– Sidney, senora, lo siento mucho.
– Gracias, Charlie.
– Iba camino de la cumbre -dijo el guardia-. Trabajaba mas que nadie de los que hay aqui. Muchas veces, el y yo eramos los unicos en todo el edificio. Me traia cafe y algo de comer del comedor. Nunca se lo pedia, lo hacia porque queria. No era como algunos de los jefazos de por aqui, que se creen mejores que uno.
– Tiene razon. Jason no era asi.
– No, senora, no lo era. ?Que puedo hacer por usted? ?Necesita alguna cosa? Por favor, digamelo.
– Me preguntaba si Kay Vincent estaria aqui.
Charlie la miro desconcertado.
– ?Kay? No lo creo. Entre de servicio a las nueve. Ella suele irse a eso de las siete, asi que no se si salio o no. Dejeme comprobarlo.
El hombre se acerco a la consola. El ruido que hacia la cartuchera al golpear contra la cadera y el tintineo del llavero sujeto al cinturon acompanaban sus movimientos. Charlie se coloco unos auriculares y apreto un boton de la consola. Despues de unos segundos, meneo la cabeza.
– Solo escucho el buzon de voz, Sidney.
– Oh, vaya, ella tenia algunas cosas… algunas cosas de Jason que queria recoger. -Sidney miro al suelo como si no pudiera continuar hablando.
Charlie se acerco a ella y le toco el brazo.
– Quiza las tenga en la mesa.
– Si, es lo mas probable -respondio Sidney, que miro al guardia con una expresion doliente.
Charlie vacilo. Sabia que esto iba en contra de todas las reglas. Pero no habia por que aplicarlas en todos los casos. Volvio una vez mas a la consola, apreto un par de botones y Sidney vio como la luz roja sobre la puerta que daba al pasillo de la oficina pasaba a verde. El guardia fue hasta la puerta, cogio el llavero y abrio la puerta.
– Ya sabe que la seguridad los lleva de cabeza, pero creo que esta situacion es un poco diferente. De todos modos, no hay nadie. Por lo general, hay gente hasta eso de las diez, pero estamos en semana de fiestas. Tengo que hacer la ronda del cuarto piso. Sabe donde se sienta ella, ?no?
– Si, Charlie. Se lo agradezco.
– Su marido era un buen hombre -repitio el guardia, y una vez mas le estrecho la mano.
Sidney avanzo por el pasillo suavemente iluminado. El lugar de trabajo de Kay estaba a medio camino, en diagonal con la oficina de Jason. No dejaba de mirar de aqui para alla, atenta a la posibilidad de que hubiera alguien mas; todo estaba en silencio. Doblo en una esquina y vio el puesto de Kay. En una caja junto a la silla habia un sueter y unas cuantas fotos enmarcadas. Metio la mano y saco un libro con filetes dorados en las tapas:
Miro en derredor. El pasillo continuaba desierto. Charlie le habia dicho que se habian marchado todos, pero no estaba del todo segura. Satisfecha de estar sola, al menos por el momento, se acerco a la puerta del despacho de Jason. Se le cayo el alma a los pies cuando vio el teclado numerico. Kay no habia mencionado ese artilugio. Penso por un momento, busco la tarjeta de plastico, miro a su alrededor, e introdujo la tarjeta en la ranura. Se encendio una luz en el teclado. Sidney leyo la palabra «Listo» junto a la luz. Penso deprisa y marco unos cuantos numeros, pero la luz no se apago. Era frustrante. Ni siquiera sabia cuantos numeros debia marcar, y mucho menos los que eran. Intento varias combinaciones sin exito.
Estaba a punto de renunciar cuando advirtio que habia una pequena pantalla digital en una esquina del teclado. Parecia un contador y ahora marcaba ocho segundos. La luz del teclado comenzo a brillar con un rojo cada vez mas intenso. «?Mierda!», murmuro. ?Una alarma! Cinco segundos. Se quedo como petrificada. Por su cabeza pasaban los resultados de lo que ocurriria si la sorprendian intentando entrar en la oficina de su marido. Todos eran un desastre. Por fin, cuando el marcador marcaba tres segundos, salio de la inercia. Se le ocurrio otra posible combinacion. Mientras rezaba para sus adentros, sus dedos marcaron los numeros 0616. Apreto la ultima tecla cuando el contador marcaba cero. Sidney contuvo el aliento mientras esperaba escuchar el pitido agudo de la alarma durante un segundo que se le hizo eterno.
La luz de la alarma se apago y se oyo el chasquido de los cerrojos. Sidney se apoyo en la pared mientras recuperaba la respiracion. El 16 de junio era el cumpleanos de Amy. Sin duda, las normas de Triton prohibian utilizar numeros personales para los codigos de seguridad: demasiado faciles de descubrir. Para Sidney, era una prueba mas de que la nina siempre estaba en los pensamientos de su padre.
