la mano hacia el llano que ahora se llenaba seguramente de charcos semejantes a heridas.

– ?Lloras por el aeropuerto? -me pregunto papa enfurecido.

Yo dije que si con la cabeza. Su cara se desencajo. -?Desgracia de nino! -dijo mama-. Crei que estabas enfermo.

Se quedaron un rato en el salon torturandome con su silencio. Papa estaba cenudo y mama desconcertada. Unicamente la abuela se movia a mis espaldas, murmurando continuamente.

– ?Dios mio!; ?que tiempos tan horribles! ?Los ninos llorando por los aeroplanos! ?Dios mio! ?que presagios tan funestos!

?Que era aquella nostalgia dispersa de un extremo a otro del espacio repleto de lluvia? El campo desertico estaba alli lleno de pequenos charcos. A veces creia oir su ruido. Corria hacia la ventana, pero en el horizonte no habia mas que nubes inutiles.

?No lo habran derribado y agoniza ahora en alguna ladera con el esqueleto de las alas encogido bajo la panza? Habia visto una vez en el campo las largas extremidades de un pajaro muerto. Los huesos eran finos, lavados por la lluvia. Una parte estaba cubierta de barro.

?Donde estaria?

Sobre el campo, que antes mantenia vinculos con el cielo, erraba ahora algun giron de niebla.

Un dia volvieron a soltar las vacas. Se movian lentamente, como manchas calladas de color cafe, rebuscando las ultimas briznas de hierba en los margenes de la pista de asfalto. Por primera vez senti odio contra las vacas.

La ciudad cansada y sombria habia pasado varias veces de las manos de los italianos a las de los griegos, y viceversa. Bajo la indiferencia general se cambiaban las banderas y el dinero. Nada mas.

FRAGMENTO DE CRONICA

… el cambio de moneda. El leke albanes y la moneda italiana, la lira, quedan fuera de circulacion. La unica moneda de curso legal sera de ahora en adelante el dracma griego. El plazo para el cambio es solo de una semana. Ayer se abrio la prision. Los encarcelados, tras mostrar su agradecimiento a las autoridades griegas, se marcharon cada uno por su cuenta. Ordeno la supresion de la oscuridad obligatoria desde el dia de hoy. Ordeno la imposicion del toque de queda desde las 6 de la tarde hasta las 6 de la manana. El comandante de la plaza: Katantzakis. Nacimientos. Casamientos. Defunciones. D. Kasoruho e I. Grapshi han tenido un varon. Th…

FRAGMENTO DE CRONICA

… ir: el restablecimiento de la oscuridad obligatoria para toda la ciudad. Ordeno la suspension del toque de queda. Ordeno la reapertura de la prision y el regreso de los condenados para el cumplimiento de las penas. El comandante de la plaza, Bruno Archivocale. Apresurense a realizar el cambio de moneda. La moneda griega, el dracma, queda fuera de circulacion. Las unicas monedas de curso legal son el leke albanes y la lira italiana. Lista de los muertos en el bombardeo de ayer: B. Dobi, L. Maksut, S. Kalivopulli. Z. Zazan, L.

IX

La primera semana de noviembre, cuatro dias despues del abandono del aeropuerto, se marcharon los ultimos italianos. La ciudad quedo sin gobierno. La situacion duro cuarenta horas. A las dos de la madrugada entraron los griegos. Permanecieron unas setenta horas y nadie los vio. Todos los postigos de las ventanas estaban cerrados. Nadie salio a la calle. Los mismos griegos se movian, al parecer, de noche. El jueves a las diez de la manana, bajo una lluvia helada, volvieron a entrar los italianos. Estos permanecieron treinta y una horas. Seis horas despues de su marcha entraron otra vez los griegos. La segunda semana de noviembre se repitio practicamente la misma operacion. Volvieron a entrar los italianos. Esta vez se quedaron alrededor de sesenta horas. Los griegos entraron inmediatamente despues de su marcha y pasaron la manana y la tarde del viernes en la ciudad, pero el sabado por la manana la ciudad amanecio completamente abandonada. Los griegos se habian ido. Los italianos, quien sabe por que, no habian vuelto. Tampoco los griegos. En esta situacion transcurrieron el sabado y el domingo. El lunes por la manana se oyeron en la calle, donde durante varios dias no se habia percibido ninguna presencia humana, los pasos de alguien. A ambos lados, las mujeres abrieron las ventanas con precaucion: pasaba Llukan Burgamadhi. Llevaba sobre el hombro derecho la vieja manta de color cafe y en la mano un hatillo con pan y queso. Parecia regresar a casa. -?Eh, Llukan! -grito desde su ventana la mujer de Bido Sherif.

