La doctora se lo penso un momento.
– Otra chica ha desaparecido.
Ninguna respuesta.
– Creo que puede haber una relacion entre esa chica y Katie Rochester.
– ?Podemos vernos? Se lo explicare todo.
– Por favor. -Hubo una pausa-. Doctora Skylar…
– Lo comprendo. Solo necesito unos minutos.
– Gracias -dijo Myron, pero Edna Skylar ya habia colgado.
Litio Larry Kidwell y los Cinco Medicados arrastraron los pies por el Starbucks. Larry se dirigio directamente a su mesa.
– Cuatrocientos ochenta y ocho planetas el dia de la creacion, Myron. Cuatrocientos ochenta y ocho. Y yo no he visto ni un penique. ?Sabes lo que te digo?
Larry estaba tan horrible como siempre. Geograficamente, estaban muy cerca de su antiguo instituto, pero ?que habia dicho su restaurador predilecto, Peter Chin, de que los anos pasan pero el corazon sigue siendo el mismo? Bien, pero solo el corazon.
– Es bueno saberlo -dijo Myron. Miro el telefono publico y de forma fulminante se le ocurrio una idea-: Espera.
– ?Que?
– La ultima vez que nos vimos habia cuatrocientos ochenta y siete planetas, ?no?
Larry parecio confundido.
– ?Estas seguro?
– Del todo. -A Myron le iba la cabeza a cien por hora-. Y si no me equivoco, dijiste que el siguiente era el mio. Dijiste que iba a por mi y algo de golpear a la luna.
A Larry se le iluminaron los ojos.
– Golpea el cuarto menguante. Te odia.
– ?Donde esta el cuarto menguante?
– En el sistema solar Aerolus. Junto a Guanchomitis.
– ?Estas seguro, Larry? ?Estas seguro de que no…?
Myron se levanto y le llevo hasta el telefono publico. Larry se encogio. Myron le senalo la pegatina, la imagen del cuarto menguante del anuncio de las llamadas nocturnas. Larry jadeo.
– ?Es este el cuarto menguante?
– Oh, no, por favor, no…
– Calmate, Larry. ?Quien mas quiere el planeta? ?Quien golpea el cuarto menguante porque me odia tanto?
Veinte minutos despues, Myron se fue al Chang's Dry Cleaning. Maxine Chang estaba alli, evidente. Habia tres personas haciendo cola. Myron no se relego. Se coloco a un lado y se cruzo de brazos. Maxine le iba lanzando miradas de soslayo. Myron espero a que los clientes se marcharan. Despues se acerco.
– ?Donde esta Roger? -pregunto.
– En clase.
Myron la miro a los ojos.
– ?Sabe que ha estado llamandome?
– ?Para que iba a llamarle?
– Digamelo usted.
– No se de que me habla.
– Tengo un amigo en la compania de telefonos. Roger me llamo desde esa cabina de ahi fuera. Tengo testigos fiables que pueden situarlo alli a la hora en cuestion. Me amenazo. Me llamo cabron.
– Roger no haria eso.
– No quiero crearle problemas, Maxine. ?Que pasa?
Entro otro cliente. Maxine grito algo en chino. Una anciana salio de la trastienda y se encargo del mostrador. Maxine hizo un gesto con la cabeza a Myron para que la siguiera. El la siguio. Fueron detras de los colgadores moviles. Cuando era nino, el giro metalico de las guias le maravillaba como algo salido de una pelicula de ciencia ficcion. Maxine siguio caminando hasta que salieron al callejon de atras.
– Roger es un buen chico -dijo-. Trabaja mucho.
– ?Que pasa, Maxine? Cuando vine el otro dia, os comportabais de una forma rara.
– No sabe lo dificil que es vivir en una ciudad como esta.
Lo sabia, habia vivido alli toda su vida, pero se mordio la lengua.
– Roger ha estudiado mucho. Saco buenas notas. Es el numero cuatro de su clase. Los demas chicos son unos mimados. Todos tienen profesores particulares. No tienen empleos de verdad. Roger trabaja aqui todos los dias despues de clase. Estudia en la habitacion de la trastienda. No va a fiestas. No tiene novia.
– ?Que tiene que ver todo eso?
– Otros padres buscan a quien redacte los trabajos de sus hijos, les dan clases para mejorar las notas, donan dinero a las universidades, hacen cosas de las que ni siquiera se. Es muy importante a que universidad iras. Puede decidir tu vida. Todos tienen tanto miedo que hacen lo que sea para que su hijo entre en una buena. En esta ciudad se ve a cada momento. Puede que sea buena gente, pero se puede justificar cualquier maldad con tal de decir: «Lo he hecho por mi hijo». ?Me entiende?
– Si. Pero no veo que tiene que ver conmigo.
– Necesito que lo comprenda. Tenemos que competir con eso. Con dinero y con poder. Con gente que hace trampas, roba y hace lo que haga falta.
– Si me esta diciendo que la entrada en las universidades es competitiva en esta ciudad, ya lo se. Era competitiva cuando yo me gradue.
– Pero tenia el baloncesto.
– Si.
– Roger es un buen estudiante. Se esfuerza mucho. Y su sueno es ir a Duke. Ya se lo dijo. Probablemente se acordara.
– Recuerdo que lo habia solicitado. No recuerdo que me dijera que fuera su sueno. Solo me enumero un listado de universidades.
– Era la primera -dijo Maxine Chang con firmeza-. Y si se consigue, hay una beca. Le pagarian la matricula. Eso era muy importante para nosotros. Pero no logro entrar. A pesar de ser el numero cuatro de la clase. A pesar de tener muy buenas notas. Mejores notas y mejor puntuacion que Aimee Biel.
Maxine Chang miro a Myron con ojos tristes.
– Espere un momento. ?Me culpa a mi de que Roger no haya entrado en Duke?
– Yo no se mucho, Myron. Solo soy tintorera. Pero una universidad como Duke casi no coge a mas de un alumno de instituto de Nueva Jersey. Aimee Biel lo consiguio. Roger tenia mejores notas, la mejor puntuacion de toda la clase, recomendaciones de los profesores. Ninguno de ellos es atleta. Roger toca el violin. Aimee toca la guitarra. -Maxine Chang se encogio de hombros-. Digame, pues: ?por que entra ella y el no?
Myron queria protestar, pero la verdad se lo impidio. El habia escrito la carta de recomendacion. Incluso habia llamado a su amigo de admisiones. La gente lo hace continuamente. No significaba que tuvieran que negarle la admision a Roger Chang. Pero la aritmetica era simple: si uno consigue un puesto, el otro no.
La voz de Maxine era suplicante.
– Roger estaba muy enfadado.
– Eso no es una excusa.
– No, no lo es. Hablare con el. Se disculpara, se lo prometo.