Saco la tarjeta de la ranura. Antes de sujetar el pomo, se envolvio la mano con un panuelo para no dejar huellas digitales. Comportarse como un ladron la excitaba pero tambien le daba miedo. Sintio el golpeteo de la sangre en los oidos. Entro en la oficina y cerro la puerta.
Sidney no podia arriesgarse a encender la luz del techo, pero habia venido preparada. Saco del bolso una linterna. Antes de encenderla, se aseguro de que las cortinas estuviesen completamente bajadas. El haz de luz barrio el cuarto. Habia estado en el varias veces, cuando venia a buscar a Jason para ir a comer juntos, pero nunca se habian quedado mucho tiempo. Solo el necesario para darse un beso detras de la puerta cerrada. Ilumino las estanterias llenas de libros tecnicos que estaban mas alla de su comprension. Los informaticos eran los que mandaban de verdad, penso por un momento, aunque solo fuera porque eran los unicos capaces de arreglar los malditos ordenadores cuando se estropeaban.
Vio el ordenador y se acerco deprisa. Estaba apagado y la presencia de otro teclado le hizo desistir de su intencion de probar suerte y encenderlo. Tampoco le hubiese servido de nada porque no sabia que buscaba ni donde encontrarlo. No valia la pena correr el riesgo. Advirtio que habia un microfono conectado al monitor. Algunos de los cajones de la mesa estaban cerrados con llaves, y los pocos abiertos no contenian nada de interes.
A diferencia de su propio despacho en el bufete, no habia diplomas colgados en las paredes ni mas detalles personales en la oficina de su marido, excepto una foto de Jason y su familia sobre la mesa. Mientras miraba en derredor, penso de pronto que habia arriesgado muchisimo para nada. Se volvio bruscamente al oir un ruido en algun lugar de la planta. La linterna golpeo contra el microfono y lo doblo por la mitad. Por fin, despues de un minuto de absoluto terror, Sidney presto atencion al microfono. Intento enderezarlo pero sin exito. Renuncio al intento, borro las huellas digitales del objeto y se acerco a la puerta antes de apagar la linterna. Utilizo el panuelo para abrir la puerta, escucho un momento y entonces salio de la oficina.
Oyo las pisadas cuando llegaba a la mesa de Kay. Por un instante penso que seria Charlie, pero no se oia el tintineo de las llaves. Miro en derredor para saber de donde venia el sonido. Era obvio que la persona estaba en la parte de atras. Se arrodillo detras de la mesa de Kate y espero, casi sin respirar, mientras las pisadas se acercaban. Entonces se detuvieron. Paso un minuto pero el desconocido no se movio. Despues Sidney oyo un ruidito, como si movieran algo de un lado a otro dentro de un radio limitado.
Incapaz de contenerse, asomo la cabeza. Vio la espalda de un hombre a dos metros de distancia. Hacia girar el pomo de la puerta de Jason. El hombre saco una tarjeta del bolsillo de la camisa y se dispuso a insertarla en la ranura. Luego se detuvo mientras miraba el teclado dudando si correria el riesgo o no. Por fin, le falto el coraje, guardo la tarjeta y se volvio.
Quentin Rowe no parecia muy complacido, y se marcho por donde habia venido.
Sidney abandono su escondite y camino en la direccion opuesta. Caminaba muy deprisa, y al dar la vuelta en una esquina su bolso golpeo la pared. El ruido, aunque no era fuerte, resono como una explosion en la planta vacia. Se le corto la respiracion al oir que los pasos de Quentin Rowe se detenian por un momento y luego volvian a acercarse. Echo a correr por el pasillo, llego a la puerta principal, la cruzo en un santiamen y se encontro en el vestibulo, donde Charlie la miro preocupado.
– Sidney, ?se encuentra bien? Esta palida como un fantasma.
Los pasos se acercaban a la puerta. Sidney acerco un dedo a los labios, senalo hacia la puerta y le indico a Charlie que ocupara su puesto detras de la consola. El guardia oyo los pasos y se apresuro a seguir las indicaciones. Sidney entro en el lavabo que estaba a la derecha de la entrada al vestibulo. Abrio el bolso mientras espiaba a traves de una rendija la puerta de la zona restringida. En el momento en que Rowe aparecio en el vestibulo, Sidney salio del lavabo haciendo ver que buscaba algo en el bolso. Cuando levanto la mirada, Rowe la observaba atonito. Mantenia abierta la puerta de la zona de seguridad con una mano.
– ?Quentin? -dijo Sidney con toda la sorpresa que pudo fingir.
Rowe miro a Sidney y despues a Charlie con una expresion de sospecha.