– Tengo una pregunta para ti -dijo.
– Si.
– Bien. Oye, ?conoces a un profesor que se llama Harry Davis?
– ?Le caia bien?
– Se que quieres ayudar, Claire. Y se que Erik quiere ayudar. Pero teneis que confiar en mi.
–
– ?Erik te ha contado que encontramos un paso en el seto?
– Harry Davis vive al otro lado.
– Aimee no esta en la casa ni nada de eso. Ya lo hemos comprobado.
– Por favor, Claire, escuchame. Estoy trabajando en esto, pero necesito hacerlo sin interferencias. Tienes que mantener a Erik alejado de mi, ?entendido? Dile que he dicho que investigue todas las calles adyacentes. Dile que de una vuelta en coche por la zona, pero no en ese callejon. O mejor aun, que llame a Dominick Rochester, el padre de Katie…
– ?Dominick Rochester?
– ?Cuando?
«Visto», penso Myron. Bonito eufemismo.
– Bien. Eso puede ser util. Oye, tengo que irme.
– En cuanto sepa algo.
Myron la oyo sollozar.
– Claire.
– Lo se. Estoy en ello. Tambien puedes probar a presionar a la policia ahora que han pasado las cuarenta y ocho horas de rigor.
Queria decirle algo como «Se fuerte», pero le parecio tan tonto que no lo dijo. Se despidio y colgo. Despues llamo a Win.
– No puedo creer que sigas contestando asi al telefono.
Silencio.
– ?Harry Davis se dirige a la escuela?
– Ahora salgo.
Livingston High School, su alma mater. Myron arranco el coche. El trayecto era de unos tres kilometros, pero quienquiera que le siguiera no era muy bueno o le daba igual. O quiza, despues del desastre con los Gemelos, el estaba mas alerta. En todo caso, un Chevy gris, tal vez un Caprice, le habia estado siguiendo desde el primer desvio.
Llamo a Win y oyo el habitual:
– Me siguen -dijo Myron.
– Podria ser.
Myron se las dio.
Myron hizo lo que proponia Win. Se metio en la Harrison School para dar la vuelta. El Chevy que le seguia paso de largo. Myron fue en direccion contraria por Livingston Avenue. En cuanto se paro en el siguiente semaforo, ya tenia al Chevy gris detras otra vez.
Myron llego a la rotonda frente al instituto, aparco y bajo del coche. Alli no habia tiendas, pero era la arteria central de Livingston: una pletora de ladrillos identicos. Estaba la comisaria, los juzgados, la biblioteca municipal y la gran joya de la corona, Livingston High School.
Habia corredores madrugadores y peatones en la rotonda. La mayoria eran mayores y caminaban con lentitud. Pero no todos. Un grupo de cuatro chicas de buen ver y de veintitantos corrian en su direccion.
Myron les sonrio y arqueo una ceja.
– Hola, senoras -dijo al pasar.
Dos de ellas se rieron disimuladamente. Las otras dos le miraron como si acabara de decirles que habia defecado en los pantalones.
Win se paro a su lado.
– ?Les has dedicado tu sonrisa mas luminosa?
– Diria que la de noventa vatios al menos.
Win miro a las chicas y solto:
– Lesbianas.
– Podria ser.
– Hay muchas por ahi, ?no?
Myron calculo mentalmente. Probablemente les llevaba de quince a veinte anos. Cuando se trata de chicas, nunca quieres admitirlo.
– El coche que te sigue -dijo Win sin dejar de mirar a las corredoras- es un coche de policia con dos agentes dentro. Han aparcado en la biblioteca y nos observan con un teleobjetivo.
– ?Quieres decir que nos estan haciendo fotos?
– Probablemente -dijo Win.
– ?Voy bien peinado?
Win hizo un gesto de desanimo con la mano.
Myron penso en lo que podia significar.
– Seguramente todavia me consideran sospechoso.
– Yo lo haria -dijo Win. Tenia algo que parecia una Palm Pilot en la mano. Estaba siguiendo los GPS-. Nuestro profesor preferido esta al llegar.
El aparcamiento para profesores estaba del lado oeste de la escuela. Myron y Win fueron caminando. Pensaban que era mejor hablar con el fuera, antes de que empezaran las clases.
Mientras caminaban, Myron dijo:
– Adivina quien se ha presentado en casa a las tres de la manana.
– ?Wink Martindale? *
– No.
– Ese tipo me encanta.
– ?A quien no? Jessica.
– Lo se.