de anemonas. Por las grandes nevadas que caen en invierno y la influencia del frio mar de Ojotsk, la primavera empieza tarde y la tierra no queda libre de nieve hasta finales de mayo. En cambio, tambien el otono se prolonga hasta mediados o fines de noviembre.

Desde el extremo superior de la ciudad ofreciase una vista maravillosa de toda la bahia de Avacha, cenida de montanas que en unos sitios caian a pico en rocas oscuras hacia el espejo del agua y en otros bajaban en suaves pendientes, surcadas por el cauce de riachuelos ya despiertos de su sueno invernal.

El anillo de las montanas no llegaba hasta la costa de la bahia solo por la parte de occidente donde se vislumbraba el delta anegadizo del Avacha. En la desembocadura del rio podian verse las casuchas del poblado de su mismo nombre, unico sitio habitado, ademas de Petropavlovks, en la orilla de esta esplendida cuenca de cerca de veinte kilometros de diametro, capaz de dar cabida a las flotas de todas las potencias grandes y pequenas, perfectamente protegida del lado del mar y que, sin embargo, sobrecogia a los viajeros por su aspecto desierto. En la superficie lisa del agua no blanqueaba ni una sola vela, pero en cambio las montanas circundantes, tapizadas de bosques, conservaban su nitido manto invernal.

Al descender a la orilla, nuestros viajeros fueron testigos de una escena curiosa. Junto al agua estaban, atados por parejas, treinta perros destinados a la expedicion. Aunque los rodeaban unos cuantos marineros y un grupo de curiosos, mostrabanse muy inquietos: aullaban, se peleaban y hacian tentativas de huir. En el agua, cerca de tierra, flotaba una gran barca tosca en la que debia ser embarcada la jauria. Un hombre recio, desnudo de cintura para arriba — debia ser elkayur, o sea el conductor de los perros —, agarro por la piel del cuello a una pareja de perros que se debatian aullando, los llevo hasta la lancha y los instalo en la popa. Pero no habia hecho mas que volver la espalda para ir a buscar la pareja siguiente cuando los sagaces animales, sin duda poco aficionados a los viajes por mar, saltaron de nuevo a la orilla, donde se confundieron con los demas. El juego se repitio varias veces para gran algazara de los espectadores De nada sirvieron los punta pies ni los gritos: los perros no querian abandonar su patria. Elkayurse desesperaba y proferia contra los perros terribles juramentos en ruso y en kamchadal, los espectadores reian a carcajadas y daban toda clase de consejos, los perros aullaban. La barahunda era indescriptible.

Finalmente, elkayurinvento un metodo de embarque ingenioso, aunque no muy agradable para los lanudos pasajeros. Empujo la lancha a unos cinco pasos de la orilla, encomendandosela a uno de los marineros, y luego se puso alanzar a los perros por parejas a la lancha a traves del agua, a pesar de su resistencia. Retorciendose en el aire, los perros iban a caer al fondo de la barca, en seguida se ponian de pie, apoyados con las patas delanteras en la borda, y aullaban desesperadamente, aunque sin decidirse a saltar al agua. Cuando la lancha estuvo llena de las inquietas parejas, que continuaban pegando saltos y aullidos, la trajeron de proa a la orilla, los marineros y el kayur se metieron de un brinco en ella y empunaron los remos. Como por obra de magia, la jauria se aplaco al primer golpe de remos y no volvio a oirsela en toda la travesia. Pero en cuanto la lancha rozo el casco del Estrella Polar el concierto se reanudo con fuerza duplicada. Desde la orilla podia verse como eran subidos los perros a cubierta, de dos en dos, en una cesta que echaban con una cuerda desde el barco y como los llevaba el kayur hasta el lugar que les estaba reservado, donde una buena racion de yukola les obligaba a conformarse con su suerte.

El ajetreo que se observaba en cubierta, el estruendo de la cadena del ancla y el ladrido de los perros alarmados desperto muy temprano, a la manana siguiente, a los viajeros, que no vacilaron en salir de sus camarotes para lanzar una ultima mirada a la pequena ciudad y sus habitantes, reunidos en la orilla a fin de despedir al barco. Entra gritos de «hurra» y «buen viaje», acompanados por gorros y panuelos agitados en el aire y por el ladrido de los perros, el Estrella Polar viro suavemente y, a toda marcha, atraveso la bahia hacia la salida. La orilla se alejaba rapidamente y, al mismo tiempo, — en ultimo plano iba apareciendo, detras de las montanas inmediatas a la ciudad, el cono niveo del Avacha. De su cumbre se calzaba una columna de humo fina y transparente.

