muy bien sus largas trompas.

Reanudaron su carrera y solo se detuvieron cuando la niebla empezo de nuevo a disiparse. Las masas oscuras estaban ya mucho mas proximas.

— Vamos a tendernos en el suelo — propuso el zoologo-. De lo contrario, pueden advertir nuestra presencia y escapar.

Asi lo hicieron. Ahora Papochkin tenia los prismaticos, esperando el momento propicio. La niebla se disipo al fin bastante para poder distinguir a unos cuatrocientos o cuatrocientos cincuenta pasos cuatro proboscidios que arrancaban ramas de los arbustos enanos y se las llevaban a la boca doblando elegantemente la trompa. Tres eran muy voluminosos y el cuarto un poco mas pequeno.

— Tienen enormes colmillos — dijo Papochkin— muy retorcidos. El cuerpo esta cubierto de un tupido pelaje pardo. Tienen unos rabos cortos que agitan alegremente. Si no supiera que los mamuts han desaparecido de nuestro planeta, diria que no son elefantes sino mamuts.

— ?Quien sabe si en este pais donde todo es extrano no sobreviven los mamuts?

Kashtanov, que habia cargado su escopeta con una bala explosiva, apunto al animal mas proximo que le presentaba su flanco izquierdo.

Resono una detonacion ensordecedora. El animal levanto la trompa, cayo de rodillas, luego se irguio, dio unos pasos precipitados y se desplomo.

Los otros pegaron una espantada y luego, levantando las trompas y bramando con un mugido semejante al del buey, huyeron pesadamente al galope por la tundra y desaparecieron en la bruma.

Llenos de impaciencia, Kashtanov y Papochkin corrieron hacia su victima. El animal estaba tendido sobre el flanco derecho con las patas estiradas y la cabeza de enormes colmillos echada hacia atras. La ancha herida abierta bajo el omoplato dejaba escapar un torrente de sangre. El vientre abultado se agitaba aun y la trompa se estremecia.

— ?Cuidado! — advirtio Kashtanov-. En su agonia es capaz de pegarnos con la trompa o con una pata un golpe que nos rompa los huesos.

Los cazadores se detuvieron a unos diez pasos del elefante examinandolo con una emocion y un interes comprensibles.

— Tambien yo pienso que se trata de un mamut — dijo Kashtanov-. Por lo menos tiene todas las senas del mamut: las enormes dimensiones (?porque este bicho mide sus seis metros de largo!), los colmillos vueltos hacia arriba y hacia adentro, el largo pelaje rojizo. Ademas, los elefantes no han vivido nunca en los paises articos, mientras los mamuts han habitado en la tundra de Siberia.

— Si no lo hubiera visto por mis propios ojos, no lo habria creido — contesto Papochkin-. ?Que descubrimiento, pero que descubrimiento!

— No es ni mas ni menos extraordinario que esta profunda depresion y la tundra verde a los 81 de latitud Norte. Se conoce que en este continente polar, absolutamente aislado por los hielos de los demas paises de nuestro-planeta y cuyo clima es suave, los mamuts se han. conservado hasta nuestros dias. Son, en cierto modo, fosiles vivos.

— O quiza la fauna prehistorica de la Tierra de Nansen que se ha adaptado a nuevas condiciones de vida. Es probable que este continente no estuviera antes aislado de los demas paises por los hielos y la nieve y poseyera la misma flora y la misma fauna que el Norte de America y Asia. Y es posible que luego, durante el periodo glaciar, los mamuts hayan encontrado aqui su ultimo refugio.

— ?Y ahora lo ha descubierto nuestra expedicion!. Pero, ?que vamos a hacer con este monstruo? Para llevarlo hasta el campamento harian falta una — plataforma y una locomotora.

— Si no podemos arrastrar al mamut hasta el campamento, se puede aproximar el campamento al mamut —.observo en broma el zoologo.

— ?Es una idea!. Pero si la tundra esta habitada por mamuts, tambien puede estarlo por osos, lobos, zorros y otros animales carniceros. Y antes de que nos traslademos aqui son capaces de deteriorar nuestra presa.

— Es verdad. Hay que medirlo cuidadosamente, hacer su descripcion y fotografiarlo. AlEstrella Polarnos llevaremos, todo lo mas, un diente y particulas de cerebro, de piel y de carne metidas en alcohol.

— ?Y la trompa? Yo creo que debiamos cortarla para ensenarsela a nuestros companeros. ?Vaya sorpresa que se van a llevar! Y luego nos la comeremos: sera un plato que no ha probado todavia nunca ningun naturalista. Dicen que las trompas de elefante son una cosa suculenta. Pero el extremo lo conservaremos, porque nunca se habia encontrado en los cadaveres de mamuts descubiertos y no se sabe como esta hecho*.

Los cazadores se aproximaron al mamut, ya inmovil, y procedieron a medirlo y fotografiarlo con gran cuidado.

Papochkin hacia las mediciones y Kashtanov tomaba nota y luego paso a retratar el cadaver desde diferentes angulos mientras el zoologo se plantaba orgullosamente junto a el o se subia encima para las comparaciones, exclamando:

— ?Es maravilloso! El informe de nuestra expedicion tendra ilustraciones: fotografias del zoologo Papochkin sobre el cadaver de un mamut, pero no fosil, sino recien matado.

Terminada su labor, les viajeros cortaron el rabo, la trompa y un mechon de largas lanas del animal y, asi cargados, se dispusieron a volver a la tienda. Pero entonces el zoologo lanzo una mirada perpleja a su alrededor y exclamo:

— ?Hacia que lado esta nuestro campamento? Nos rodea la tundra lisa, la niebla se desplaza e impide ver a lo lejos. Nos hemos extraviado, Piotrivanovich. No tengo ni idea de la direccion que debemos seguir…

Al pronto Kashtanov se turbo un poco, pero luego dijo sonriendo:

— Un hombre que lleve una brujula en el bolsillo no puede extraviarse ni aun en la niebla, siempre que sepa la direccion que ha seguido. Desde el campamento nos pusimos en marcha hacia el Sudeste, de manera que ahora debemos orientarnos hacia el Noroeste.

— Pero creo que al ver a los mamuts echamos a correr sin pensar en la direccion.

— No. Antes de guardarme la brujula comprobe, segun mi costumbre, la direccion en que corriamos. Tranquilicese, que le llevare a la yurta.

Consultando la brujula, Kashtanov echo a andar por la tundra sin vacilaciones y el zoologo le siguio.

Los viajeros anduvieron un par de horas por la planicie. Lo mismo que antes, la niebla se arremolinaba unas veces a ras de tierra y se disipaba otras, dejando ver un kilometro o dos alrededor. En uno de esos momentos Kashtanov descubrio delante, y un poco apartado del camino que seguian, un extrano objeto que se alzaba sobre la llanura y se lo indico al zoologo.

— ?Que sera? — pregunto Papochkin-. Parece el armazon de una tienda de samoyedos. ?Habra tambien hombres aqui?

— Creo que deben ser nuestros esquis. ?No se acuerda de que los hemos dejado a mitad de camino?

— Entonces, es que vamos bien orientados.

Llegados al sitio donde estaban los esquis, los viajeros podian estar ya tranquilos y guardaron la brujula porque su pista habia quedado profundamente impresa en la tundra humeda. Pronto divisaron la colina donde estaba suyurta.

* A fines de la decada del 40 se encontro la trompa de un mamut en la peninsula de Chukotka. Su extremidad fue enviada a la Academia de Ciencias.

Capitulo XIII

UN VISITANTE INDESEABLE

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