sorprenderia que la firma y Triton decidieran demandarte no solo por lo civil sino tambien por lo criminal.

– Me retienes contra mi voluntad a punta de pistola -replico Sidney sin apartar la mirada de Goldman-, y me dices que me preocupe de una demanda criminal.

– Paul y yo, ambos socios de esta firma, descubrimos a alguien, a un intruso, en la biblioteca de la firma haciendo Dios sabe que. Intentamos detener al sospechoso y ?que hizo? Saco un arma. Entre los dos conseguimos desarmarla antes de que nadie resultara herido, y ahora retenemos a la intrusa hasta que llegue la policia.

– ?La policia?

– Asi es. Vaya, ?todavia no he llamado a la policia? Que despiste. -Goldman levanto el auricular y despues se reclino en el sillon sin marcar el numero-. Ah, ahora recuerdo por que no la llame. -Su tono era provocador-. ?Quieres saber la razon? -Sidney permanecio en silencio-. Tu eres especialista en negociaciones. ?Que te parece si te propongo un trato? La manera no solo de permanecer en libertad sino tambien de conseguir un beneficio economico, algo que te vendra muy bien ahora que estas en el paro.

– Tylery Stone no es la unica firma en la ciudad, Phil.

Goldman hizo una mueca al oir la abreviatura de su nombre.

– Creo que la afirmacion no es aplicable a tu caso. Veras, en lo que a ti respecta, no quedan firmas. Ni aqui ni en ningun otro lugar del pais, incluso del mundo.

La expresion de Sidney reflejo su desconcierto.

– Piensa un poco, Sid. -Los ojos de Goldman brillaron de satisfaccion cuando le devolvio la pelota-. Tu marido es sospechoso de sabotear un avion y provocar la muerte de casi doscientas personas. Ademas, esta claro que robo dinero y secretos valorados en cientos de millones de dolares a un cliente de esta firma. Es obvio que estos crimenes se planearon en un largo periodo de tiempo.

– Todavia no te he oido mencionar mi nombre en esta ridicula acusacion.

– Tenias acceso a las informaciones mas secretas de Triton Global, quizas a algunas que ni siquiera tu marido conocia.

– Eso era parte de mi trabajo. No me convierte en una criminal.

– Como se suele decir en los circulos legales, y esta escrito en el codigo de etica, se debe evitar incluso la «apariencia de algo impropio». Creo que tu has pasado ese limite hace mucho.

– ?Como? ?Perdiendo a mi marido? ?Siendo expulsada de mi trabajo sin ninguna prueba? Ya que hablamos de demandas. ?Que opinas de Sidney Archer contra Tylery Stone por despido improcedente?

Goldman miro a Brophy y asintio. Sidney volvio la cabeza para mirar al otro. Le temblo la barbilla cuando le vio sacar un magnetofono de bolsillo.

– Estos chismes son utilisimos, Sid -comento Brophy-. Graban y reproducen con una claridad asombrosa.

Puso en marcha el aparato, y Sidney, despues de escuchar un minuto la conversacion que habia mantenido con su marido, miro otra vez a Goldman.

– ?Que demonios quieres?

– Vamos a ver. Supongo que primero debemos establecer el precio de mercado. ?Cuanto vale esa cinta? Demuestra que le mentiste al FBI. Un delito mayor. Despues tenemos la ayuda y ocultamiento de un fugitivo. Complicidad despues del hecho. Otra acusacion muy grave. La lista de cargos puede ser inacabable. Ninguno de los dos somos abogados criminalistas, pero creo que te haces una idea. El padre desaparecido, la madre en la carcel. ?Cuantos anos tienes? Tragico. -Meneo la cabeza en una actitud de falsa compasion.

– ?Que te den por el culo, Goldman! -grito Sidney, que se levanto hecha una furia-. ? Que os den por el culo a los dos!

Sin parar mientes, Sidney se lanzo sobre la mesa y cogio a Goldman por el cuello y lo hubiera estrangulado de no haber sido por Brophy, que acudio en ayuda del hombre mayor.

Goldman, jadeante y con el rostro amoratado, miro a Sidney con odio.

– Si me vuelves a tocar, te pudriras en la carcel -dijo con voz ronca.

Sidney dirigio al hombre una mirada salvaje al tiempo que apartaba la mano de Brophy, aunque no se movio porque el seguia apuntandole con el arma. Goldman se arreglo la corbata y se paso la mano por la pechera de la camisa. Cuando hablo lo hizo con el mismo tono de confianza de antes.

