Asi que, si Jake Wolf hubiera respetado las normas, aquello habria sido el fin. Su hijo se habria quedado sin una educacion selecta por el capricho de un don nadie como Crowley.

No. Ni hablar.

Y asi habia empezado.

Jake trago saliva y miro. Su hijo estaba en el centro de la fiesta: el sol y docenas de planetas en orbita. Tenia una taza en la mano. Poseia una simpatia natural. Sabia estar en todo cuanto hacia. Jake Wolf se quedo en la sombra preguntandose si habria algun modo de salvarlo. No. Era como coger agua con la mano. Habia intentado parecer seguro frente a Lorraine. Pensaba que tal vez podria dejar el cadaver en casa de Drew Van Dayne. Lorraine limpiaria la mancha. Podria haber funcionado.

Pero habia aparecido Myron Bolitar. Jake le habia visto desde el garaje. Estaba atrapado. Jake esperaba dejarlo atras, perderlos, deshacerse del cadaver en alguna parte. Pero cuando giro y vio que Lorraine estaba en el asiento trasero, supo que todo habia acabado.

Habia contratado a un buen abogado, al mejor. Conocia a uno en la ciudad, Lenny Marcus, un buen defensor. Le habia llamado para ver si se le ocurria algo. Pero, en el fondo, ya sabia que no habia nada que hacer.

Por eso estaba aqui. En las sombras. Observando a su guapo y perfecto hijo. Randy era lo unico que habia hecho bien en su vida, su hijo, su precioso chico, pero era suficiente. Desde la primera vez que vio al bebe en el hospital quedo cautivado. Le acompanaba siempre que podia, a todos los partidos. No era solo para apoyarle; a menudo, durante las actividades, Jake se quedaba detras de un arbol, escondido como ahora. Le gustaba observar a su hijo, eso era todo, perderse en ese gozo sencillo. Y a veces, al hacerlo, no podia creer lo afortunado que era, que alguien como Jake Wolf, un don nadie tambien en realidad, pudiera haber contribuido a crear algo tan milagroso. El mundo era cruel y horrible y tenias que hacer lo imposible por una oportunidad, pero de vez en cuando miraba a Randy y se daba cuenta de que habia algo mas que el horror de devorarse unos a otros, que tenia que haber algo mas, un ser mas elevado, porque frente a el tenia la perfeccion y la belleza.

– Eh, Jake.

Se volvio al oir la voz.

– Hola, Jacques.

Era Jacques Harlow, el padre de uno de los amigos intimos de Randy y el anfitrion de la fiesta. Jacques se acerco a el. Los dos miraron la fiesta, a sus hijos, disfrutando durante casi un minuto sin hablar.

– ?Te das cuenta de lo rapido que ha pasado? -dijo Harlow.

Jake meneo la cabeza, temeroso de hablar. Sus ojos no se apartaron de su hijo.

– ?Que? ?Te vienes a tomar algo?

– No puedo. Solo tenia que darle algo a Randy. Pero gracias.

Se quedo todavia alli, disfrutando de cada segundo. Despues oyo pasos. Se volvio y vio a Myron Bolitar. Llevaba una pistola en la mano. Jake Wolf sonrio y dio la espalda a su hijo.

– ?Que hace aqui, Jake?

– ?Que le parece?

Jake Wolf no queria moverse, pero habia llegado la hora. Dedico una ultima mirada a su hijo, sintiendo mucho que fuera la ultima vez que le veia asi. Queria decirle algo, algunas palabras sabias, pero no era bueno expresandose.

Asi que se volvio y levanto las manos.

– En el maletero -dijo-. El cadaver esta en el maletero.

52

Win se quedo unos pasos detras de Myron, por si acaso. Pero se dio cuenta enseguida de que Jake Wolf no iba a intentar nada. Se estaba rindiendo. Por ahora. Podia haber algo mas, mas tarde. Win habia tratado con hombres como Jake Wolf. Nunca acaban de creer de verdad que se haya acabado. Buscaban una salida, una escotilla de escape, una artimana, una maniobra legal, algo.

