para tranquilizarlos. La cuestion es que parece un asunto endiablado: todos habian oido hablar de ella, incluso me la describieron bastante bien aunque cada descripcion era una poco distinta a las demas. Pero…

– Pero nadie te dijo que habia conocido personalmente a la dama.

– Si, asi es. -Jackson hizo una mueca-. ?Como lo sabes?

– Ray, ?alguna vez has jugado a ese juego en el que alguien te dice una cosa y tu se la cuentas a otro, y este al siguiente? Cuando el ultimo recibe la informacion, esta no se parece en nada a lo que dijo el primero. Otro tanto pasa con los rumores. Se difunden y todo el mundo se lo cree a pies juntillas, llegan a jurar que han visto con sus propios ojos lo que sea, y sin embargo no es verdad.

– Cono, si. Mi abuela lee el Star. Se cree todo lo que lee y es capaz de jurar que vio a Liz Taylor y a Elvis subir al transbordador espacial.

– Eso es. No es verdad en absoluto, pero la gente te dira que si, lo creen con los ojos cerrados, solo porque lo leyeron o alguien se lo dijo, sobre todo si lo oyen de mas de una persona.

– ?Estas diciendo…?

– Digo que no creo que la amante rubia existiera, Ray. En cambio, si creo que la inventaron con un proposito especifico.

– ?Cual?

Sawyer inspiro con fuerza antes de responder.

– Para ocultar el hecho de que Arthur Lieberman y Steven Page eran amantes.

Jackson se sento mientras miraba a su companero, boquiabierto.

– ?Lo dices en serio?

– ?Que me dices de la foto de Page junto a la de sus hijos? ?De las cartas de amor que encontraste en el apartamento? ?Por que no estaban firmadas? Te apuesto la paga de la semana a que la escritura coincide con la de Steven. Y para acabar, ?como llego Steven Page a millonario con el sueldo de empleado? En cambio, es algo muy factible si por una de esas tu estas durmiendo con el tipo que convierte a mucha gente en millonaria.

– Vale, pero ?a que viene inventarse una amante? Podria haberle costado el cargo de presidente.

– En estos tiempos, Ray, ?quien sabe? Si ese fuera el criterio, una buena parte de los lideres politicos de este pais tendrian que hacer las maletas y volverse a casa. Y la cuestion es que no le impidio ser el presidente de la Reserva. Pero ?cual crees que hubiera sido el resultado si se descubria que Lieberman era homosexual y que tenia un amante veinteanero? No olvides que la comunidad financiera de este pais es una de las mas conservadoras del mundo.

– De acuerdo, le hubieran dado por el culo, eso esta claro. Es la historia de la doble moral. No pasa nada si cometes adulterio siempre que sea con alguien del sexo opuesto.

– Eso es. Te inventas un ligue heterosexual falso para tapar el homosexual verdadero. Solian hacerlo en Hollywood con los grandes actores que no se sentian atraidos por el sexo opuesto. Los estudios organizaban falsos matrimonios. Un montaje de lo mas complicado para preservar una carrera lucrativa. La historia de Lieberman no era perfecta, pero le consiguio el puesto. No sabemos si la esposa estaba enterada o no, pero el le dio una pasta, asi que no creo que este dispuesta a hablar del asunto. Los dos implicados estan muertos. Por lo tanto, ?quien dira algo?

– Joder. -Jackson se enjugo el sudor de la frente mientras miraba a Sawyer, intrigado-. Si ese es el caso, entonces la muerte de Steven Page fue un suicidio; no habia ningun motivo para asesinarle.

– Habia todos los motivos del mundo para matarle, Ray -replico Sawyer.

– ?Por que?

Sawyer hizo una pausa, se miro las manos por un momento, antes de responder a la pregunta en voz baja.

– ?Quieres que intente adivinar como contrajo el Sida Steven Page?

– ?Lieberman? -dijo Jackson, atonito.

– Me gustaria saber si Lieberman era seropositivo.

La confusion de Jackson se aclaro en el acto.

– Si Page sabia que era un enfermo terminal, no tenia ningun motivo para mantenerse callado.

