— ?Sera comestible este monstruo? — pregunto dudoso.

— Cloro, que si. Se parece a una barbada, aunque en algo se diferencia de ella. Debe ser una raya. Ademas, todo pescado fresco es comestible, porque unicamente las huevas, la lecha y la pelicula negra de la cavidad abdominal son venenosas en algunas especies. Una vez destripados, se puede comer los peces incluso de clases desconacidas, siempre que no tengan la carne maloliente o demasiado espinosa.

— Entonces, vamos a probarlo y trataremos de pescar otros. ?Y que aspecto tenia el que se le ha escapado a usted?

— Me parece que ha sido algun reptil grande que se ha llevado, el pez con el anzuelo y un troza de bramante.

— ?Hombre, se conoce que tambien hay aqui carniceros de esos! ?Y nosotros banandonos tan tranquilos en el mar!..

— Si, habra que tener mas cuidado parque las mares del jurasico, y este debe ser uno de ellos, estaban habitados por enormes ictiosauros, plesiosaurios y otros reptiles carniceros a los que no le hubiera costado ningun trabajo partir a un hombre por la mitad.

— ?Y las tiburones? ?No existian en esa epoca aun?

— Tambien existian. Remontan casi al periodo devoniano y eran de dimensiones enormes. Se han encontrado dientes suyos de setenta centimetros. ?Puede usted. figurarse lo que seria una boca correspondiente a esa dentadura!

Los pescadores volvieron a lanzar sus canas y pronto capturaron unos peces grandes, parecidos a esturiones. Una vez limpios los echaron al caldero y, mientras se hacia la sopa, pescaron unos diez mas.

Despues de cenar se sentaron junto a la tienda a fumar sus pipas y a debatir su proxima travesia de aquel mar que expiraba, suavemente en la arena salpicada de conchas de diferentes moluscos que despertaron gran interes en el zoologo.

Mientras sus companeros estaban pesando habia recogido toda una coleccion y determinado que eran amonitas*

Gromeko interrumpio la conversacion exclamando:

— ?Miren ustedes que serpientes de mar tan enormes!

A unos cien metros de la orilla emergieron sobre el mar, primero una y luego otra, dos cabezas aplastadas como las de las serpientes rematando unos cuellos que ondulaban graciosamente. Hubierase dicho dos enormes cisnes negros cuyas cuerpos: apenas sobresalian del agua.

— No son serpientes — declaro Kashtanov despues de haberlas examinado con las prismaticos-. Estoy seguro de que se trata de plesiosaurios, cuya presencia es muy posible en un mar del jurasico superior.

— ?Que monstruos! — observo Papochkin, que tambien seguia con unos prismaticos las evoluciones de los animales —, Me parece que el cuello tiene lo menos dos metros de largo.

— ?No se les ocurrira venir a hacernos una visita? — pregunto Gromeko, que no habia olvidado todavia la aventura de la barca y el reptil.

— ?Cualquiera sabe! Pienso que en tierra firme han de ser muy torpotes y podremos escaparles facilmente. De todas formas, vamos a cargar las escopetas con balas explosivas.

Pero los monstruos marinos no parecian tener el proposito de salir a tierra. Se zambullian en busca de peces. Nadaban lentamente a lo largo de la orilla para espiar a sus victimas y luego las agarraban doblando el cuello con movimiento rapido y las arrojaban al aire a fin de engullirlas de cabeza.cuando caian, en la direccion de las escamas y las aletas. Pero a veces se les escapaba la presa y entonces los monstruos las perseguian saliendo casi del agua que cortaban ruidosamente y adelantando el cuello.

La pesca de los plesiosaurios, que los exploradores observaban con gran interes, termino.en una pelea: los dos animales se habian apoderado del mismo pez, sin duda bastante voluminoso, y procuraban arrancarselo el uno tal otro.

