– Todos los demas iran directamente a la capilla. Vendran aqui despues del servicio.

Parecia abrumada por la perspectiva, algo que Brophy no paso por alto.

– Tu tomatelo con calma y cuando quieras estar sola, yo me encargare de la charla y de que todo el mundo tenga el plato lleno. Si hay algo que he aprendido como abogado es a utilizar muchisimas palabras sin decir nada.

– ?No tienes que volver a Nueva York?

Brophy meneo la cabeza con una sonrisa triunfal.

– Me quedare unos dias en la oficina de Washington. -Saco una grabadora del bolsillo interior de la chaqueta-. Estoy preparado. Durante el viaje dicte tres cartas y un discurso que dare el mes que viene un acto politico para recaudar fondos, o sea que me estare todo el tiempo que me necesites. -Sonrio con ternura, guardo la grabadora y la cogio de la mano.

Ella le devolvio la sonrisa, un tanto avergonzada, al tiempo que apartaba la mano.

– Tengo que acabar de arreglarme.

– De acuerdo, yo ire a la cocina a echar una mano.

Sidney se fue por el pasillo hacia el dormitorio. Brophy la observo mientras se alejaba, y sonrio al pensar en las perspectivas de futuro. Despues, entro en la cocina, donde la madre de Sidney preparaba huevos fritos, tostadas y bacon. Bill Patterson se ocupaba de la cafetera. Sono el telefono. El padre de Sidney se quito las gafas y atendio la llamada.

– ?Hola? -Cogio el auricular con la otra mano-. Si, es aqui. ?Que? Oiga ?no podria llamar mas tarde? Ah, bueno, espere un momento.

La senora Patterson miro a su marido.

– ?Quien es?

– Henry Wharton. -Patterson miro a Brophy-. Es el jefe de su bufete, ?no?

Brophy asintio. Aunque su condicion de apostol de Goldman era un secreto muy bien guardado, el no gozaba de las simpatias de Wharton, y Brophy esperaba con ansia el dia en que Wharton fuera destronado de su cargo como jefe de Tylery Stone.

– Un hombre maravilloso, siempre preocupado por sus colegas -dijo Brophy.

– Vale, pero es de lo mas inoportuno -replico Patterson. Dejo el auricular sobre la mesa y salio de la cocina.

Brophy fue a ayudar a la senora Patterson con una sonrisa conciliadora.

Bill Patterson golpeo suavemente la puerta de su hija.

– ?Carino?

Sidney abrio la puerta del dormitorio. Patterson vio las numerosas fotos de Jason y del resto de la familia desparramadas sobre la cama. Inspiro con fuerza y trago saliva.

– Carino, hay un tipo del bufete al telefono. Dice que es muy urgente.

– ?Dijo su nombre?

– Henry Wharton.

Sidney fruncio el entrecejo y un segundo despues su expresion recupero la normalidad.

– Seguramente llama para decir que no podra venir al servicio. Ya no estoy en la lista de los diez primeros. La cogere aqui, papa. Dile por favor que me de un minuto.

En el momento en que su padre iba a cerrar la puerta, volvio a mirar las fotos. Levanto la mirada y descubrio que su hija le observaba, con una expresion casi de verguenza, como una adolescente a la que acaban de sorprender fumando en el cuarto.

Patterson se acerco y le dio un beso en la mejilla mientras la abrazaba.

De nuevo en la cocina, Patterson cogio el telefono.

– Enseguida se pone -dijo con voz aspera.

Volvio a dejar el telefono sobre la mesa y se disponia a continuar con la tarea de hacer el cafe cuando le interrumpio una llamada a la puerta. Patterson miro a su esposa.

– ?Esperamos a alguien tan temprano?

– Sera algun vecino que viene a traer mas comida. Ve tu, Bill.

Patterson se encamino obediente hacia la puerta principal. Brophy le siguio hasta el recibidor.

El padre de Sidney abrio la puerta y se encontro con dos hombres vestidos con trajes.

– ?En que puedo servirles?

Lee Sawyer saco sus credenciales con un movimiento pausado y se las exhibio. El acompanante hizo lo mismo.

– Soy el agente especial del FBI, Lee Sawyer. Mi companero, Raymond Jackson.

La confusion de Bill Patterson era evidente mientras miraba alternativamente las credenciales del gobierno y a los hombres que se las mostraban. Los agentes le devolvieron la mirada.

Sidney se apresuro a guardar las fotos, y solo se demoro con una que era del dia del nacimiento de Amy. Jason, vestido con una bata de hospital, sostenia a su hija recien nacida. La expresion de orgullo y felicidad en el rostro del flamante padre era algo maravilloso de contemplar. La metio en el bolso. Estaba segura de que la necesitaria cuando en el transcurso del dia las cosas se le volvieran un poco insoportables. Se arreglo el vestido, se sento en la cama y cogio el telefono.

– Hola, Henry.

– Sid.

De no haber sido porque estaba sentada, Sidney se habria caido al suelo. Se le aflojaron todos los musculos y sintio como si le hubiesen dado un mazazo en la cabeza.

– ?Sid? -repitio la voz ansiosa.

Sidney intento controlarse paso a paso. Tenia la sensacion de estar sumergida debajo del agua a una profundidad donde los humanos no podian sobrevivir y que intentaba salir a la superficie. De pronto, su cerebro recupero el funcionamiento y continuo el ascenso poco a poco. Mientras luchaba contra la sensacion de que iba a desmayarse, Sidney Archer consiguio pronunciar una palabra de una manera que nunca habria imaginado que volveria a decir. Las dos silabas escaparon de sus labios temblorosos.

– ?Jason?

Capitulo 29

Mientras la madre de Sidney cruzaba la sala para reunirse con su marido en la puerta principal, Paul Brophy aprovecho la ocasion para volver discretamente a la cocina. ?El FBI? Esto se ponia interesante. Pensaba en si debia llamar o no a Goldman cuando vio el auricular descolgado sobre la mesa. Henry Wharton estaba al telefono. Brophy se pregunto que estarian discutiendo. Desde luego ganaria puntos con Goldman si conseguia averiguarlo.

Brophy se asomo por un segundo a la puerta de la cocina. El grupo continuaba en el recibidor. Corrio hasta la mesa, cogio el auricular, tapo con la mano el microfono, y se llevo el telefono al oido. De pronto se quedo boquiabierto mientras escuchaba las dos voces tan conocidas. Metio una mano en el bolsillo, saco la grabadora, la coloco junto al auricular y grabo la conversacion de los esposos.

Cinco minutos mas tarde, Bill Patterson volvio a llamar a la puerta de su hija. Cuando Sidney le abrio la puerta, su padre se sorprendio ante su apariencia. Los ojos seguian rojos y cansados, pero ahora parecia brillar en ellos una luz que no habia visto desde la muerte de Jason. Otra sorpresa era la maleta a medio hacer sobre la cama.

– Carino, no se la razon, pero el FBI esta aqui -dijo sin apartar la mirada de la maleta-. Dicen que quieren hablar contigo.

– ?El FBI?

De pronto se le aflojaron los musculos y su padre la cogio a tiempo para que no se tambaleara.

– Pequena, ?que pasa? -pregunto, preocupado-. ?A que viene la maleta?

– Estoy bien, papa -contesto Sidney un poco mas serena-. Tengo que ir a un lugar despues del servicio.

– ?Ir? ?Adonde vas? ?De que hablas?

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