Capitulo 31

El reactor Learjet dejaba una estela de vapor en el cielo. En la lujosa cabina, Philip Goldman, reclinado en su asiento, bebia una taza de te mientras la azafata retiraba la bandeja con los restos de la comida. Sentado frente a Goldman estaba Alan Porcher, el presidente y director ejecutivo del grupo RTG, el consorcio mundial con base en Europa. Porcher, un hombre atletico y bronceado, movia lentamente el vino de la copa que tenia en la mano al tiempo que observaba con atencion al abogado.

– Triton Global afirma tener pruebas concretas de que uno de sus empleados nos entrego unos documentos en una de nuestras instalaciones en Seattle. Supongo que no tardaremos en tener noticias de sus abogados. - Porcher hizo una pausa-. De tu bufete, desde luego; Tylery Stone. Que gracia, ?no?

Goldman dejo la taza de te y cruzo las manos sobre su regazo.

– ?Y eso te preocupa?

– ?Por que no iba a hacerlo? -Porcher parecio sorprendido.

– Porque con respecto a esa acusacion, tu no eres culpable -contesto el otro, sencillamente-. Que gracia, ?no?

– Sin embargo, me han contado algunas cosas sobre las negociaciones con CyberCom que me preocupan, Philip.

Goldman suspiro y se corrio hacia delante en el asiento.

– ?Cuales?

– Que quiza la compra de CyberCom se cierre mucho antes de lo que creiamos. Que tal vez no nos enteremos de la ultima oferta de Triton. Cuando hagamos nuestra oferta, debo tener la seguridad de que sera aceptada. No podre hacer una segunda oferta. Tal como estan las cosas, supongo que CyberCom se inclinara por la oferta norteamericana -explico el presidente de RTG.

Goldman ladeo un poco la cabeza mientras reflexionaba en las palabras de Porcher.

– No estoy tan seguro. Internet no tiene unas fronteras geopoliticas. Por lo tanto, ?quien puede decir que la dominacion no ocurrira al otro lado del Atlantico?

Porcher bebio un trago de vino antes de replicar a este planteamiento.

– No; si las condiciones son iguales, el pacto acabara en Estados Unidos. Por lo tanto, debemos asegurarnos de que las condiciones sean claramente desiguales -afirmo Porcher, con una mirada dura.

Goldman se tomo un momento para limpiarse los labios con el panuelo.

– Dime, ?quien te ha suministrado esta informacion?

– Son cosas que trae el viento -replico Porcher, con un ademan.

– No creo en vientos. Creo en los hechos. Y segun los hechos, conocemos la ultima posicion negociadora de Triton. Hasta la ultima coma.

– Si, pero Brophy ya no esta en el ajo. No me sirven las noticias viejas.

– Claro que no. Como te he dicho, estoy muy cerca de resolver ese problema. Cuando lo haga, y lo hare, Triton quedara fuera de juego y tu cerraras la compra que te dara el dominio de las autopistas de la informacion.

– Sabes, Philip, a menudo me pregunto cuales son tus razones en este asunto -comento Porcher con una mirada intencionada-. Si, como espero y tu no dejas de prometer, compramos CyberCom, sin duda Triton estara muy disgustada con tu bufete. Quiza se vayan a otra parte.

– Dios te oiga. -En el rostro del abogado aparecio una expresion de anoranza mientras pensaba en esa posibilidad.

– Creo que me he perdido.

– Triton Global es el cliente mas importante de Tylery Stone -respondio Goldman con un tono pedante-. Triton Global es el cliente de Henry Wharton. Por esa razon, Henry es el socio gerente. Si Triton deja a la firma, ?quien crees tu que sera el socio que aportara al mejor cliente y, por lo tanto, sera el sucesor de Wharton en el cargo?

– Y espero -manifesto Porcher, que senalo a Goldman- que en ese caso, los asuntos de RTG reciban la maxima atencion por parte de la firma.

– Creo que eso te lo puedo prometer.

Porcher dejo a un lado la copa de vino y encendio un cigarrillo.

– Ahora dime como piensas resolver el problema.

– ?Te interesa realmente el metodo, o solo los resultados?

– Deslumbrame con tu brillantez. Recuerdo que es algo que te hace disfrutar. Pero no te muestres demasiado profesional. Hace muchos anos que sali de la universidad.

Goldman enarco las cejas al escuchar el comentario de Porcher.

– Al parecer, me conoces muy bien.

– Eres uno de los pocos abogados que conozco que piensa como un empresario. Ganar es lo mas importante. Que le den por el culo a la ley.

Goldman acepto uno de los cigarrillos que le ofrecio Porcher.

– Se acaba de producir un acontecimiento que nos da una oportunidad de oro, una informacion casi en tiempo real sobre la ultima propuesta de Triton en las negociaciones. Sabremos cual es la mejor y ultima oferta de Triton incluso antes de que tenga la ocasion de comunicarsela a CyberCom. Entonces, llegaremos nosotros unas horas antes, presentaremos nuestra oferta y esperaremos a que Triton presente la suya. CyberCom la rechazara y tu seras el orgulloso propietario de una nueva y preciada joya para tu vasto imperio.

Porcher se quito el cigarrillo de los labios y miro asombrado a su companero.

– ?Puedes hacerlo?

– Si.

Capitulo 32

– Lee, te lo advierto, a veces es un poco duro, pero es su personalidad -dijo Frank Hardy, y miro a Sawyer, mientras caminaban por un largo pasillo despues de salir del ascensor en el ultimo piso del edificio de Triton.

– Lo tratare con cuidado, te lo prometo, Frank. No acostumbro a ponerme guantes ingleses cuando trato con las victimas.

Mientras caminaban, Sawyer analizo los resultados de las investigaciones hechas sobre Jason Archer en el aeropuerto. Sus hombres habian encontrado a dos trabajadores del aeropuerto que habian reconocido la foto de Jason Archer. Uno era el empleado de Western Airlines que habia consignado su equipaje la manana del diecisiete. El otro era un empleado de la limpieza que se habia fijado en Jason cuando estaba sentado leyendo el periodico. Lo recordaba porque Jason no se habia desprendido del maletin ni siquiera mientras leia el periodico o bebia el cafe. Jason habia ido a los lavabos, pero el empleado no lo vio salir porque se habia marchado a otra parte.

Los agentes no habian podido interrogar a la joven que habia recogido las tarjetas de embarque, porque habia sido una de las azafatas del tragico vuelo 3223. Muchas personas recordaban haber visto a Arthur Lieberman. Era uno de los pasajeros habituales en Dulles desde hacia muchos anos. En resumen, informacion de poca utilidad.

Sawyer miro la espalda de Hardy; su amigo ahora caminaba deprisa por la gruesa y mullida moqueta. Entrar en el cuartel general del gigante tecnologico no habia sido facil. Los guardias de seguridad de Triton se habian mostrado tan estrictos que incluso habian pretendido llamar al FBI para verificar el numero de las credenciales de Sawyer. Hardy les habia reprochado con tono bastante desabrido aquel tramite innecesario y que el veterano agente especial se merecia un respeto. Sawyer no habia pasado nunca por una experiencia semejante y se lo comento burlon a Hardy.

– Eh, Frank, ?estos tipos guardan lingotes de oro o uranio aqui dentro?

– Digamos que son un poco paranoicos.

– Estoy impresionado. Por lo general, la gente se mea cuando nos presentamos. Estoy seguro de que se

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