Uno de ellos lo logro al fin y se escapo. El otro salio tras el, le dio alcance y enrollo su cuello al cuello de su adversario para hacerle soltar el pez. Los cuellos enlazados ondulaban de un lado a otro, los cuerpos oscuros se empujaban, los rabos cortos y las paletas natatorias golpeaban freneticamente el agua levantando verdaderos surtidores. Por fin, uno de los plesiosauros, enfurecido, solto el pez y hundio los dientes en el cuello de su adversario, arrastrandole al fondo. El agua continuo mucho tiempo agitada en el sitio donde se habian sumergido los monstruos.

Una hora mas tarde Gromeko y Kashtanov, que recogian en la orilla restos de arboles: traidos por las olas para alimentar la hoguera del campamento, vieron una masa oscura mecida por las olas. Flotaba a lo largo de la orilla, aproximandose gradualmente, hasta que se inmovilizo, varada sin duda en un banco de avena.

Cuando volvieron a la tienda con la lena, sus companeros dormian ya. Entonces los dos hombres desengancharon una lancha y remaron en direccion a la masa oscura. Era uno de los plesiosaurios, cuyo cadaver estaban despedazando unas aves grandes, montadas en el. Otras mas pequenas giraban en el aire, aguardando probablemente su turno de regalarse, con unos gritos semejantes al croar de ranas enormes. En su vuelo se asemejaban a los murcielagos.

Hubo que dispersar con algunos disparos a aquella bandada para acercarse al cadaver, que tenia la cabeza y la parte superior del cuello colgando de unos jirones de piel desgarrada por los dientes de su adversario. El animal muerto flotaba con el vientre al aire; sus enormes paletas natatorias emergian fuera del agua. La piel del vientre era lisa, de un color pardo verdoso.

Era imposible sacar al plesiosaurio a la orilla: el cuerpo media dos metros largos, la cola un poco menos y el cuello mas. Las paletas posteriores alcanzaban casi metro y medio.

Las aves matadas por los cazadores eran reptiles voladores de dos especies: los mayores (pterodactilos) eran de tamano superior al de un aguila y los otros alcanzaban las dimensiones de un pato grande.

Unos y otros tenian cabeza voluminosa, que remataba un pico dentado, el cuerpo desnudo y alas membranosas uniendo las patas anteriores y las posteriores como ocurre a los murcielagos. La especie mas pequena tenia una larga cola.

* Genero de moluscos cefalopodos fosiles cuya concha, enrollada en espiral, esta dividida por tabiques. Sus especies fueron particularmente numerosas en los periodos triasico, jurasico y cretaceo.

Capitulo XXVII

LA TRAVESIA DEL MAR

Al dia siguiente hizo un tiempo muy bueno para navegar por el mar: el cielo estaba casi sin nubes y soplaba del Norte una brisa ligera que permitia utilizar la vela aunque no levantaba gran oleaje. Al hacer los preparativos de viaje, los exploradores inspeccionaron minuciosamente las barcas y la balsa y pusieron de vela la tienda de campana entre dos bicheros que servian de mastiles. Sobre una piramide, que Maksheiev levanto en la orilla con troncos arrojados por el agua a la playa, se planto una pertiga con una bandera blanca que debia servir de punto de referencia a la vuelta. Algo mas atras, al borde de las malezas donde la marea no llegaba mas que en casos excepcionales, abrieron un hoyo en la arena a fin de enterrar las colecciones de minerales, los herbarios, los craneos, los huesos y las pieles de animales para no llevarse aquella carga superflua que, ademas, corria el riesgo de mojarse durante la navegacion. Una vez cegado el hoyo, levantaron otra piramide identica para que no pudieran abrirlo las fieras si eran atraidas por el olor de las pieles. En lo alto fue plantada una botella pequena con la descripcion del itinerario seguido por la expedicion desde layurtahasta el mar.

Terminados estos trabajos, los exploradores subieron a las barcas y se pusieron en camino rumbo al Sur, hacia la orilla opuesta, que se vislumbraba apenas a lo tejos. Cavando la embarcacion se aparto un poco de la

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