Habian visto el coche de Van Dyne en el aparcamiento del Roosevelt Mall. Myron y Win echaron a correr. Dejaron a Lorraine Wolf y Erik Biel en el coche, Lorraine con las manos a la espalda sujetas por las abrazaderas y habian rezado para que Erik no cometiera ninguna estupidez.

No mucho despues de que Myron y Win desaparecieran en la oscuridad, Erik salio del coche y se acerco al de Van Dyne. Abrio la puerta delantera. No sabia lo que estaba haciendo exactamente, solo que tenia que hacer algo. Subio al asiento. Habia puas de guitarra en el suelo. Recordo la coleccion de su hija, lo mucho que los cuidaba, como cerraba los ojos cuando tocaba las cuerdas. Recordo la primera guitarra de Aimee, un instrumento barato que habia comprado en una tienda de juguetes. Aimee solo tenia cuatro anos. Ella lo cogio y toco una maravillosa version de «Santa Claus is Coming to Town», mas a lo Bruce Springsteen de lo que esperarias de una parvula. Claire y el aplaudieron como locos al final.

– Aimee es una roquera -habia dicho Claire.

Todos ellos sonreian. Eran todos muy felices.

Erik miro a traves del parabrisas, hacia su coche, hacia Lorraine Wolf. Sus ojos se encontraron. Hacia dos anos que conocia a Lorraine, desde que Aimee habia empezado a salir con su hijo. Le caia bien. La verdad es que habia tenido algunas fantasias con ella aunque nunca las hubiera hecho realidad. No, solo era una fantasia inofensiva con una mujer atractiva, lo normal.

Miro hacia el asiento trasero. Habia partituras escritas a mano. Se quedo paralizado. Su mano se movio lentamente. Vio la letra y se dio cuenta de que era la de Aimee. Las cogio, se las acerco, sujetandolas como si fueran piezas de porcelana.

Las habia escrito ella.

Se le hizo un nudo en la garganta. Toco con las puntas de los dedos las palabras, las notas. Su hija habia cogido aquel papel. Habia arrugado la cara de aquella manera propia de ella y habia buscado en la experiencia de su vida para componer aquello. Era una idea sencilla, en realidad, pero de repente tuvo un enorme significado para el. Su ira habia desaparecido. Volveria, lo sabia. Pero en aquel momento, su corazon solo le pesaba. No habia rabia, solo dolor.

Fue entonces cuando Erik decidio abrir el maletero.

Miro otra vez hacia Lorraine Wolf. Algo le cambio en la expresion. El no sabia que. Abrio la puerta del coche y bajo. Se acerco al maletero, cogio la manilla con una mano y empezo a subir la tapa. Oyo ruidos en el campo. Se volvio y vio que Myron aparecia entre los arboles.

– Erik, espera.

Erik abrio el maletero del todo.

La tela negra. Eso fue lo primero que vio. Algo envuelto en tela plastificada negra. Se le doblaron las rodillas, pero aguanto. Myron fue hacia el, pero Erik levanto una mano como diciendole que se detuviera. Intento tirar de la tela. No se soltaba. Tiro y tiro. La tela aguanto en su sitio. Erik empezo a ser presa del panico. Le dolia el pecho. Se le corto la respiracion.

Saco el llavero y clavo el extremo de la llave en el plastico. Se hizo un agujero. Habia sangre. Rasgo la tela y metio las manos dentro. Se le pusieron humedas y pegajosas. Desesperadamente Erik tiro de la tela, desgarrandola como si estuviera atrapado dentro, quedandose sin aire.

Vio la cara del muerto y retrocedio.

Myron ya estaba a su lado.

– Oh, Dios mio -dijo Erik. Se cayo al suelo-. Oh, gracias…

Su hija no estaba en el maletero. Era Drew Van Dyne.

53

– Le he disparado en defensa propia -dijo Lorraine Wolf.

A lo lejos Myron oyo la sirena de la policia. Myron estaba de pie junto al maletero, con Erik Biel y Lorraine

Вы читаете La promesa
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату