negro y, al cabo de dos kilometros de marcha, se detuvieron junto al sitio donde la garganta se ensanchaba para desembocar en el valle. La erupcion parecia haberse calmado: la primera nube ardiente se disipaba, la cumbre de la montana habia quedado limpia de la humareda, y del crater ascendia solamente una fina columna de humo negro. Al examinar el volcan con los prismaticos, Kashtanov advirtio que la cumbre habia experimentado ciertos cambios durante las primeras explosiones: el borde del crater habia descendido por la parte oriental y la cumbre parecia cortada al bies.(bies = m. Oblicuidad, sesgo.)

Acostados en torno a los sacos de azufre sobre la superficie desnuda del desierto, los viajeros se quedaron dormidos. A las tres. horas les desperto una detonacion formidable que les hizo fijar los ojos en el volcan. Otra nube siniestra broto del volcan y se lanzo cuesta abajo, pero esta vez en direccion al Sudeste, hacia la hondonada del lago. Reloj en mano, Kashtanov media la progresion de la nube, que se habia convertido, igual que La primera, en un cumulo cardeno. Cuatro minutos despues de la explosion, el cumulo habia llegado ya al lago, que disimulo a los ojos de los observadores.

— Avanza a la velocidad de un tren rapido: unos sesenta kilometros a la hora — exclamo Kashtanov.

— ?Menos mal que nos habiamos marchado de alli!

— Si. La direccion del cumulo ha variado casi ochenta grados, sin duda porque los bordes del crater se han desmoronado.

— ?Que hubiera ocurrido si nos hubiesemos quedado junto al lago? — pregunto Papochkin.

— Segun las observaciones de la expedicion enviada por la Academia de Ciencias Francesa para estudiar la Montana Peleada en la Martinica, puedo asegurar que habriamos sido abrasados y asfixiados por el vapor saturado de cenizas que constituye la masa fundamental del cumulo o aplastados por las piedras que transporta en gran cantidad. Incluso acarrea bloques de cuatro y hasta seis metros cubicos a varios kilometros de distancia. El cumulo destruye todo a su paso — animales y plantas— y no deja mas que un desierto, una extension de cenizas ardientes, de piedras grandes y pequenas, de troncos de arboles v cadaveres carbonizados.

— ?Que habra sido del lago?

— Debe estar lleno de cenizas y de piedras; se habra desbordado, convirtiendo por algun tiempo, probablemente breve, el arroyo que fluye de el en un torrente sucio y abrasador.

Justamente entonces, la nube ardiente que habia pasado ya por encima de la hondonada del lago trepaba hacia el desierto negro a unos dos kilometros del sitio donde se encontraban los viajeros. A pesar de la distancia, percibieron su halito abrasador, poderoso torbellino de aire caliente, que les obligo a tenderse en el suelo tapandose la cara con las manos y la ropa. Asi permanecieron alrededor de media hora empapados en sudor, hasta que se restablecio el equilibrio en la atmosfera.

Cuando levantaron la cabeza, vieron sobre el desierto una larga y alta muralla de vapor blanco y gris que se extendia hacia un lado unos diez kilometros desde el sitio donde estaban y alcanzaba una altura de mil quinientos metros. El aire continuaba siendo asfixiante y abrasador.

— Alejemonos sin mas historias de este espantoso volcan — exclamo Gromeko-. ?Quien sabe si no va a lanzar la descarga siguiente contra nosotros?

— Efectivamente, acabamos de ver lo dificil que es respirar incluso a dos kilometros del cumulo. ?Me imagino lo que debe ser cuando le envuelve a uno por completo!

Habiendo recogido todo el equipaje, los viajeros se dirigieron hacia el Norte, aproximandose poco a poco al valle del rio, con la idea de descender a el en cuanto encontrasen un lugar adecuado. Pero cuando se acercaron al borde y miraron hacia abajo vieron que el apacible y limpido arroyuelo se habia convertido en un torrente impetuoso de un color blanco sucio que, desbordado de su cauce, galopaba como loco por el fondo del valle destruyendo la vegetacion de sus orillas.

— ?Merece la pena bajar? — pregunto Kashtanov a sus companeros-. Es mas facil andar por el desierto liso que por el fondo arenoso del valle. Y ahora, de todas formas, no se puede ya beber el agua sucia del arroyo.

