfonos, tableros de botones de presion y un aparato televisor cuyas cuatro pantallas parecian captar la actividad que habia en los pasillos y corredores de los dos pisos superiores.

Cerca de ellos, sentado a una mesa-escritorio de laton y palisandro, un hombre delgado, pero fuerte, de unos cincuenta anos, de austero rostro holandes de pueblo, de Rembrandt, finalizaba una conversacion telefonica. Al frente de su escritorio, un letrero metalico lo identificaba como el Inspector J. Heldering.

Inmediatamente despues de colgar, Heldering se puso de pie y estrecho la mano de Randall, mientras Wheeler hacia las presentaciones.

Conforme los tres hombres tomaban asiento, el editor dijo a Randall:

– Steven, creo que querra concertar algunas entrevistas con el inspector Heldering, una vez que se haya usted instalado. El es un hombre pintoresco, y su labor aqui y en la ciudad es fantastica. Despues de que hayamos anunciado nuestro Nuevo Testamento Internacional, el publico puede sentir curiosidad acerca de como nos las arreglamos para mantenerlo en secreto durante tanto tiempo.

– Es muy probable que asi sea -dijo Randall-, siempre y cuando continuemos guardandolo en secreto. -Luego esbozo una sonrisa a Heldering-. Sin afan de ofenderlo, inspector, es solo que…

– Solo que a usted le preocupa que Cedric Plummer pueda colarsenos -dijo secamente Heldering-. No tema usted.

Randall se turbo.

– ?El senor Wheeler le hablo de mi encuentro con Plummer?

– Ni una palabra -dijo Heldering;-. De hecho, yo no sabia que el senor Wheeler tuviera conocimiento de su reunion con Cedric Plummer en el bar del «Hotel Amstel». Estaba yo a punto de preparar un informe acerca del incidente. De cualquier manera, usted se condujo admirablemente, senor Randall. Creo que usted le dijo que se fuera al diablo… y el le contesto que primero se iria al diablo todo este proyecto.

– Touche -dijo Randall con una sonrisa apenada-. ?Como lo averiguo?

El inspector Heldering paso su velluda mano por el aire.

– Eso no importa. Siempre tratamos de saber lo que nuestra gente hace. Quiza no siempre tengamos exito… Despues de todo, parece que el reverendo De Vroome ha sabido algo acerca de nuestro funcionamiento…, pero lo intentamos, senor Randall; en verdad que lo intentamos.

– Usted hara una buena historia -dijo Randall.

– Steven, todavia no ha escuchado usted ni la mitad -dijo Wheeler-. El inspector Heldering fue contratado por la Organizacion Internacional de Policia Criminal (Interpol) cuando esta fue reactivada en Paris en 1946, despues de la guerra. El estaba todavia con la Interpol… en realidad acababa de ser ascendido al puesto inmediatamente inferior al de secretario general de la Interpol, cuando logramos persuadirlo de que dejara su hermosa oficina en Saint- Cloud para tomar el mando del cuerpo de seguridad de Resurreccion Dos.

– No fue dificil tomar esa decision -dijo el inspector Heldering-. Con la Interpol, yo estaba realizando un trabajo humano. Importante. Con Resurreccion Dos, estoy haciendo un trabajo de Dios, divino. Mas importante.

«El trabajo de Dios con una pistola», penso Randall. Y dijo:

– Supongo que se muy poco acerca de la Interpol.

– Hay poco que saber -dijo Heldering-. Es una organizacion policiaca de veinte naciones que se proporcionan ayuda mutua para atrapar criminales internacionales. Yo estuve en la oficina principal de la Interpol en un suburbio en Paris, pero existen sucursales en mas de den paises… La sucursal en los Estados Unidos esta ligada con el Departamento del Tesoro; el Bureau en la Gran Bretana esta en Scotland Yard, y asi por el estilo. En Saint-Cloud teniamos en los archivos un millon de tarjetas de identificacion de criminales. Cada ficha contenia cerca de doscientas caracteristicas del criminal que estabamos buscando, bajo encabezados especificos como nacionalidad, raza, complexion, manera de andar, vicios, tatuajes, senas particulares, habitos, etcetera. En menor escala, he implantado el mismo sistema de identificacion en Resurreccion Dos. Mis expedientes contienen todo lo que debemos saber acerca de cada una de las personas empleadas aqui. Ademas, controlamos informacion similar acerca de aquellos periodistas, revolucionarios religiosos, extremistas y competidores que pudieran tener el deseo y la oportunidad de sabotear nuestro esfuerzo.

– Muy impresionante -admitio Randall.

Heldering asintio cortesmente.

– De hecho, senor Randall, tuve que averiguar todo lo posible acerca de su persona, antes de que esta oficina pudiera expedir un pase para usted. Era importantisimo conocer sus debilidades… el grado de su aficion a la bebida o a las drogas, el tipo de mujeres con las que cohabita… asi como sus puntos vulnerables… Saber si usted podria ser chantajeado en caso de que algo negativo se supiera acerca de su hija Judy, o si alguien revelara informacion personal acerca de su hermana Clare, o si alguien sedujera a la senorita Darlene Nicholson para que revelara intimidades de alcoba.

«Me lleva la chiganda -penso Randall-; le grand frere…. el Hermano Mayor, el Angel Guardian nos vigila.» Y luego dijo:

– Ya veo que nada es privado; nada es sagrado.

– Solo Resurreccion Dos -dijo el tranquilo de Heldering.

– Y bien -inquirio Randall con gesto de disgusto-, ?aprobe el examen? ?Califique con «A»?

– No del todo -dijo con seriedad Heldering, abriendo un cajon de la mesa y extrayendo una pequena tarjeta-. Saco usted una «B»; una tarjeta roja. Clasificacion «B». Pero aun asi, es de alta jerarquia; extremadamente alta. Vera usted…

– Yo le explicare -intervino Wheeler-. En cierto modo, basado en el sistema de la Interpol, el inspector ha establecido cinco clasificaciones de seguridad para todos los que estamos involucrados en Resurreccion Dos. La tarjeta roja, clasificacion «A», que significa acceso a todo, solo se me ha concedido a mi, a los otros cuatro editores y al senor Groat, el guardian. La tarjeta roja, clasificacion «B», proporciona acceso a todo, excepcion hecha de algunas posesiones en cierta area restringida. Las tarjetas de otros colores son para empleados con menores privilegios de acceso. Asi es que, como usted puede ver, Steven, el inspector lo considera un buen riesgo. Jerarquicamente, ha sido usted clasificado en la segunda categoria.

Randall echo un vistazo a Heldering.

– Y esa area restringida que menciono el senor Wheeler -dijo Randall-, ?cual es?

– La boveda de seguridad, construida en acero, que hay debajo de este hotel -dijo el inspector Heldering-, y de la cual el senor Groat es el guardian.

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