— ?Ya ha empezado a humear nuestro monte! — pronuncio una voz a espaldas de los viajeros que, de pie junto a la borda, admiraban aquel bello cuadro.

Todos se volvieron. Habia hablado el hombre energico que el dia anterior embarco a los perros en la lancha. Ahora llevaba puesta una kujlianka, ropon de piel de reno con el pelo hacia fuera. El corte estrecho y algo oblicuo de sus ojos pardos, los pomulos salientes, el color moreno de la piel, la nariz achatada y el ralo bigote negro denunciaban bar en seguida su origen mongol. Observaba sonriente a los viajeros.

— Aqui tienen ustedes a un nuevo miembro de nuestra expedicion: Ilya Stepanovich Igolkin, el encargado de los treinta perros y elkayurdel trineo delantero, que nos ensenara a conducir a estos inquietos animales — dijo Trujanov, saludando al kayur.

— Nuestros perros son muy tranquilos, senor jefe — objeto elkayur —. Se han calmado ya. Aullaban porque a todo el mundo le cuesta trabajo abandonar su patria.

Cuando Igolkin se alejo para echar una mirada a los perros, Trujanov comunico a sus companeros algunos datos de este miembro de la expedicion. Igolkin era de origen cosaco-buriato y habia nacido en Transbaikalia, en una stanitsa fronteriza de Mongolia, pero se quedo en Vladivostok despues de participar en la guerra contra el Japon. Llegado a Kamchatka con una expedicion cientifica, le gusto el pais de las colinas humeantes, sus vastas extensiones, la profusion de pesca y la caza de osos. Alli encontro su segunda patria y, habiendose adaptado rapidamente a las originales condiciones de vida de aquella tierra, hizose famoso en Petropavlovsk como habilkayury guia de los aficionados a la caza. En la expedicion de Trujanov le habia atraido el buen sueldo, una de cuyas anualidades, pagada por adelantado, le permitia construirse una casa y comprar ganado y aparejos.

Una hora despues de levar anclas, el Estrella Polar entraba ya en la garganta de la bahia de Avacha, que mide mas de cinco kilometros de longitud. A la derecha de la salida, frente al acantilado del cabo Babushkin, emergia del mar, negra, la enorme roca de Babushkin, de cerca de cien metros de altura, cuya cima plana se presta muy bien para que aniden en ella Las aves marinas.

Centenares de gaviotas, de cuervos marinos y otras aves, inquietadas por el ruido de la maquina, volaban alrededor de la roca, atronando el aire con sus gritos penetrantes.

Despues de doblar el cabo Dalni con su faro, el Estrella Polar viro hacia el Nordeste y navego a lo largo de la costa oriental de Kamchatka, apartandose gradualmente de ella. En dos dias no habia nada que observar. Ademas, soplaba un frio noroeste, trayendo tan pronto lluvia como granizo o nieve. El mar estaba inquieto y los camarotes abrigados resultaban mucho mas atractivos que la humeda cubierta.

El viento ceso al fin, pero en cambio aparecieron los hielos flotantes y la niebla. Durante dos dias se navego a poca velocidad para no chocar con algun campo de hielo. Al despejarse el tiempo, a estribor aparecio la orilla rocosa de la isla de San Lavrenti y a babor el cabo Chukotski. Al oeste del cabo, en la orilla de la profunda bahia Providencia, se encontraba una factoria donde la expedicion debia recoger carbon traido de antemano en un barco fletado a este efecto. ElEstrella Polarecho el ancla y comenzo la carga del carbon. Despues— de una semana de navegacion todos se apresuraron a descender a tierra. Pero las rocas de la orilla no dejaban gran espacio para las excursiones, la nieve cubria todavia las vertientes dejando libre tan solo una pequena superficie en torno a la factoria.

Capitulo V

EL ESTRECHO DE BERING

A los dos dias de haber cargado el carbon, elEstrella Polardoblo el cabo Chukotski y entro en el estrecho de Bering cinendose mas al continente de Asia, donde los montes de escasa altura

Вы читаете Plutonia
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату