– Asi que no sabe si tiene televisor de plasma.
– Si tenemos que trabajarlo un rato, seria estupendo que tuviera uno. Por si se pone pesado, usted ya me entiende. Los Yankees juegan contra Boston. Jeb y yo lo veriamos en alta definicion. Por eso lo pregunto.
Hubo otro momento de vacilacion.
– Eso seria tope. La tecnologia digital mola. Todo lo de la alta definicion, claro. En fin, ?tiene un plan o algo asi?
– Radical.
Orville miro el navegador del coche.
– Eh, bueno, a lo mejor me equivoco, pero creo que vamos a casa de Bolitar.
21
Myron estaba a dos manzanas de casa cuando sono el telefono.
– No.
– Me alegro, en serio.
– Te felicito.
– Que barbaridad -dijo Myron.
Que Win hablara todavia con una mujer con la que se habia acostado mas de una vez, en terminos humanos, era como si un matrimonio celebrara las bodas de plata.
– ?Hay alguna razon para que me cuentes este tierno suceso ahora? -Entonces Myron recordo algo-. Un momento, una detective llamada Cingle. Hester Crimstein la llamo mientras me interrogaban, ?no?
– ?Has quedado para una reunion?
Baumgart's, el restaurante preferido de Myron desde hacia mucho, que servia comida china y estadounidense, acababa de abrir una sucursal en Livingston.
– ?Como la reconocere?
Win colgo. Cinco minutos despues Myron entraba en el restaurante. Cingle no le decepciono. Era toda curvas, con un cuerpo como una heroina de comic hecha realidad. Myron fue a saludar a Peter Chin, el dueno. Peter le miro con el ceno fruncido.
– ?Que?
– No es Jessica -dijo Peter.
Myron y Jessica iban continuamente a Baumgart's, es decir, al original de Englewood. Peter no habia superado la separacion. La regla tacita era que Myron no llevaria a otras mujeres alli. Habia mantenido la regla siete anos, mas por si mismo que por Peter.
– No es una cita.
Peter miro a Cingle, miro a Myron, hizo una mueca que decia: «Me vas a enganar a mi».
– No lo es. -Y despues-: Te das cuenta, por supuesto, que no he visto a Jessica en anos.
Peter levanto un dedo.
– Los anos pasan, pero el corazon se queda.
– Maldita sea.
– ?Que?
– Ya has vuelto a leer galletas de la fortuna, ?eh?
– Estan llenas de sabiduria.
– Te dire una cosa: lee el
– Ya lo he leido.
– ?Y?
De nuevo Peter levanto un dedo.
– No se pueden montar dos caballos con otro detras.
– Eh, esa te la dije yo. Es yiddish.
– Lo se.
– Y no pega.
– Sientate. -Peter le despidio con un gesto-. Y pide tu solito. No voy a ayudarte.
Cuando Cingle se levanto para saludarle, los cuellos no es que se volvieran a mirarla, sino que se quebraron. Se saludaron y se sentaron.
– Asi que eres el amigo de Win -dijo Cingle.
– Ese soy yo.
Ella le estudio un momento.
– No pareces psicotico.
– Me gusta pensar que soy su contrapeso.
No habia papeles frente a ella.
– ?Tienes el informe policial? -pregunto el.
– No hay ninguno. Ni siquiera hay una investigacion oficial todavia.
– ?Que tienes, entonces?
– Katie Rochester saco dinero de un cajero. Despues se largo. No hay pruebas, aparte de lo que dicen los padres, que sugieran que pasara otra cosa.
– La investigadora que fue a buscarme al aeropuerto… -empezo Myron.
– Loren Muse. Es buena, francamente.
– Si, Muse. Me hizo muchas preguntas sobre Katie Rochester. Creo que tienen algo solido que me vincula con ella.
– Si y no. Tienen algo solido que relaciona a Katie y a Aimee. No creo que te relacione directamente a ti.
– ?Es decir?
– Sus ultimos cargos de cajero.
– ?Que pasa?
– Las dos chicas usaron el mismo Citibank de Manhattan.
Myron callo, intentando asumirlo.
Se acerco el camarero. Era nuevo. Myron no le conocia. Normalmente Peter hacia que el camarero le trajera algunos aperitivos. Esta vez no.
– Estoy acostumbrada a que los hombres me miren -dijo Cingle-. Pero el dueno no deja de mirarme como si me hubiera meado en el suelo.
– Echa de menos a mi ex novia.
– Que bonito.
– Adorable.
Cingle miro a Peter a los ojos, agito los dedos ensenandole una alianza y grito en su direccion:
– Esta a salvo. Ya estoy casada.