EN BUSCA DE LA TIERRA DESCONOCIDA
Muy avanzada la tarde, cuando el sol permanente hacia rodar ya su globo rojo por el horizonte septentrional, el
Lejos, a poniente, se divisaba el extremo Nordoriental de Asia, el cabo de Dezhnev, en cuyas vertientes abruptas lanzaban reflejos purpureos los multiples campos de nieve iluminados por el sol. Los viajeros enviaron un ultimo saludo a aquella orilla desapacible e inhabitada que, de todas maneras, formaba parte de la tierra patria.
Al Este podia distinguirse todavia, envuelto en una niebla ligera; el cabo del Principe de Gales, que habia quedado ya atras. Por delante, el mar estaba casi limpio de hielo. Durante los ultimos tiempos habian dominado los vientos del Sur que, con la corriente tibia que pasa a lo largo de la orilla americana, habian empujado la mayor parte de los hielos hacia el Norte, circunstancia muy favorable para la navegacion ulterior.
A la manana siguiente, cuando los viajeros subieron a cubierta, no se veia ya tierra a Occidente. Al Este, la tierra continuaba visible: eran las costas de Alaska con sus rocosos cabos de Lisburne y de Hope, que limitan al Norte el golfo de Kotzebue.
El viento favorecia la marcha y, desplegadas las velas, el
Cuando las orillas de Alaska empezaron a desaparecer en el horizonte, Maksheiev, de pie junto a la borda con los demas pasajeros, grito:
— ?Adios, antigua tierra rusa, tesoro regalado a los americanos!
— ?Por que? — sorprendiose Borovoi-. Si no recuerdo mal, nuestro gobierno vendio a los Estados Unidos esta triste tierra.
— Si, la vendio por siete millones de dolares. Pero, sabe usted cuanto llevan sacado ya los yanquis de esta triste tierra?
— Hombre, pues otro tanto o quiza el doble.
— ?Que equivocado esta usted! Solamente en oro llevan sacados de Alaska doscientos millones de dolares. Pero, ademas del oro, sin agotar todavia enteramente, hay alli plata, cobre, estano y hulla que empiezan ya a extraer. Luego, las pieles, los grandes bosques que bordean el Yukon. Estan construyendo un ferrocarril. Por el Yukon navegan vapores.
— ?Para que lamentarnos? — observo Trujanov-. De haberla tenido nosotros, Alaska habria continuado en el mismo estado primitivo que la tierra de Chukotka, donde tambien hay oro y carbon, y pieles, sin que se saque ningun provecho de ella.
— Eso es de momento — objeto Kashtanov-. El libre desarrollo de Rusia esta sofocado por la autocracia. Pero, si cambia el gobierno, quiza,empecemos a trabajar en gran escala.
A la manana siguiente no se veia ya la fierra. y el
Estas condiciones favorables se mantuvieron los dos dias siguientes y los viajeros se encontraron ya a 73 39 de latitud. Pero al concluir el cuarto dia de navegacion por el mar de Beaufort, los hielos empezaron a multiplicarse rapidamente y el barco tuvo ya que maniobrar a marcha reducida por los estrechos pasadizos que dejaban los campos de hielo.
Durante todo este tiempo no se habian cruzado con ningun barco: probablemente la estacion era todavia demasiado temprana para los balleneros. Comprobado este hecho, Trujanov dijo a Maksheiev:
— Como ve usted, Yakov Grigorievich, no hemos encontrado a ningun ballenero y, quiera que no, habra de quedarse en el
— Por muy agradable que sea su compania — contesto Maksheiev —, me resultaria desde luego penoso estarme seis meses o quiza un ano en el barco, sin hacer nada, en medio de los hielos. En cambio participare con mucho gusto en la expedicion y, me parece, podre serle de algun provecho. Tengo experiencia de las marchas en esquis y en trineos de perros y me encargo de cuidarlos a medias con Igolkin. Tambien puedo preparar la comida, levantar cartas y ayudar al profesor Kashtanov en sus observaciones geologicas. Como ingeniero de minas, algo entiendo de Geologia.
— En tal caso, considero resuelto el asunto y me alegro mucho de que la expedicion cuente con otro miembro, hombre energico y experto — concluyo Trujanov.
Las condiciones de la participacion de Maksheiev quedaron fijadas muy rapidamente y, por la tarde, enseno a Kashtanov una coleccion de minerales de Alaska y de Chukotka que habla recogido en su campamento.
El profesor la estudio con gran interes y se convencio de que Maksheiev poseia conocimientos profundos que podian hacer de el un buen auxiliar en el trabajo.
Por la noche tuvieron que permanecer varias horas en el mismo sitio. Con calma chicha, la niebla se habia espesado hasta el punto de que no se veia nada a diez pasos de distancia, como si todo estuviese sumido en un bano de leche. El
Por la manana, la niebla empezo a disiparse ligeramente, arremolinandose bajo el soplo de una brisa del Norte. Se hicieron los preparativos para continuar la navegacion vegetacion. El viento refresco pronto, la niebla fue desapareciendo empujada hacia el Sur y los campos de hielo, despues de algunos crujidos, tambien se pusieron en movimiento.
Por delante se abria un espacio bastante libre y, con la maquina a toda presion, el volvio a poner rumbo Nordeste, aunque lentamente para evitar choques con los hielos y para tener la posibilidad de detenerse en el momento preciso o de virar hacia uno u otro lado.
Hasta media noche avanzaron, unas veces con lentitud y otras con bastante rapidez. Pero luego, el sol, que habia brillado desde el mediodia aunque con pausas, fue ocultado en el horizonte septentrional por un manto de niebla que pronto avanzo sobre el
Por la manana arrecio el viento del Norte, se disipo la niebla, pero en cambio los hielos cobraron gran movimiento y la jornada transcurrio en enorme tension. El capitan tuvo que recurrir a toda su pericia para avanzar lentamente, regateando entre los campos, retrocediendo y girando unas veces a la derecha y otras a la izquierda. Armados de largos bicheros, los marineros montaban la guardia a una y otra borda para alejar el barco de los hielos que avanzaban sobre el. Felizmente, los extremos de los campos de hielo estaban ya bastante quebrados, no habia icebergs y solo a veces los
Al llegar la noche, todos los pasajeros tuvieron que participar en la lucha contra los hielos para que los marineros pudiesen descansar por turno. No habia niebla, soplaba un viento del Norte bastante frio y el barco fue avanzando. Por la manana divisaron una bandada de aves que volaban hacia el Norte y dos osos andando por un gran campo a un kilometro del barco. Aquellos eran indicios de la proximidad de la tierra.
Alrededor de mediodia se tomo la latitud: 75 12 5». Por consiguiente, y a pesar de los hielos, el
Cuando el capitan trazo en el mapa el rumbo del barco, Trujanov observo, dirigiendose a los miembros de