– En eso acierta.

– Jake.

– ?Que?

– ?Estan en casa sus hijos? -pregunto Myron.

– ?Por que? ?Que tiene que ver?

– Mire, Lorraine ya sabe que es usted poco hombre -dijo Myron, sin moverse ni un centimetro-, pero no me gustaria patearle el culo delante de sus hijos.

La respiracion de Jake se convirtio en una risa. No retrocedio, pero tenia problemas para mantener el contacto ocular.

– Ah, no vale la pena.

Myron levanto los ojos al cielo, pero reprimio lo de «esta es la proxima linea del guion». Un poco de madurez.

– Ademas, mi hijo habia roto con esa furcia.

– Con furcia se refiere…

– A Aimee. La dejo.

– ?Cuando?

– Hace tres o cuatro meses. Habia terminado con ella.

– Fueron a la fiesta de fin de curso juntos la semana pasada.

– Eso fue de cara a la galeria.

– ?De cara a la galeria?

Se encogio de hombros.

– No me sorprende lo ocurrido.

– ?Por que dice eso, Jake?

– Porque Aimee no valia nada. Era una furcia.

Myron sintio que se le encendia la sangre.

– ?Por que dice eso?

– La conozco, ?entendido? Conozco a toda la familia. Mi hijo tiene un brillante futuro. Ira a Dartmouth en otono, y no quiero que nada se interponga. Escucheme bien, senor Baloncesto. Si, se quien es usted. Se cree que es un pez gordo. Un semental duro del baloncesto que no llego a profesional. Una estrella que se apago al final. Que no pudo aguantar el juego cuando se puso duro.

Big Jake sonrio.

– Espere, ?esta es la parte en que me desmorono y lloro? -pregunto Myron.

Big Jake le apoyo un dedo en el pecho.

– Usted mantengase apartado de mi hijo, ?entendido? No tiene nada que ver con la desaparicion de esa furcia.

La mano de Myron salio disparada. Cogio a Jake por las pelotas y apreto. A Jake se le abrieron los ojos de golpe. Myron situo su cuerpo de modo que nadie viera lo que estaba haciendo. Despues se apoyo y le susurro:

– No volveremos a insultar a Aimee, a que no, Jake. No se corte, asienta con la cabeza.

Big Jake asintio. Se le estaba poniendo la cara morada. Myron cerro los ojos, maldijo y le solto. Jake respiro hondo, se tambaleo hacia atras y cayo sobre una rodilla. Myron se sintio estupido por perder el control de aquella manera.

– Oiga, mire, solo queria…

– Larguese -siseo Jake-. Dejeme… dejeme en paz.

Y esta vez, Myron obedecio.

Desde el asiento delantero de un Buick Skylark, los Gemelos observaron a Myron salir caminando de la finca de los Wolf.

– Ese es nuestro chico.

– Si.

No eran realmente gemelos. Ni siquiera eran hermanos. No se parecian. Tenian en comun el cumpleanos, 24 de septiembre, pero Jeb era ocho anos mayor que Orville. El nombre venia en parte de eso y en parte porque se habian conocido en el partido de beisbol de los Minnesota Twins. * Algunos decian que era un giro sadico del destino o un alineamiento absurdamente malo de las estrellas que existiera un vinculo entre ellos, dos almas perdidas que reconocieron un espiritu afin, como si su tendencia a la crueldad y su psicosis fueran una especie de iman que los hubiera unido.

Se conocieron en las gradas del estadio de Minneapolis cuando Jeb, el mayor, se metio en una pelea con cinco palurdos empapados de cerveza. Orville se puso de su lado y entre los dos mandaron a los cinco al hospital. De eso hacia ocho anos. Tres de aquellos hombres seguian en coma.

Jeb y Orville permanecieron juntos. Los dos solitarios, solteros, sin ninguna relacion a largo plazo, se hicieron inseparables. Se movieron de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo dejando siempre el desastre a su paso. Para divertirse, entraban en los bares y provocaban peleas, comprobando hasta donde podian llegar con un hombre sin llegar a matarle. Cuando aniquilaron a una banda de motoristas traficantes de drogas en Montana, su reputacion se consolido.

No parecian peligrosos. Jeb llevaba un lazo y una americana esmoquin. Orville vestia al estilo Woodstock: cola de caballo, pelo facial desalinado, gafas de sol oscuras y una camisa tenida a mano. Se quedaron en el coche observando a Myron.

Jeb se puso a cantar, como siempre, mezclando la letra inglesa con su version espanola. En esta ocasion era «Message in a Bottle» de The Police.

– «I hope that someone gets my, I hope that someone gets my, I hope that someone gets my, mensaje en una botella…»

– Me gusta esa, tio -dijo Orville.

– Gracias, mi amigo.

– Tio, si fueras mas joven podrias salir en American Idol. Esa cosa espanola. Les chiflarias. Incluso a ese juez Simon que lo detesta todo.

– Me encanta Simon.

– A mi tambien. El tio esta que se sale.

Myron se metio en su coche.

– A ver, ?tu que crees que hacia en esa casa? -pregunto Orville.

– «You ask me if our love would grow, yo no se, yo no se.»

– Es de los Beatles, ?no?

– Premio.

– Y yo no se, «I don't know».

– Premio otra vez.

– Tope. -Orville miro el reloj del coche-. ?Deberiamos llamar a Rochester para informarle?

Jeb se encogio de hombros.

– Podriamos.

Myron Bolitar arranco el coche. Le siguieron. Rochester contesto al segundo timbre.

– Ha salido de la casa -dijo Orville.

– Seguidle -dijo Rochester.

– Es su dinero -dijo Orville encogiendose de hombros-. Pero creo que es perder el tiempo.

– Podria daros la pista de donde tiene a las chicas.

– Si le cogemos ahora, nos dara todas las pistas que tenga.

Hubo un momento de duda. Orville sonrio y le hizo a Jeb una senal con el pulgar.

– Estoy en su casa -dijo Rochester-. Es donde quiero que lo traigais.

– ?Esta fuera o dentro?

– ?Fuera o dentro de que?

– De su casa.

– Estoy enfrente. En el coche.

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