Sin embargo, no se comprobo la hipotesis del segundo cinturon de hielos. Al dia siguiente avanzaron por una llanura nevada que ascendia suavemente. Por ello, y por, el tiempo mas tibio, la marcha ofrecia mayor dificultad. El termometro marcaba poco mas de cero, la nieve estaba reblandecida y se pegaba a los patines de los trineos. Los perros iban todo el tiempo al paso. Al terminar la jornada habian recorrido apenas veinticinco kilometros. Era indudable que la llanura ascendia. Y, al colocan el hipsometro, Borovoi tenia la conviccion de que iba a. marcar una profundidad menor que la vispera.

El agua tardo mucho tiempo en hervir. Al fin aparecio el vapor y Borovoi coloco el termometro. Al poco tiempo se le oyo gritar:

— ?Pero esto es cosa del demonio! Esto… esto… — y empezo a soltar maldiciones.

— ?Que es? ?Que ocurre? ?Ha reventado el termometro — preguntaron distintas voces.

— ?El que va a reventar o a volverse loco en este agujero soy yo! — contesto frenetico el meteorologo-. Miren ustedes: ?estoy chiflado yo o esta chiflado el termometro?

Todos corrieron hacia el hipsometro. El mercurio marcaba 125 sobre cero.

— ?Que hemos hecho hoy, subir o bajar? — pregunto Borovoi con voz tremula.

— ?Claro que subir! ?Todo el dia hemos ido subiendo! ?Es cosa indiscutible!

— ?Pues el agua hierve a 5 mas que ayer junto ?al cinturon de hielos! Y esto quiere decir que no hemos ascendido, pino que hemos bajado mil cuatrocientos treinta metros aproximadamente.

— Y por lo tanto nos encontramos a siete mil ciento cincuenta metros bajo el nivel del oceano — calculo rapidamente Maksheiev.

— ?Pero eso es una cosa que no concuerda con nada! — exclamo riendo Papochkin.

— Todavia se puede creer que hayamos hecho un descenso rapido por los hielos. Pero lo que esta en contradiccion con el sentido comun es creer que hemos bajado casi kilometro y medio, cuando bien claro esta que hemos ido subiendo cuesta arriba.

— Si no somos victima de un ataque general de locura, estoy de acuerdo con usted — replico Borovoi sombrio.

En esto volvieron Gromeko e Igolkin, que habian salido de la tienda. para dar, de comer a los perros, y el primero dijo:

— Otro hecho extrano: hoy hace bastante mas claridad que ayer junto a los hielos.

— Y ayer hacia mas claridad que al otro lado de la barrera — anadio Maksheiev.

— Muy cierto — confirmo el meteorologo-. La noche mas oscura, parecida a una noche blanca de Petersburgo, se observo delante de la barrera de hielos. Como calculabamos que nos encontrabamos en el fondo de la depresion, el debilitamiento de la luz era comprensible: los rayos del sol polar no pueden penetrar a tanta profundidad.

— ?Pero ahora hemos hecho un descenso incomparablemente mayor y la noche es mucho mas clara!

Todavia estuvieron mucho tiempo debatiendo estos hechos contradictorios, pero se quedaron dormidos sin haber puesto nada en claro. Por la manana, Borovoi fue quien primero salio de layurtapara sus observaciones.

El viento continuaba soplando del Sur y trayendo las mismas nubes grises y bajas que lo ocultaban todo a ciento o doscientos metros de distancia. El termometro marcaba 1 bajo cero y estaba nevando.

— Hoy debemos comprobar si subimos o bajamos — propuso Maksheiev-. Entre los instrumentos tenemos un nivel ligero y una mira.

Continuaba la misma llanura nevada, pero la nieve se habia helado un poco y era mas facil avanzar. La inclinacion, poco acentuada, iba indudablemente hacia arriba y, recurriendo varias veces en el dia al nivel, se comprobo lo que veian los ojos y lo que demostraban los perros con su marcha.

Durante la jornada recorrieron veintitres kilometros, ya que las mediciones con el nivel ocuparon bastante tiempo.

En cuanto quedo instalada la tienda, Borovoi coloco sus aparatos: el termometro marco 128 .

Borovoi lanzo un juramento sonoro y escupio al suelo.

— La unica explicacion posible es que en este agujero no son aplicables las leyes fisicas establecidas para la superficie terrestre y hay que elaborar otras nuevas — opino Kashtanov.

