confortable apreton a su pesado portafolio y continuo andando tranquilamente por en medio del angosto camino que corria junto al canal Prinsen.

Despues de uno o dos minutos, Randall echo un vistazo sobre su hombro. Obedientemente, a unos quince metros, Theo mantenia el «Mercedes-Benz» avanzando lentamente tras de el.

«Esta bien -penso-; instrucciones, reglas.» Mientras tanto, la caminata le venia maravillosamente, y se sintio profundamente revivido.

Aqui todo era encantador, tranquilo, pacifico, despues del alboroto del dia. La tension le comenzaba a desaparecer de los musculos y los nervios de brazos y espalda. Varios automoviles minusculos estaban estacionados frente a parquimetros nocturnos. A uno de sus lados, en la oscura calle tenuemente sombreada por el debil alumbrado publico, habia hileras de casas de exquisito arcaismo, con breves escalones que conducian a las viejas puertas frontales; casas principalmente sin cortinas ni iluminacion, y casi sin senales de vida tras las ventanas. «Los buenos burgueses de Amsterdam -penso Randall-, se han acostado temprano.»

Al otro lado de el, visibles a traves del azul lechoso de la noche, no muy lejos de la angosta calle, estaban las quietas aguas del canal. Podia contemplar los botes anclados, algunos de los cuales eran atractivos barcos vivienda, con las luces interiores encendidas. En uno de ellos habia una nina en camison que paso frente a una ventana. Los reflejos de las luces del bote resplandecian tremulamente sobre el agua.

Mientras caminaba lentamente hacia el final del canal Prinsen, la mente de Randall recorrio vagamente los sucesos del dia. Penso en Darlene, y deseo que ella hubiera disfrutado de sus paseos por la ciudad. Penso brevemente en la reunion que habia tenido con su equipo, tanta gente joven, alerta y despierta. Y penso tambien en el almuerzo con los magnates editores y sus teologos; en el gran conflicto que habia debajo de un proposito comun. Y penso en Lori Cook. Esto condujo a su mente mas hacia atras, a su hija Judy, y penso cuanto deseaba que ella estuviera ahora con el y cuan molesta deberia estar su hija con motivo de la demanda de divorcio. Sin embargo, los rostros de aquellos que estaban involucrados en su vida… Judy, Barbara, Towery, McLoughlin, su padre, su madre, Clare, Tom Carey… todos parecian vagos y distantes en esa quieta noche.

Se detuvo brevemente, mientras un gato con manchas caminaba sin rumbo maullando frente a el y, justo en el momento en que reanudaba su caminata, las brillantes luces de un automovil le golpearon la cara, cegandolo momentaneamente. Instintivamente, se protegio los ojos y pudo vislumbrar la figura del vehiculo que habia virado sobre esta calle viniendo de direccion del rio, y que ahora se dirigia calle abajo, hacia donde el estaba, a una velocidad acelerada.

Paralizado durante unos segundos por lo inesperado, Randall vio como el sedan negro se precipitaba hacia el mas y mas amenazante, agrandandose para atropellado. ?Que, no lo habia visto ese estupido maldito? ?O no habia visto a Theo detras de el? El monstruoso auto casi le daba alcance, cuando los zancos que Randall tenia por piernas volvieron a la vida. Comenzo a irse hacia atras, como un cangrejo, poniendose fuera del camino del veloz vehiculo, pero el brillo implacable de las luces amarillas lo seguia.

Entonces vio que el auto se habia desviado directamente hacia el y, acercandose rapidamente, casi lo atropellaba. Pronta y confusamente se dirigio hacia el canal en un intento por salvarse, pero entonces tropezo y empezo a caerse, el portafolio se le escapo del puno y abrio las palmas de las manos para protegerse el cuerpo al caer sobre el pavimento que se le venia encima.

Randall cayo de frente, cuan largo era. Tumbado, sin aliento, dolorido, espero a que el coche pasara. Pero, a cambio de eso, hubo un patinazo y el chirrido de los frenos y las llantas sobre el cemento. Randall rodo hacia un lado justo a tiempo para ver que el pequeno sedan patinaba quedando completamente de lado frente al «Mercedes», obligando a Theo a frenar repentinamente.

Postrado como estaba, Randall pudo distinguir que un hombre que usaba una gorra con visera, el chofer, abandonaba el sedan y de un tiron abria la puerta de Theo. De inmediato, Randall dirigio su atencion hacia otra figura, un segundo hombre, mientras la puerta trasera del vehiculo se abria de golpe. Un hombre sin cabello, sin rostro… grotesco, aterrador… un hombre con una media apretadamente colocada sobre la cabeza… habia salido y se alejaba apresuradamente del auto, pero no hacia Randall, sino hacia un objeto que estaba en la calle, detras del automovil.

