un chico, si Harry Davis hubiera sido una mujer bonita e insinuante.
Erik puso la pistola otra vez contra la sien de la mujer.
– ?Donde esta mi hija?
– No lo se -dijo ella.
– ?De quien era la sangre que limpiaba?
Erik apunto al pie de la mujer, pero sin control. Myron se dio cuenta. Las lagrimas resbalaban por su rostro. La mano le temblaba.
– Si le disparas -dijo Myron-, contaminaras las pruebas. Se mezclara la sangre. Nunca sabran que ha pasado aqui. El unico que ira a la carcel seras tu.
El argumento no se sostenia, pero fue suficiente para calmar un poco a Erik. Toda la cara se le desmorono. Lloraba, pero no solto el arma. Siguio apuntando al pie de la mujer.
– Respira hondo -dijo Myron.
Erik meneo la cabeza.
– ?No!
El aire se paro. Todo se detuvo. Erik miro a Lorraine Wolf. Ella le miro a el sin pestanear. Myron vio a Erik con el dedo en el gatillo. No podia elegir. Tenia que hacer algo.
Y entonces sono el movil de Myron.
Hizo que se paralizaran. Erik aparto el dedo del gatillo y se seco la cara con la manga.
– Contesta -le dijo.
Myron echo un vistazo rapido al identificador. Era Win. Apreto la tecla de respuesta y se llevo el movil a la oreja.
– ?Que?
50
La inspectora de homicidios del condado Loren Muse estaba trabajando en su nuevo caso, el de los dos asesinatos en East Orange, cuando sono su telefono. Era tarde, pero no se sorprendio. A menudo trabajaba hasta tarde. Sus colegas lo sabian.
– Muse.
La voz era sofocada, parecia femenina.
– ?Quien habla?
– ?Que chica desaparecida?
Erik seguia apuntando a Lorraine Wolf con el arma.
– ?Que pasa? -pregunto a Myron.
– Drew Van Dyne. Esta en casa.
– ?Que significa eso?
– Significa que deberiamos hablar con el.
Erik gesticulo hacia Lorraine Wolf con la pistola.
– No podemos dejarla.
– De acuerdo.
Lo mas sensato, segun Myron, seria dejar a Erik vigilando a Lorraine Wolf para que no avisara a nadie ni eliminara pruebas. Pero no queria dejarla con Erik en el estado en que estaba.
– Deberiamos llevarla con nosotros -dijo Myron.
Erik apreto la pistola contra la cabeza de la mujer.
– Levantese -le dijo.
Ella obedecio. Myron llamo al detective Lance Banner mientras se dirigian al coche.
– Lleve a sus mejores tecnicos de laboratorio a casa de Jake Wolf -dijo Myron-. No tengo tiempo de explicarselo.
Colgo. En otras circunstancias, habria pedido refuerzos, pero Win estaba en casa de Drew Van Dyne. No los necesitaba.
Myron condujo. Erin se sento detras con Lorraine Wolf, sin dejar de apuntarle con la pistola. Myron miro por el retrovisor y capto la mirada de la mujer.
– ?Donde esta su marido? -pregunto Myron, doblando a la derecha.
– Fuera.
– ?Donde?
Ella no contesto.
– Hace dos noches, recibieron una llamada -dijo Myron- a las tres de la madrugada.
Sus ojos la buscaron otra vez en el retrovisor. Ella no asintio, pero demostro aceptacion.
– La llamada era de Harry Davis. ?Contesto usted o su marido?
La voz de ella fue baja.
– Fue Jake.
– Davis le dijo que Aimee habia estado en su casa, que estaba preocupado. Y entonces Jake cogio su coche.
– No.
Myron espero, pensando en esa respuesta.
– ?Que hizo?
Lorraine se agito en el asiento, mirando directamente a Erik.
– Nos gustaba mucho Aimee. Por Dios, Erik, ha salido dos anos con Randy.
– Pero ella le dejo -dijo Myron.
– Si.
– ?Como reacciono Randy?
– Le rompio el corazon. La queria mucho. Pero no pensara… -Se callo.
– Se lo preguntare otra vez, senora Wolf. Despues de que Harry Davis llamara a su casa, ?que hizo su marido?
Ella se encogio de hombros.
– ?Que podia hacer?
Myron espero.
– ?Que cree? ?Que fue a buscarla? Vamos. Incluso sin trafico se tarda media hora de Livingston a Ridgewood. ?Cree que Aimee iba a esperar a que apareciera Jake?
Myron abrio la boca, la cerro. Intento imaginar la escena. Harry Davis acababa de rechazarla. ?Se quedaria esperando, en una calle oscura, media hora o mas? ?Tenia logica?
– ?Que paso? -pregunto Myron.
Ella no dijo nada.
– Reciben la llamada de Harry Davis. Es presa del panico por culpa de Aimee. ?Que hicieron usted y Jake?
Myron doblo a la izquierda. Ya estaban en Northfield Avenue, una de las calles mas anchas de Livingston. Apreto a fondo el acelerador.
– ?Que habria hecho usted? -pregunto ella.
Nadie contesto. Lorraine miro a Myron a los ojos por el retrovisor.
– Es tu hijo -siguio ella-. Esta en juego su futuro. Tenia esa novia, una novia encantadora, pero algo le sucedio. Habia cambiado no se por que.