– ?Donde te has metido, por Dios?

– Hola, ?como va la luna de miel?

– Un asco. ?Quieres saber por que?

– ?Tom no cumple?

– Si, los hombres sois tan dificiles de seducir… No, mi problema es que mi socio no responde a las llamadas de nuestros clientes, no acude a la oficina.

– Lo siento.

– Ah, bueno, entonces todo arreglado.

– Le dire a Big Cyndi que derive las llamadas directamente a mi movil. Ire a la oficina en cuanto pueda.

– ?Que pasa? -pregunto Esperanza.

Myron no queria estropearle la luna de miel mas de lo que ya la habia estropeado, asi que dijo:

– Nada.

– Mentiroso.

– Te lo juro. No es nada.

– Bien, se lo preguntare a Win.

– Vale, espera.

La puso al dia rapidamente.

– De modo que te sientes obligado por hacer una buena obra -dijo Esperanza.

– Fui el ultimo en verla. La acompane y la deje ir.

– ?Que la dejaste ir? ?Que estupidez es esa? Tiene dieciocho anos, Myron. Eso significa que es mayor de edad. Te pidio que la acompanaras. Tu, caballerosamente, y estupidamente, diria yo, lo hiciste. Y ya esta.

– No esta.

– A ver, si acompanaras, pongamos por caso, a Win a casa, ?te asegurarias de que entra alli sano y salvo?

– Buena analogia.

Esperanza se rio.

– Si, bueno, vuelvo a casa.

– No, ni hablar.

– De acuerdo, ni hablar. Pero no puedes encargarte de ambas cosas tu solo. Asi que le dire a Big Cyndi que me derive las llamadas. Ya me encargo. Tu juega al superheroe.

– Pero estas de luna de miel. ?Que dira Tom?

– Es un hombre, Myron.

– ?Que quieres decir?

– Que con tal de recibir su dosis, esta contento.

– Que estereotipo tan cruel.

– Si, ya se que soy mala. Podria hablar por telefono al mismo tiempo o, que demonios, amamantar a Hector, y Tom ni pestanearia. Ademas asi tendra mas tiempo de jugar al golf. Golf y sexo, Myron. Yo diria que es la luna de miel ideal de Tom.

– Te lo compensare.

Hubo un momento de silencio.

– Esperanza…

– Hace tiempo que no hacias nada de esto -dijo ella-. Y te hice prometer que no lo harias mas. Pero quiza… quiza sea bueno.

– ?Por que lo dices?

– No tengo ni idea. Caramba, tengo cosas mas importantes en que pensar. Como las estrias cuando me pongo el bikini. No me puedo creer lo de las estrias. Culpa del nino, ya sabes.

Al cabo colgaron. Myron condujo sintiendose vulnerable por el coche. Si la policia decidia seguir vigilandole o Rochester le ponia otro sabueso, el coche era un inconveniente. Pensando en esto, llamo a Claire. Ella contesto al primer timbre.

– ?Has averiguado algo?

– La verdad es que no, pero ?te importa que te cambie el coche?

– Por supuesto que no. Iba a llamarte de todos modos. Rochester acaba de marcharse.

– ?Y?

– Hemos hablado un rato, intentando descubrir alguna relacion entre Aimee y Katie. Pero ha surgido otra cosa. Algo que deberia hablar contigo.

– En un par de minutos estare en tu casa.

– Te esperare fuera.

En cuanto Myron bajo del coche, Claire le lanzo las llaves del otro.

– Creo que Katie Rochester huyo de casa.

– ?Por que lo dices?

– ?Has conocido a su padre?

– Si.

– Eso lo dice todo, ?no?

– Tal vez.

– Pero, mas que nada, ?has conocido a la madre?

– No.

– Se llama Joan. Tiene un gesto… como si esperara que le dieran un bofeton.

– ?Habeis descubierto alguna relacion entre las chicas?

– A las dos les gustaba pasar el rato en el centro comercial.

– ?Eso es todo?

Claire se encogio de hombros. Estaba horrible. La piel le tiraba todavia mas. Parecia que hubiera perdido cinco kilos en un dia. Su cuerpo se balanceaba al caminar, como si una fuerte rafaga fuera a derribarla.

– Almorzaban a la misma hora. Fueron a una clase juntas en los ultimos cuatro anos, la de pe con el senor Valentine. Nada mas.

Myron meneo la cabeza.

– Has dicho que habia surgido algo.

– La madre. Joan Rochester.

– ?Que le pasa?

– Puede pasar desapercibido porque, como he dicho, se encoge y parece asustada todo el rato.

– ?Que pasa desapercibido?

– Le tiene miedo al marido.

– ?Y que? A mi tambien me da miedo.

– Si, vale, pero hay otra cosa. Le tiene miedo, si, pero no esta asustada por su hija. No tengo pruebas, pero esa es la sensacion que he tenido. Mira, ?recuerdas cuando mi madre tuvo el cancer?

En el ultimo ano de instituto. La pobre mujer habia muerto al cabo de seis meses.

– Por supuesto.

– Conocia a gente que pasaba por lo mismo, un grupo de apoyo de familiares. Un dia hicimos un picnic, adonde podias llevar amigos. Pero era raro, sabias exactamente quien estaba pasando por aquel tormento y quien era solo amigo. Conocias a un companero de sufrimientos y lo sabias. Era una vibracion.

– ?Y Joan Rochester no capta esa vibracion?

– Tiene otras, pero no la de «mi hija ha desaparecido». He intentado verla a solas. Le he pedido que me ayudara con el cafe. Pero no he averiguado nada. Te juro que pasa algo. Esta asustada, pero no como yo.

Myron se lo penso. Habia un millon de explicaciones, sobre todo la mas obvia -las personas reaccionan de forma diferente al estres-, pero confiaba en la intuicion de Claire. La cuestion era: ?que significaba? ?Y que podia hacer al respecto?

– Deja que lo piense -dijo por fin.

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