inmovil.

– Nada se queda en el pasado, Grace. Lo sabes.

– Quiero a mi marido.

El asintio.

– ?Me ayudaras? -pregunto Grace.

– Sabes que si.

El coche salio de la autopista de Garden State. Mas adelante, Grace vio una estructura enorme y anodina con una cruz encima. Parecia un hangar. Un cartel de neon anunciaba que todavia quedaban entradas para los «Conciertos con el Senor». Tocaba una orquesta llamada Rapture. Cram estaciono la limusina en un aparcamiento lo bastante grande como para concederle la categoria de estado.

– ?Que hacemos aqui?

– Buscar a Dios -contesto Vespa-. O tal vez su contrario. Vamos adentro, quiero ensenarte algo.

13

«Esto es una locura», penso Charlaine.

Avanzaba con paso firme hacia el jardin de Freddy Sykes, sin pensar ni sentir nada. Se le habia pasado por la cabeza la idea de que acaso estuviera jugandosela por desesperacion, por el avido deseo de introducir cualquier clase de emocion en su vida. Pero ?que mas daba? En realidad, si se paraba a pensar, ?que era lo peor que podia suceder? Por ejemplo, en el caso de que Mike se enterase. ?La dejaria? ?Seria eso tan terrible?

?Queria que la descubriesen?

En fin, ya bastaba de tanto autoanalisis de aficionados. Tampoco pasaba nada si llamaba a la puerta de Freddy, en el papel de buena vecina. Dos anos antes Mike habia levantado una empalizada de un metro veinte de altura en el jardin trasero. Queria poner una mas alta, pero las ordenanzas municipales solo se lo permitian si tenia piscina.

Charlaine abrio la verja que separaba su jardin trasero del de Freddy. Curiosamente, era la primera vez que lo hacia. Nunca habia abierto esa verja.

Al acercarse a la puerta trasera de Freddy, se dio cuenta de lo deteriorada que estaba la casa, con la pintura desconchada, el jardin abandonado. Las malas hierbas crecian en las grietas del sendero. Habia cesped seco por todas partes. Se volvio y miro su casa. Nunca la habia visto desde alli. Tambien parecia cansada.

Ya estaba ante la puerta trasera de Freddy.

Bien, ?y ahora que?

«Llama, idiota», se dijo.

Llamo. Primero golpeo con suavidad. Nada. Luego mas fuerte. Y nada. Acerco el oido a la puerta. Como si eso sirviera de algo. Como si fuera a oir un grito ahogado o algo asi.

Silencio.

Los estores seguian bajados, pero quedaban angulos al descubierto. Se acerco a una abertura y miro. En el salon habia un sofa de color verde lima tan desgastado que parecia derretirse. Ocupaba la esquina un sillon abatible de vinilo granate. El televisor parecia nuevo. En la pared colgaban cuadros viejos de payasos. El piano estaba cubierto de fotos en blanco y negro. Habia una de una boda. Los padres de Freddy, supuso Charlaine. En otra aparecia un novio muy atractivo en uniforme militar. Y otra foto mostraba a ese mismo hombre con un bebe en brazos y una amplia sonrisa en el rostro. Luego el hombre -el soldado, el novio- ya no estaba. Las demas fotos eran de Freddy solo o con su madre.

La habitacion estaba impecable; no, bien conservada, para ser mas exactos. Detenida en el tiempo, intacta, sin usar. Habia una coleccion de figurillas en una rinconera. Y mas fotos. Toda una vida, penso Charlaine. Freddy Sykes tenia una vida. Costaba imaginarlo, pero asi era.

Charlaine rodeo la casa en direccion al garaje. Este tenia una ventana en la parte de atras. Una fina cortina de encaje falso colgaba de ella. Se puso de puntillas. Se sujeto al alfeizar con los dedos. La madera estaba tan vieja que casi se rajo. La pintura se desprendio como caspa.

Miro dentro del garaje.

Habia otro coche, o mas exactamente monovolumen. Un Ford Windstar. Cuando uno vivia en un pueblo como aquel, conocia todos los modelos.

Freddy Sykes no tenia un Ford Windstar.

Tal vez pertenecia a su joven invitado asiatico. Eso tendria sentido, ?no?

No se quedo muy convencida.

?Y ahora que?

Charlaine, pensativa, bajo la vista. Se lo habia estado planteando desde que decidio acercarse a la casa. Antes de abandonar la seguridad de su cocina ya sabia que no le abririan la puerta. Tambien sabia que espiar por las ventanas -?espiar al espia?- no le serviria de nada.

La roca.

Estaba alli, en lo que antes habia sido un huerto. Habia visto a Freddy usarla una vez. En realidad no era una roca. Era uno de esos guardallaves, ya tan populares que seguramente los ladrones los buscaban antes de mirar debajo del felpudo.

Charlaine se agacho, cogio la roca y le dio la vuelta. Lo unico que tenia que hacer era correr el panel y sacar la llave. Eso hizo. Tenia la llave en la palma de la mano, reluciente a la luz del sol.

Esa era la linea. La linea mas alla de la cual ya no habia vuelta atras.

Se dirigio hacia la puerta trasera.

14

Todavia con una sonrisa de depredador marino, Cram abrio la puerta y Grace salio de la limusina. Carl Vespa se apeo por su cuenta. El enorme cartel de neon mencionaba la afiliacion a una iglesia que Grace no conocia. El lema, segun varios letreros alrededor del edificio, parecia indicar que eso era la «casa de Dios». Si eso era verdad, Dios habria podido recurrir a un arquitecto mas creativo. La estructura contenia todo el esplendor y el calor de una mega-tienda de autopista.

El interior era aun peor: tan chabacano que a su lado Graceland pareceria sobrio. La moqueta de pared a pared era de un tono rojo brillante que solia reservarse para el carmin de las chicas de los centros comerciales. El papel de pared, mas oscuro, mas color sangre, tenia una textura aterciopelada y estaba adornado con centenares de estrellas y cruces. Solo de verlo, a Grace le dio vueltas la cabeza. En la capilla principal o centro de culto -o, mas bien, auditorio- habia bancos en lugar de sillas. Parecian incomodos, aunque por otro lado, ?acaso no se alentaba a la gente a estar de pie? El lado cinico de Grace sospechaba que la razon por la que se obligaba a los fieles a levantarse esporadicamente en los servicios religiosos no tenia nada que ver tanto con la devocion como con la necesidad de evitar que se durmiesen.

En cuanto entro en el auditorio, Grace sintio un cosquilleo en el corazon.

Estaban retirando el altar provisto de ruedas, de colores verde y dorado como el uniforme de la animadora de un equipo de futbol.

Grace busco predicadores con peluquines de mala calidad, pero no vio ninguno. La orquesta -Grace supuso que seria Rapture- montaba el equipo. Carl Vespa se detuvo delante de ella, con la mirada fija en el escenario.

– ?Esta es tu iglesia? -pregunto Grace.

Una ligera sonrisa asomo a los labios de Vespa.

– No.

– ?No seras un fan de…esto… Rapture?

Vespa no contesto.

– Vamos a acercarnos al escenario.

Вы читаете Solo una mirada
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату