Erin estaba blanca.

– Soy Lance Banner, detective de policia de Livingston. El es John Greenhall, detective de Kasselton.

– ?Que sucede?

– Querriamos hacerles unas preguntas, si no les importa.

– ?Sobre que?

– ?Podemos pasar?

– Primero quiero saber a que han venido.

– Queriamos hacerles unas preguntas sobre Myron Bolitar -dijo Banner.

Ali asintio, intentando adivinar de que iba aquello. Se volvio hacia su hija.

– Erin, sube un momento y dejame hablar con estos policias, ?de acuerdo?

– Disculpe, senora.

Era Banner.

– ?Si?

– Las preguntas que queremos hacer -dijo, cruzando la puerta e indicando a Erin con la cabeza- tambien son para su hija.

Myron estaba en el dormitorio de Aimee.

La casa de los Biel quedaba a poca distancia a pie de la suya. Claire y Erik habian vuelto en coche antes que el. Myron hablo con Win unos minutos y le pidio que averiguara lo que tenia la policia sobre Katie Rochester y Aimee. Despues les siguio caminando.

Cuando Myron entro en la casa, Erik ya se habia ido.

– Esta dando vueltas en coche -dijo Claire, acompanandole por el pasillo-. Cree que si va a los sitios que frecuentaba, la encontrara.

Se pararon frente a la puerta de Aimee. Claire la abrio.

– ?Que buscas? -pregunto ella.

– No tengo ni idea -dijo Myron-. ?Conocia Aimee a una chica llamada Katie Rochester?

– Es la otra chica desaparecida, ?no?

– Si.

– No lo creo. De hecho, se lo pregunte cuando salio en las noticias.

– Ya.

– Aimee dijo que la habia visto por ahi pero que no la conocia. Katie iba al instituto en Mount Pleasant. Aimee iba al Heritage. Ya sabes como va.

Lo sabia. Cuando se llegaba al instituto, los vinculos ya estaban solidificados.

– ?Quieres que haga unas llamadas y pregunte a sus amigos?

– Podria ser util.

Ninguno de los dos se movio durante un rato.

– ?Quieres que te deje solo? -pregunto Claire.

– Ahora mismo, si.

Ella se marcho y cerro la puerta. Myron echo un vistazo. Habia dicho la verdad -no tenia ni idea de lo que estaba buscando- pero imaginaba que aquel podia ser un buen primer paso. Era una adolescente. Tenia que tener secretos en su habitacion, ?no?

Tambien se sentia bien estando alli. Desde que habia hecho su promesa a Claire, toda su perspectiva habia empezado a cambiar. Sus sentidos estaban extranamente afinados. Hacia tiempo que no hacia esto -investigar- pero el musculo de la memoria se puso en marcha e hizo efecto. Estar en la habitacion de la chica hizo que todo volviera. En el baloncesto, tienes que llegar a la zona para hacer lo que sabes. En esta clase de cosas, la sensacion era similar. Estar alli, en la habitacion de la victima, lo desencadenaba. Le situaba en la zona.

Habia dos guitarras en la habitacion. Myron no sabia nada de instrumentos, pero era evidente que una era electrica y la otra acustica. Un poster de Jimi Hendrix en la pared. Puas de guitarra clavadas en bloques de plastilina. Myron los leyo. Eran puas de coleccionista. Una pertenecia a Keith Richards, otras a Nils Lofgren, Erik Clapton, Buck Dharma.

Sonrio. La chica tenia buen gusto.

El ordenador seguia encendido, con un salvapantallas de un acuario. El no era un experto, pero sabia lo suficiente para empezar. Claire le habia dado la contrasena de Aimee y le habia dicho que Erik habia revisado sus mensajes. De todos modos echo un vistazo. Se conecto e introdujo la contrasena.

Si, todos los mensajes habian sido borrados.