– Estaba alli -dijo Llukan, senalando la fortaleza con la mano-; fui a presentarme, pero ya ves, la carcel no funciona.

Su voz sonaba casi triste. El cambio reiterado de poderes habia interrumpido su ultimo encarcelamiento y, aparentemente, eso lo disgustaba.

– Asi que no hay ni griegos ni italianos.

– Yo no se nada de griegos ni de italianos -dijo Llukan enojado-. Solo se que la carcel no funciona. Las puertas estan abiertas. Es para echarse a llorar.

Alguien le pregunto algo mas, pero Llukan no respondio. Continuo con sus maldiciones.

– ?Tiempo infame en un lugar infame! Ni en. la carcel se puede estar; ?como voy a perder el tiempo arriba y abajo yendo todos los dias a lo alto de la fortaleza y volviendome otra vez con las manos vacias? Pasan los dias y mi condena no se cumple. Todos mis planes se van al garete. Bien dicen: Italia piojosa, ignorante. ?Ah, lo que me ha contado un companero de las carceles de Escandinavia! ?Eso si que son carceles! Entra uno en buen orden y sale en buen orden. Con plazos fijos, con papeles en regla. No se abren las puertas a tiempo y a destiempo como en una casa de putas.

Las mujeres cerraron los postigos rapidamente, pues Llukan Burgamadhi empezaba a utilizar palabras obscenas. Solo la madre de Aqif Kaxahu, que estaba sorda, permanecio en la ventana y replico a Llukan.

– Asi es, desdichado, asi es. Tienes razon para enfadarte, hijo. ?Desgraciado tu que no has visto un solo dia feliz! Toda la vida pudriendote en las carceles. Los gobiernos cambian, pero tu sigues encerrado.

Los pasos de Llukan Burgamadhi se alejaron y la calle quedo nuevamente solitaria. El gato de Nazo atraveso corriendo el empedrado. La gata joven de dona Pino salio al tejadillo de la entrada para espiarlo. Cerca de la hora de la comida paso un perro desconocido. Por la tarde, a excepcion de un pordiosero, no hubo ningun movimiento.

Al dia siguiente por la manana, cuando Llukan Burgamadhi volvio otra vez de la carcel mascullando insultos, con la manta al hombro y el talego de la comida en la mano, todos supieron que comenzaban los dias sin gobierno.

Se abrieron las primeras puertas. La calle fue animandose poco a poco. Hubo quien se aventuro hasta el centro de la ciudad, donde la taberna «Addis Abeba» estaba abierta. En la plaza, el viento impulsaba contra los muros girones de periodico. Habia latas vacias por el suelo. El edificio del ayuntamiento resultaba sombrio con las puertas y las ventanas cerradas. Algunas personas rebuscaban en torno a unos cajones vacios y abandonados, sobre los que podian distinguirse unas letras latinas y griegas, escritas en negro. En el pedestal del unico monumento de la ciudad se veian pegados, unos sobre otros, los bandos de los comandantes italiano y griego. Estaban medio rasgados. Alguien encajaba cuidadosamente algunos fragmentos: «Tzakis», «Kat», «K», «NT». La persona en cuestion, con las solapas de la chaqueta alzadas, balanceaba con insistencia la cabeza, pues al parecer no lograba componer palabras completas. El viento frio le arrancaba de las manos los pedazos de papel.

Aquellos carteles, rotos por la lluvia y el viento, era lo unico que habia quedado del ajetreo de los ultimos

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