– He cometido un error. No deberia haberte llamado.
– Aimee, vuelve al coche. No estas segura aqui fuera.
– Vas a contarselo a mis padres.
– No lo hare. Lo prometo.
Ella dejo de correr y despues se paro. Pasaron mas coches zumbando por la Ruta 4. El empleado de la gasolinera les miro y abrio los brazos en un gesto de desesperacion. Myron levanto un dedo como indicando que necesitaban un minuto.
– Lo siento -dijo Myron-. Solo me preocupa tu bienestar. Pero tienes razon. Hice una promesa. La mantendre.
Aimee todavia tenia los brazos cruzados. Le miro con los ojos entornados, de ese modo que solo pueden mirar los adolescentes.
– ?Lo juras?
– Lo juro -dijo el.
– ?No mas preguntas?
– No.
Volvio al coche.
Myron la siguio. Dio su tarjeta al empleado y despues se marcharon.
Aimee le dijo que cogiera la Ruta 7 Norte. Habia tantos centros comerciales, tantos grandes almacenes, que parecia una sola linea continua. Myron recordaba que su padre, siempre que pasaban frente al centro comercial de Livingston, meneaba la cabeza, senalaba y se quejaba: «?Fijate cuantos coches! Si la economia va tan mal, ?por que hay tantos coches? El aparcamiento esta lleno. Fijate».
Los padres de Myron vivian actualmente en una comunidad vigilada cerca de Boca Raton. Su padre habia vendido por fin la ferreteria de Newark y ahora se pasaba la vida maravillandose con lo que la mayoria de personas llevaban haciendo anos: «Myron, ?Has estado en Staples? Por Dios, tienen toda clase de papeles y plumas. Y precios especiales. No quiero ni hablar de ello. He comprado dieciocho destornilladores por menos de diez dolares. Siempre que voy compro tantas cosas, que le digo al hombre de la caja, no veas como se rie, Myron, siempre le digo, 'he ahorrado tanto dinero que estoy en bancarrota'».
Myron miro de soslayo a Aimee. Recordaba sus anos de adolescencia, la guerra que es la adolescencia, y penso en todas las veces que habia enganado a sus padres. Habia sido un buen chico. No se metia en lios, sacaba buenas notas, estaba bien considerado por su destreza en el baloncesto, pero habia ocultado cosas a sus padres. Todos los chicos lo hacen. Tal vez era saludable. Los ninos que estan demasiado vigilados, que estan bajo la constante vigilancia de los padres, son los que acaban saliendo por la tangente. Todos necesitan una salida. Hay que dejar sitio a los chicos para que se rebelen. Si no, la presion no para de aumentar hasta que…
– Coge esa salida -dijo Aimee-. Linwood Avenue West.
Hizo lo que le decia. Myron no conocia bien la zona. Nueva Jersey es una serie de pueblecitos. Solo se llega a conocer bien el propio. El era un chico del condado de Essex. Aquello era Bergen. Se sentia fuera de su elemento. Cuando se pararon en un semaforo, suspiro y se recosto en el asiento, y aprovecho el movimiento para mirar bien a Aimee.
Parecia joven, angustiada e indefensa. Myron penso en lo ultimo un momento. Indefensa. Se volvio y la miro a los ojos, y encontro un desafio en ellos. ?Indefensa era la palabra correcta? Por estupido que fuera pensarlo, ?cuanto jugaba el sexismo en eso? Pongamonos chauvinistas un momento. Si Aimee fuera un chico, por ejemplo un muchachote del equipo de futbol del instituto, ?estaria tan preocupado?
La verdad era que la trataba de forma diferente porque era una chica.
?Eso estaba bien o era presa de una tonteria de correcciones politicas?
– Coge la siguiente a la derecha, despues a la izquierda hasta el final de la calle.
Asi lo hizo. Pronto se vieron metidos en un laberinto de casas. Ridgewood era un pueblo antiguo pero grande, con arboles en las calles, casas victorianas, calles serpenteantes, colinas y valles. La geografia de Jersey. Los suburbios eran piezas de rompecabezas, interconectadas, con partes metidas dentro de otras partes, pocos limites claros o angulos rectos.
Le guio por una calle en cuesta, hacia abajo por otra, a la izquierda, despues a la derecha, y despues otra vez a la derecha. Myron obedecio en piloto automatico, con los pensamientos en otra parte. Intento elaborar algo correcto que decir. Aimee habia estado llorando, de eso estaba seguro. Parecia en cierto modo traumatizada, pero a su edad, ?no es todo un trauma? Probablemente se habia peleado con su novio, el tal Randy que habia mencionado en el sotano. Quizas el tal Randy la habia dejado. Los chicos hacian esas cosas en el instituto. Se dedicaban a romper corazones. Les hacia sentirse hombres.
Se aclaro la garganta y probo algo informal.
– ?Sigues saliendo con Randy?
Respuesta de ella:
– La siguiente a la izquierda.
La obedecio.
– La casa esta alli, a la derecha.
– ?Al final del callejon sin salida?
– Si.
Myron paro enfrente. La casa estaba cerrada y totalmente a oscuras. No habia farolas. Myron parpadeo un par de veces. Todavia estaba cansado, tenia el cerebro mas nublado de lo que deberia a consecuencia de la fiesta. Penso en Esperanza un momento, en lo bonita que estaba, y, por egoista que pareciera, volvio a pensar como cambiaria las cosas el matrimonio.
– No parece que haya nadie -dijo.
– Stacy estara durmiendo. -Aimee saco una llave-. Su dormitorio esta junto a la puerta trasera. Siempre entro por ahi.
Myron apago el motor.
– Te acompano.
– No.
– ?Como sabre que estas a salvo?
– Te hare una senal.
Otro coche paso por la calle. Los faros deslumbraron a Myron por el retrovisor. Se tapo los ojos con la mano. Que raro, penso, dos coches en esa calle a esas horas de la noche.
Aimee le llamo la atencion.
– ?Myron?
El la miro.
– No les digas nada de esto a mis padres. Se pondrian como locos.
– No se lo dire.
– Las cosas… -Callo, miro por la ventana hacia la casa-. Las cosas no van demasiado bien con ellos ahora mismo.
– ?Con tus padres?
Ella asintio.
– Sabes que eso es normal, ?no?
Ella volvio a asentir.
Myron tenia que tratarla con guantes de seda.
– ?Puedes contarme algo mas?
– Es solo que… no haria mas que crear tension. Que se lo cuentes, quiero decir. No se lo cuentes, ?vale?
– Vale.
– Manten tu promesa.
Despues, Aimee bajo del coche. Fue corriendo hacia la puerta de atras. Desaparecio detras de la casa. Myron espero. Volvio a salir. Le sonrio y le hizo un gesto de que todo iba bien. Pero habia algo en aquel gesto que no encajaba.
Myron estaba a punto de bajar del coche, pero Aimee le detuvo meneando la cabeza. Despues se dirigio al jardin de atras y la noche la engullo.