Busco Windows Explorer y puso los archivos por orden cronologico, para ver en que habia trabajado recientemente. Aimee habia estado componiendo canciones. Penso en esa joven tan creativa y en donde estaria ahora. Echo una ojeada a los documentos de texto mas recientes. Nada especial. Intento ver sus descargas. Habia algunas fotografias recientes. Las abrio. Ella con un grupo de companeros de escuela, penso. No habia nada especial en ellos a primera vista, pero tal vez Claire podia encontrar algo.

Sabia que los adolescentes perdian el seso por los mensajes instantaneos en linea. Desde la calma relativa de sus ordenadores, mantenian conversaciones con docenas de personas, a veces al mismo tiempo. Myron conocia a muchos padres que se lamentaban de esto, pero en sus tiempos se habian pasado horas al telefono cotilleando unos con otros. ?Era peor el correo electronico?

Saco su lista de companeros. Habia al menos cincuenta nombres en la pantalla como SpazaManiacJackII, MSGWatkins y YoungThang Blaine 742. Los imprimio. Haria que Claire y Erik los repasaran con algunas de las amigas de Aimee, a ver si algun nombre se salia de lo normal, si alguno era desconocido. Era un tiro a ciegas, pero les mantendria ocupados.

Solto el raton del ordenador y se puso a buscar a la antigua usanza. Primero la mesa. Miro en los cajones. Boligrafos, papeles, blocs de notas, pilas de recambio, un monton de cedes de programas de ordenador. Nada personal. Habia varias facturas de un lugar llamado Planet Music. Myron miro las guitarras. Tenian adhesivos de Planet Music en la parte posterior.

Menudo hallazgo.

Paso al siguiente cajon. Mas de nada.

En el tercer cajon algo le llamo la atencion. Metio la mano y lo levanto suavemente para verlo mejor. Sonrio. Protegida con un plastico… estaba la tarjeta de baloncesto de novato de Myron. Se miro a si mismo de joven. Myron recordaba la sesion de fotos. Habia posado en varias posturas absurdas -saltando, fingiendo un pase, en la antigua posicion «triple amenaza»- pero se decidieron por una de el agachandose y regateando. El fondo era un campo vacio. En la foto llevaba su jersey verde de los Boston Celtics, una de las pocas veces que se lo habia puesto en su vida. La empresa de cromos habia impreso varios miles antes de su lesion. Ahora eran objetos de coleccionista.

Era agradable saber que Aimee tenia uno, aunque no estaba seguro de lo que podia deducir de ello la policia.

Lo devolvio al cajon. Ahora sus huellas estarian alli, pero de hecho estarian por toda la habitacion. Daba igual. Siguio. Queria encontrar un diario. Eso es lo que pasaba siempre en las peliculas. La chica lleva un diario, y escribe sobre su novio secreto y su doble vida y todo eso. Eso funcionaba en la ficcion. En la vida real a el no le sucedia.

Encontro un cajon con ropa interior. Se sintio fatal pero persevero. Si ella pensaba esconder algo, ese podia ser el lugar. Pero no habia nada. Su gusto parecia el normal en una adolescente sana de su edad. Los sujetadores eran vulgares. Sin embargo en el fondo encontro algo especialmente picante. Lo saco para mirarlo. Llevaba una etiqueta de Bedroom Rendezvous, una tienda de lenceria del centro comercial. Era blanco, transparente, y parecia algo salido de una fantasia con enfermeras. Fruncio el ceno y no supo que pensar.

Habia algunas munecas de cabeza oscilante. Un iPod con auriculares blancos sobre la cama. Comprobo la musica. Tenia a Aimee Mann. Se lo tomo como una pequena victoria. El le habia regalado Lost in Space de Aimee Mann hacia unos anos pensando que el nombre despertaria su interes. Ahora tenia cinco cedes de Aimee Mann. Le gusto.

Habia fotografias pegadas a un espejo. Eran todas fotos de grupo: Aimee con una serie de amigas. Dos del equipo de voleibol, una en la pose clasica y otra de celebracion habiendo ganado la competicion. Varias de su banda de rock del instituto con ella a la guitarra. Miro su cara tocando. Su sonrisa era conmovedora, pero ?que

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