– Eso es. Que tu amante te contagie una enfermedad mortal no es algo que inspire lealtad. Steven Page tenia en sus manos el destino profesional de Arthur Lieberman. A mi modo de ver eso equivale a un motivo de asesinato.

– Por lo que parece, tendremos que enfocar este caso desde una perspectiva absolutamente nueva.

– Correcto. Ahora mismo tenemos un monton de sospechas, pero ni una sola cosa concreta que presentar a un fiscal.

Jackson se levanto de la silla y comenzo a ordenar los expedientes.

– ?Entonces crees que Lieberman mando matar a Page?

Jackson se volvio al ver que Sawyer no le respondia. Su companero miraba al vacio.

– ?Lee?

– Yo nunca dije eso, Ray.

– Pero…

– Nos veremos por la manana. Vete a dormir, te vendra bien descansar un poco. -Sawyer camino hacia la puerta-. Tengo que hablar con alguien.

– ?Con quien?

– Con Charles Tiedman, presidente del banco de la Reserva Federal en San Francisco -le respondio Sawyer por encima del hombro-. Lieberman no tuvo la oportunidad de hablar con el. Creo que es hora de que alguien lo haga.

Sawyer salio mientras Jackson continuaba ordenando los expedientes.

Capitulo 48

Sidney se levanto del suelo. Un instinto muy fuerte, el de supervivencia, reemplazo a la desesperacion y al miedo que la habian dominado hasta ahora. Abrio uno de los cajones de la mesa escritorio y saco el pasaporte. En mas de una ocasion habia tenido que realizar viajes urgentes al extranjero por asuntos legales. Pero ahora el motivo era mucho mas imperioso: proteger su vida. Entro en la oficina contigua a la suya, que pertenecia a un joven abogado, forofo de los Atlanta Braves; muchos de los objetos que ocupaban una de las estanterias testimoniaban esa lealtad. Cogio la gorra de beisbol, se recogio el cabello y se encasqueto la gorra.

Reviso el contenido del bolso. Se sorprendio al ver que tenia el billetero lleno de billetes de cien dolares del viaje a Nueva Orleans. El asesino los habia dejado. Salio del edificio, llamo a un taxi, le indico al taxista la direccion y se arrellano en el asiento mientras el vehiculo se ponia en marcha. Con mucho cuidado, saco el revolver del difunto Philip Goldman, lo metio en la cartuchera que le habia dado Sawyer y se abrocho la gabardina.

El taxi la dejo delante de Union Station. Sidney sabia que no era imposible pasar el arma por los controles de seguridad del aeropuerto, pero no tendria ningun problema si viajaba en tren. En principio, su plan era sencillo: buscar un lugar seguro donde disponer de tiempo para pensar las cosas con claridad. Pensaba llamar a Lee Sawyer, solo que lo haria despues de salir del pais. El problema estaba en que ella habia intentado ayudar a su marido. Le habia mentido al FBI. Visto en perspectiva habia sido una estupidez, pero en aquel momento era lo unico que podia hacer. Tenia que ayudar a su marido. Estar a su lado. ?Y ahora? Su pistola estaba en la escena del crimen; la cinta grabada con la conversacion con Jason, tambien. A pesar de haberse sincerado en parte con Sawyer, ?que pensaria ahora el agente? Estaba convencida de que no vacilaria en arrestarla. Por un momento, volvio a hundirse en la desesperacion, pero recobro el valor, se subio el cuello de la gabardina para protegerse del viento helado y entro en la estacion de ferrocarril.

Compro un pasaje para el siguiente tren expreso con destino a Nueva York. El tren saldria dentro de media hora y la dejaria en Penn Station a las cinco y media de la manana. Desde alli, cogeria un taxi hasta el aeropuerto Kennedy, donde sacaria un pasaje de ida a algun pais, todavia no tenia claro cual. Bajo al ultimo nivel de la estacion y saco mas dinero del cajero automatico. En cuanto dieran la orden de busca y captura, las tarjetas de credito quedarian anuladas. De pronto recordo que no llevaba ropa para cambiarse y que tendria que viajar de

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