– Buenas tardes, soy Erik Biel, el padre de Aimee Biel. Me gustaria hablar con ella si esta aqui.

Su cara no cambio. Su voz no cambio. Pero Claire vio que apretaba mas fuerte el telefono y sintio que algo se hundia muy dentro de su pecho.

12

Myron tenia dos pensamientos semicontradictorios sobre Miami. Uno, el tiempo era tan hermoso que podria haberse ido alli. Dos, el sol… Hacia demasiado sol. Todo era demasiado brillante. Incluso en el aeropuerto tuvo que entornar los ojos.

Eso no era un problema para los padres de Myron, los queridos Ellen y Al Bolitar, que llevaban enormes gafas de sol que se parecian sospechosamente a gafas de soldador, pero sin tanto estilo. Le esperaban los dos en el aeropuerto. El les habia pedido que no fueran, que ya tomaria un taxi, pero su padre habia insistido: «?No te recojo siempre en el aeropuerto? ?Recuerdas cuando volviste de Chicago despues de aquella tormenta?».

– De eso hace dieciocho anos, papa.

– ?Y que? ?Crees que he olvidado el camino?

– Eso fue en el aeropuerto de Newark.

– Dieciocho minutos, Myron.

Myron cerro los ojos.

– Me acuerdo.

– Dieciocho minutos exactamente.

– Me acuerdo, papa.

– Eso es lo que tarde en ir de casa a la Terminal A del aeropuerto de Newark. Lo cronometre, ?recuerdas?

– Lo recuerdo, si.

Y ahi estaban los dos, con bronceados y manchas de vejez recientes. Cuando Myron bajo la escalera, su madre se acerco rapidamente y abrazo a su hijo como si fuera un prisionero de guerra de vuelta a casa en 1974. Su padre se quedo atras sonriendo con satisfaccion. Myron abrazo a su madre. Le parecio mas pequena. Eso era lo que sucedia en Miami. Tus padres se marchitaban y encogian y oscurecian, como cabezas menguantes gigantes.

– Vamos a por tu equipaje -dijo su madre.

– Lo tengo aqui.

– ?Eso es todo? ?Una bolsa?

– Solo me quedo una noche.

– Aun asi.

Myron la miro a la cara y despues le miro las manos. Cuando vio que el temblor era mas acusado, sintio una punzada en el pecho.

– ?Que? -dijo ella.

– Nada.

Su madre sacudio la cabeza.

– Siempre has sido un mal mentiroso. ?Recuerdas aquella vez que Tina Ventura y tu dijisteis que no pasaba nada? ?Crees que no lo sabia?

Primer ano en el instituto. Pregunta a tus padres que hicieron ayer y no se acordaran. Preguntales cualquier cosa de su juventud, y es como si vieran las reposiciones por las noches.

Myron levanto las manos como si se rindiera.

– Me has pillado.

– No te hagas el listo. Y eso me recuerda…

Se acercaron al padre. Myron le beso en la mejilla. Siempre lo hacia. Nunca eres demasiado mayor para eso. La piel estaba mas suelta. El aroma a Old Spice seguia alli, pero mas debil de lo normal. Habia algo mas, otro olor, y Myron penso que era el olor a viejo. Fueron hacia el coche.

– A ver si adivinas a quien me encontre -dijo su madre.

– ?A quien?

– A Dotte Derrick. ?Te acuerdas de ella?

– No.

– Por supuesto que si. Tenia aquella cosa, aquel como-se-llame, en el patio.

– Ah, si. Ella. Con aquella cosa.

No tenia ni idea de a quien se referia, pero asi era mas facil.

– Bueno, el caso es que vi a Dotte el otro dia y nos pusimos a hablar. Ella y Bob se mudaron aqui hace cuatro anos. Tienen una casa en Fort Lauderdale, pero Myron, es horrible. No se le ha hecho ninguna reforma. Al, ?como se llama ese sitio de Dotte? Sunshine Vista, o algo asi, ?no?

– ?Que mas da? -dijo su padre.

– Gracias por la ayuda. En fin, ahi es donde vive Dotte. Y es un lugar espantoso. Esta hecho polvo. Al, ?a que la casa de Dotte esta hecha polvo?

– Al grano, El -dijo su padre-. Ve al grano.

– Ya voy, ya voy. ?Por donde iba?

– Dotte no se que -dijo Myron.

– Derrick. Te acuerdas de ella, ?no?

– Muy bien -dijo Myron.

– Bien, bien. En fin, Dotte todavia tiene primos en el norte. Los Levine. ?Te acuerdas de ellos? No hay razon para que los hayas olvidado. En fin, uno de los primos vive en Kasselton. Sabes donde esta Kasselton, ?no? Jugabas contra ellos en el instituto…

– Se donde esta Kasselton.

– No te pongas asi.

Su padre abrio los brazos desesperado.

– Al grano, El. Ve al grano.

– Vale, perdona. Tienes razon. Cuando tienes razon, tienes razon. Asi que para abreviar…

– No, El, tu jamas has abreviado nada -dijo su padre-. Vaya, tu conviertes una historia corta en larga. Pero jamas, jamas has abreviado una historia.

– ?Puedo decir algo, Al?

– Como si alguien pudiera detenerte. Como si una ametralladora o un tanque del ejercito pudieran detenerte.

Myron no pudo evitar sonreir. Senoras y senores, les presento a Ellen y Alan Bolitar, o, como solia decir mama: «Somos El Al, ya sabes, como las lineas aereas israelies».

– Bueno, en fin, estaba hablando de Dotte de esto y aquello. Ya sabes, lo normal. Los Ruskin se mudaron. Gertie Schwartz tuvo piedras. Antonietta Vitale, que es una preciosidad, se caso con un millonario de Montclair. Ese tipo de cosas. Y entonces Dotte me dijo… Dotte me dijo, por cierto, no me lo dijiste tu, Dotte me dijo que estas saliendo con una mujer.

Myron cerro los ojos.

– ?Es verdad?

El no dijo nada.

– Dotte dijo que salias con una viuda con seis hijos.

– Dos hijos -dijo Myron.

Su madre se paro y sonrio.

– ?Que?

– Te pille.

– ?Eh?

– Si hubiera dicho dos hijos, tu lo habrias negado. -Su madre agito un dedo triunfal-. Pero sabia que si decia seis, reaccionarias. Asi que te he pillado.

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