— Eso se dice muy pronto — replico Borovoi enfadado-. ?A ver quien las elabora, asi, de pronto! Centenares de sabios han estado trabajando decenas de anos y aqui toda su labor queda tirada por los suelos igual que si nos encontrasemos en — otro planeta. ?Yo no lo puedo admitir y estoy dispuesto a presentar la dimision!

Todos rieron a esta salida del meteorologo que, de todas formas, se puso a sus calculos y anuncio que durante el dia habian ascendido — mejor dicho, habian bajado— ochocientos sesenta metros y que aquel punto se encontraba a nueve mil metros bajo el nivel del mar.

— He consultado el prontuario de fisica — advirtio Kashtanov— y resulta que el agua hierve a 120 bajo una presion de dos atmosferas y a 134 bajo una presion de tres atmosferas. Ahora soportamos una presion de dos atmosferas y media aproximadamente.

— Y se comprende que con esta presion se encuentre uno mal y sienta vertigos — declaro Borovoi sombrio.

Los demas confirmaron que — desde la noche pasada entre los hielos se encontraban peor, sentian opresion en el pecho, pesades de cabeza y lentitud de movimientos. El sueno era inquieto, con pesadillas.

— Tambien los perros se encuentran mal — declaro Igolkin-. Parecen haberse debilitado y tiran peor, aunque la subida no es empinada. Yo pensaba que estaban cansados, ?y mira tu lo que era!

— Seria interesante tomar el pulso, a todos — propuso Gromeko-. ?Cuanto tiene usted normalmente, Ivan Andneievich?

— Setenta y dos — contesto Borovoi presentando la mano sal medico.

— ?Ve usted? ?Pues ahora tiene cuarenta y cuatro! La diferencia es sensible. Con esta presion el corazon. funciona mas lentamente, lo que se refleja en el estado general.

— Entonces, ?si continua el descenso acabara deteniendose completamente el corazon? — pregunto Maksheiev.

— ?No creo que vayamos a bajar hasta el centro de la tierra — contesto Gromeko riendo.

— ?Por que no? — rezongo Borovoi-. Este embudo monstruoso quiza llegue hasta el centro de la tierra. Ahora estoy dispuesto a creermelo todo. Y no me asombrare ni aun cavando salgamos de el en medio de los hielos del Polo Sur.

— ?Eso ya es un disparate! — observo Rashtanov-. No puede haber orificio que atraviese de parte a parte el globo terrestre ni embudo que llegue hasta el centro. Seria una cosa en contradiccion con todos los datos de la Geofisica y la Geologia.

— ?Ah, muy bien! ?Y en cambio admite usted las contradicciones a todas las leyes de la Meteorologia que venimos observando? Ya vera como tambien fallan las leyes de su Geologia.

Kashtanov se echo a reir.

— La Meteorologia, Ivan Andreievich, es una ciencia trivial — dijo en broma-. Tiene que tratar con el medio inconstante de la atmosfera, con los ciclones y los anticiclones cuyas causas no han sido todavia averiguadas. En cambio la Geologia tiene una base solida: la firme corteza terrestre.

— ?Una base solida! — estallo Borovoi-. ?Solida hasta que no la sacude un buen terremoto que le hace perder la cabeza, si no es algo peor, al geologo mas pintado!

Todos se retorcian de risa.

— Ademas — prosiguio el meteorologo mordazmente —, ?ustedes conocen lo que hay a dos o tres kilometros bajo la corteza terrestre y opinan ya de lo que hay en todo el subsuelo! Pero, de la naturaleza de ese sub-suelo hay tantas opiniones como personas. Segun los unos, el nucleo de la tierra es solido; segun los otros, liquido; segun los terceros, gaseoso. ?Cualquiera lo entiende!

— ?Con el tiempo llegaremos a entenderlo! Toda hipotesis, si tiene una base, constituye un paso mas hacia el conocimiento de la verdad. Y en lo que se refiere al subsuelo, no tiene usted razon. En la actualidad, la Sismologia, o sea el estudio. de los terremotos, nos ofrece nuevos procedimientos para llegar a conocer mas cosas acerca del estado del nucleo terrestre.

— Me gustaria saber lo que va a pasar manana — concluyo-. Ahora podemos esperar cada dia hechos, a primera vista incomprensibles pero que forman una cadena comun de causas y consecuencias cuando se los llega a desentranar.

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