– A pesar de tu grosera reaccion, estoy preparado para ser muy generoso contigo. Si quisieras considerar el asunto con sentido comun, aceptarias sin vacilar la oferta que te hare. -Ladeo la cabeza en direccion a la silla.

Sidney, temblorosa y con la respiracion agitada, volvio a sentarse.

– Bien -prosiguio Goldman-. Ahora, te resumire la situacion. Se que hablaste con Roger Egert, que se ha hecho cargo de las negociaciones con CyberCom. Tu estas enterada de la ultima propuesta de Triton para la compra de la compania. Se que es asi. Tu todavia conoces la contrasena para acceder al archivo de las negociaciones grabado en el ordenador central. -Sidney contemplo a su interlocutor con una mirada opaca mientras sus pensamientos se adelantaban a las palabras que el iba a pronunciar-. Quiero saber los ultimos terminos de la propuesta y la contrasena del archivo, como una precaucion ante algun cambio de ultima hora en la postura negociadora de Triton.

– Los de RTG deben estar desesperados por comprar CyberCom si estan dispuestos a pagarte algo mas que tus honorarios por violar la confidencialidad de la relacion abogado-cliente, sin contar el robo de secretos corporativos.

– A cambio de eso -continuo Goldman imperterrito-, estamos dispuestos a pagarte diez millones de dolares, libres de impuestos, desde luego.

– ?Para asegurar mi bienestar economico, ahora que estoy en el paro, ademas de mi silencio?

– Algo asi. Desapareces en algun bonito pais extranjero, y te dedicas a criar a tu hijita con todo lujo. Se cierra el trato con CyberCom. Triton Global seguira con lo suyo. Tylery Stone continuara siendo una firma de prestigio. Nadie saldra mal parado. ?La alternativa? En realidad es mucho mas desagradable. Para ti. Sin embargo, la cuestion tiempo es vital. Necesito tu respuesta en un minuto. -Miro su reloj y comenzo a contar los segundos.

Sidney se echo hacia atras en la silla, con los hombros hundidos mientras consideraba rapidamente las pocas posibilidades a su alcance. Si aceptaba, seria rica. Si decia que no, lo mas probable es que acabara en la carcel. ?Y Amy? Penso en Jason y en todos los terribles sucesos del mes pasado. Eran mas de los que nadie podia soportar en una sola vida. De pronto se puso rigida al ver la expresion triunfal de Goldman, al intuir el gesto burlon de Paul Brophy a sus espaldas.

Tenia muy claro el curso que seguir.

Aceptaria sus terminos y despues jugaria sus propias cartas. Le daria a Goldman la informacion que queria, para luego ir directamente a Lee Sawyer y contarselo todo, incluida la existencia del disquete. Intentaria llegar al mejor acuerdo posible al tiempo que denunciaria a Goldman y su cliente. No seria rica y quiza la separarian de su hija si la condenaban a la carcel, pero no estaba dispuesta a criar a Amy con el soborno de Goldman. Y, lo que era mas importante, podria vivir consigo misma.

– Tiempo -anuncio Goldman.

Sidney permanecio en silencio.

Goldman meneo la cabeza y cogio el telefono una vez mas. Por fin, con un movimiento casi imperceptible, Sidney asintio. El hombre se levanto con una amplia sonrisa en el rostro.

– Excelente. ?Cuales son los terminos y la contrasena?

– Mi posicion negociadora es un tanto fragil -contesto Sidney-. Primero el dinero, despues la informacion. Si no estas de acuerdo ya puedes marcar.

– Como bien dices -le replico Goldman-, tu posicion es precaria. Sin embargo, precisamente por ese hecho, podemos ser algo flexibles. ?Por favor? -Senalo la puerta y Sidney lo miro confusa-. Ahora que hemos llegado a un acuerdo, quiero cerrar el trato antes de dejarte ir. Quiza despues resultes ser una persona dificil de encontrar.

Mientras Sidney se levantaba y se volvia, Brophy guardo el arma y cuando ella paso a su lado, el abogado la rozo con el hombro con toda intencion y acerco los labios a la oreja de Sidney.

– Despues de que te hayas acomodado en tu nueva vida, quiza quieras disfrutar de un poco de compania. Tendre mucho tiempo libre y tanto dinero que no sabre que hacer con el. Piensalo.

Sidney descargo un tremendo rodillazo en la entrepierna de Brophy, derribandolo al suelo.

– Lo acabo de pensar, Paul, y me entran nauseas. Apartate de mi si quieres conservar la poca hombria que te queda.

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