En ese instante, Randall sintio que se le helaba el corazon.

El objeto que yacia alli tirado era su portafolio.

Todos los nervios de su cuerpo lo impulsaron a ponerse de pie. Empujandose hacia arriba recupero la verticalidad. Luego se tambaleo, sus rodillas doblandosele como goznes, y se agarro de un parquimetro para mantener el equilibrio.

La monstruosa y repelente figura, con su grotesco craneo envuelto en una placenta de nylon, habia levantado el portafolio y estaba dando la vuelta para regresar a su auto.

Los ojos de Randall buscaron a su protector tras el volante del «Mercedes»; pero Theo no estaba alli. Theo no se veia por ninguna parte. El otro atacante, el chofer con la gorra, estaba otra vez dentro del sedan negro, abriendose camino frente a la limusina «Mercedes» y dirigiendo su automovil hacia abajo, sobre la vacia calle. Y su complice, portafolio en mano, casi habia llegado al sedan.

– ?Suelte eso! -grito Randall-. ?Policia! ?Policia!

Luego, salto hacia delante. El otro tipo habia alcanzado la puerta abierta, haciendo una pausa antes de entrar, cuando Randall rapidamente acorto la distancia que habia entre ellos y se lanzo sobre el hombre, derribandole por las rodillas. Contra el hueso de la mejilla sintio el impacto de los toscos pantalones y las duras piernas del ladron, y pudo oir un sofocado grito mientras ambos daban un bandazo contra la puerta del auto y luego caian sobre la calle.

Frenetico, Randall dejo a su adversario, arrastrandose precipitadamente sobre manos y rodillas para recuperar el portafolio. Su mano alcanzo a tocar la suave piel del maletin cuando una fuerza demoledora lo golpeo directamente sobre la espalda y unos dedos lo tomaban por la garganta, estrangulandolo. Randall tiro violentamente de las garras y comenzo a gritar a todo pulmon. Tratando de hacer palanca para liberarse, tratando de golpear a la figura que tenia detras, se percato vagamente, por encima del sonido de los jadeos y resoplidos, de un sonido extrano y penetrante.

Era un silbato que se iba haciendo mas audible, mas cercano, mas sonoro.

Randall escucho un angustiado grito que provenia del sedan.

– De politie… de politie komt! Ga in de auto! Wij moeten blub weggaan!

De repente, sintiendose liberado y aliviado, echo la cara hacia delante. Las garras ya no estaban en su garganta; los punos se habian ido ya. Esforzandose por arrodillarse, agarro su portafolio y lo abrazo contra el pecho. La puerta del auto se cerro violentamente detras de el. El motor acelero, la caja de velocidades crujio y las llantas patinaron contra el pavimento. Ligeramente tambaleante y todavia de rodillas, Randall miro sobre su hombro. El auto se habia alejado como un cohete, evaporandose, engullido por la noche.

Todavia con vertigos, Randall intento levantarse y fracaso. Despues, gradualmente, se percato de que unos brazos fuertes lo habian tomado por las axilas y que alguien lo estaba ayudando a ponerse de pie. Giro la cara para darse cuenta de que la persona que lo asistia vestia una gorra de oficial, de color azul marino y con una visera, y tenia un rostro amplio, sonrojado y preocupado; el resto de su uniforme consistia en una chaqueta azul pizarra, pantalones azul oscuro, un silbato colgando de una cadena, una placa de metal, una cachiporra y una pistola como la que usaba el senor Groat. La placa de metal… Un policia holandes. Y corriendo venia otro policia, con identico uniforme. Los guardianes estaban intercambiando palabras que Randall no podia entender.

Bamboleandose, Randall vio por fin a Theo, palido y sin aliento, que mientras se sobaba el magullado cuello se abria paso entre los policias, hablandoles rapidamente en holandes.

– Senor Randall, senor Randall -gemia Theo-, ?esta usted lastimado?

– Estoy bien; perfectamente bien -dijo Randall-. Solo muy asustado, eso es todo. ?Que paso con usted? Lo busque…

– Intente ayudarlo… trate de sacar el revolver del compartimento de guantes… pero la cerradura se atoro y antes de que yo pudiera… uno de ellos me agarro por detras, me golpeo tan fuertemente que me noqueo y cai sobre el asiento. ?Tiene usted su portafolio? Ah, bueno; bueno.

Randall se percato de la presencia de un «Volkswagen» blanco, que traia una luz azul sobre el techo y la insignia policiaca pintada sobre la puerta, estacionandose frente al «Mercedes» de Theo. Un oficial llamo al policia que estaba sosteniendo a Randall del brazo.

– Vrag hem wat voor een auto het was et hoe veel waren daar -el policia se volvio hacia Randall, y le dijo en un ingles perfecto-: El sargento desea saber la marca del automovil y el numero de sus

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