Todos coincidieron en que mas valia continuar andando por el desierto y no bajar hasta cerca de la desembocadura del valle, donde las vertientes estaban surcadas de barrancos. Marchaban junto al borde del precipicio y de vez en cuando se acercaban a el para mirar hacia abajo. Una o dos horas despues de la segunda erupcion, el impetuoso torrente comenzo a consumirse y, poco despues, se agoto por completo. Solo se veia el cauce desnudo, arboles y arbustos descuajados, hierba pegada al suelo y recubierta de limo blanquecino.

— ?El volcan se ha vengado de nosotros por haberle robando el azufre! — dijo en broma Maksheiev-. Ha destruido el arroyo para que nos muramos de sed.

— Es verdad — observo Gromeko-. Ahora vamos a pasarlo mal con el agua y tendremos que economizar nuestra reserva hasta encontrar otra fuente en los alrededores del hormiguero.

— Este puede ser un obstaculo para proceder inmediatamente al asalto del hormiguero.

A pesar de lo cargados que iban y del calor torrido del desierto negro, los viajeros hicieron una marcha forzada y solo se detuvieron para dormir cuando bajaron al valle, cerca de su desembocadura y del hormiguero. Kashtanov y Maksheiev salieron de reconocimiento para estudiar minuciosamente la fortaleza de sus enemigos. Volvieron a subir a la superficie del desierto y tiraron hacia el Este por el borde del barranco desde donde se podia observar muy bien el hormiguero.

Era una especie de enorme tumulo de ramas y troncos secos compuesto de varios pisos. A ras del suelo se encontraban las entradas principales, orientadas hacia los puntos cardinales. No eran muy altas, pero si bastante anchas para que pudieran pasar cuatro o cinco hormigas de frente. En aquellas entradas la animacion era constante: unas hormigas salian en columnas para dirigirse hacia diferentes lados en busca de alimento; otras volvian, por parejas o solas, trayendo troncos y ramas, insectos muertos o vivos, larvas, ninfas, tallos de junco, y se metian con su botin en lea fortaleza.

Los pisos superiores tenian tambien orificios en lugares distintos y a diferente altura. Pero solo debian servir para la ventilacion y quiza tambien para la salida de los defensores en caso de ataque enemigo. Estos eran ya mas estrechos y mas bajos que las entradas principales, de manera que las hormigas solo podian pasar por ellos de una en una. En aquellos orificios aparecian igualmente de vez en cuando hormigas que salian a recorrer las cornisas del hormiguero, sin duda para inspeccionar si todo marchaba normalmente.

— ?No sera un obstaculo a nuestro plan esta abundancia de orificios? — pregunto Makshelev-. Si el aire circula demasiado libremente por el hormiguero, el gas sulfuroso no tardara en salir sin producir su efecto.

— El gas sulfuroso es mas pesado que el aire y solo ira desplazandolo paulatinamente — contesto Kashtanov-. Ademas, los lugares mas importantes del hormiguero, o sea, los depositos de larvas, de huevos, de ninfas y de viveres se encuentran sin duda abajo y es posible que incluso en camaras subterraneas. El gas sulfuroso penetrara alli primero, y unicamente despues empezara a extenderse a los pisos superiores. Por otra parte, si vemos que el tiro es demasiado fuerte, siempre estamos a tiempo de obstruir parte de los orificios.

— ?Y si pusieramos azufre encendido en las aberturas superiores?

— Corremos el riesgo de incendiar el hormiguero. Porque, no teniendo ningun recipiente incombustible como braseros o sartenes, habriamos de colocar el azufre sobre la madera seca.

— Podriamos utilizar la cascara del huevo de iguanodon con la que hemos confeccionado nuestros platos y nuestra fuente provisionales.

— No tenemos mas que cinco y los orificios son mucho mas numerosos.

— Hay que procurar descubrir hoy otro huevo o un par de ellos y asi podriamos fabricar una docena de tazones para quemar el azufre.

— ?Es una idea! Como tenemos mucho tiempo por delante, haremos una excursion ?a los arenales donde las hormigas roban estos huevos.

Terminado el examen del hormiguero, Maksheiev y Kashtanov volvieron al campamento, donde expusieron el plan a sus companeros.

Todos aceptaron trasladarse al dia siguiente a las dunas de arena en busca de huevos, mientras Maksheiev y Kashtanov se dedicaban a triturar el azufre.

Capitulo XXXIX

LA DESTRUCCION DEL HORMIGUERO

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