Capitulo 49

Sidney se sento sola en el vagon restaurante del tren que la llevaba a Nueva York. Mientras contemplaba las imagenes fugaces a traves de la ventanilla, bebio un trago de cafe y mordisqueo un bollo calentado en el microondas. El ritmico traqueteo de las ruedas y el suave balanceo del vagon ayudaron a tranquilizarla. Habia estado muy alerta cuando abordo el tren y habia recorrido varios vagones antes de escoger uno.

Durante buena parte del viaje no habia hecho otra cosa que pensar en su hija. Tenia la sensacion de que habia pasado un siglo desde que la habia estrechado entre sus brazos y ahora no tenia ni la mas minima idea de cuando la volveria a ver. Solo tenia claro que cualquier intento de ver a Amy representaria poner en peligro a la nina, y eso era algo que nunca haria aunque significara no volver a verla jamas. De todos modos, la llamaria en cuanto llegara a Nueva York. Se pregunto como les explicaria a sus padres la pesadilla que les caeria encima: los titulares proclamando que su brillante y queridisima hija era ahora una asesina profuga. No podia hacer nada para protegerlos de la curiosidad periodistica. Estaba segura de que los periodistas acabarian por aparecer en Bell Harbor, Maine, pero quizas el viaje al norte de sus padres les protegeria durante unas horas del escandalo.

Sidney era consciente de que solo disponia de una oportunidad para descubrir aquello que habia aparecido bruscamente para destruir su vida. La oportunidad estaba en la informacion contenida en el disquete que ahora viajaba hacia el norte a toda velocidad en manos de Federal Express. El disquete era lo unico que tenia. Al parecer, Jason lo consideraba de vital importancia. ?Y si estaba equivocado? Se estremecio y se obligo a no pensar en esa pesadilla. Tenia que confiar en su marido. Contemplo a traves de la ventanilla las imagenes difusas de arboles, casas modestas con antenas de television torcidas y los feos edificios de las fabricas abandonadas. Se arrebujo en el abrigo y se recosto en el asiento.

En cuanto el tren entro en las oscuras cavernas de Penn Station, Sidney se situo junto a la puerta. Eran las cinco y media de la manana. No se sentia cansada, aunque no recordaba cuando habia dormido por ultima vez. Se puso en la cola de los taxis y entonces decidio hacer una llamada telefonica antes de dirigirse al aeropuerto Kennedy. Habia pensado en tirar el revolver pero el arma le daba una sensacion de seguridad que ahora necesitaba con desesperacion. Aun no habia decidido cual seria su punto de destino, aunque el largo viaje en taxi hasta el aeropuerto le daria tiempo para decidirlo.

De camino hacia una cabina de telefonos, compro un ejemplar del Washington Post y echo un vistazo a los titulares. No habia ninguna mencion de los asesinatos; tal vez los reporteros no habian conseguido incluir la noticia antes de la hora de cierre o la policia aun no habia recibido aviso de los crimenes. En cualquier caso, no tardarian en enterarse. El aparcamiento publico abria a las siete, pero los usuarios de las oficinas podian acceder al mismo a cualquier hora.

Marco el numero de sus padres en Bell Harbor. Un mensaje automatico le informo de que el telefono estaba desconectado. Gimio al recordar el motivo. Sus padres siempre desconectaban el telefono durante el invierno. Sin duda, su padre se habia olvidado de pedir la conexion. Lo haria en cuanto llegara a la casa. Si no habian restablecido el servicio es que todavia estaban de camino.

Sidney calculo el tiempo del viaje. Cuando ella era una nina, su padre conducia las trece horas de un tiron, con las paradas imprescindibles para comer y reponer gasolina. Con la edad se habia vuelto mas paciente. Desde su retiro, habia adoptado la costumbre de partir el viaje en dos dias, con una parada para dormir. Si habian salido ayer por la manana, tal como pensaban, llegarian a Bell Harbor a media tarde de hoy. Si habian salido como pensaban. De pronto se le ocurrio que no habia verificado la salida de sus padres. Decidio enmendar el fallo de inmediato. El telefono sono tres veces antes de que entrara en funcionamiento el contestador automatico. Hablo para comunicar a sus padres que era ella. A menudo esperaban saber quien llamaba antes de atender. Sin embargo, no respondio nadie. Colgo el telefono. Volveria a intentarlo desde el aeropuerto. Miro la hora. Tenia tiempo para hacer otra llamada. Ahora que sabia de la vinculacion de Paul Brophy con RTG, habia algo que no cuadraba. Solo habia una persona a la que podia preguntarselo. Y necesitaba hacerlo antes de que transcendiera la noticia de los asesinatos.

– ?Kay? Soy Sidney Archer. -La voz al otro extremo de la linea sono somnolienta al principio, pero despues bien despierta cuando Kay Vincent se sento en la cama-. ?Sidney?

– Lamento llamar tan temprano, pero necesito que me ayudes con una cosa. -Kay guardo silencio-. Kay, se todo lo que los periodicos han publicado sobre Jason.

– No me creo ni una sola palabra -la interrumpio Kay-. Jason nunca se habria involucrado en algo asi.

– Gracias por decirlo, Kay. -Sidney respiro aliviada-. Comenzaba a creer que era la unica que no habia perdido la fe.

– Puedes estar tranquila, Sidney. ?En que te puedo ayudar?

Sidney se tomo un momento para calmarse y evitar que la voz le temblara demasiado. Miro a un agente de policia que cruzaba el vestibulo de la estacion. Le volvio la espalda y se inclino sobre el aparato.

– Kay, tu sabes que Jason nunca me hablaba de su trabajo.

– No te extrane. Aqui nos machacan con esa historia. Todo es secreto.

– Asi es. Pero a mi los secretos no me ayudan para nada. Necesito saber en que estuvo trabajando Jason durante los ultimos meses. ?Se trataba de algun proyecto importante?

Kay cambio el telefono a la otra oreja. Los ronquidos de su esposo no le dejaban escuchar con claridad.

– Estaba organizando los archivos financieros para el tema de CyberCom. Eso le llevaba mucho tiempo.

– Se algo de ese asunto.

– Volvia de aquel deposito sucio de pies a cabeza y con el aspecto de quien ha estado peleando con un cocodrilo -comento Kay mas animada-. Pero no cedio e hizo un buen trabajo. De hecho, parecia disfrutar con el asunto. Tambien le dedico mucho tiempo a la integracion del sistema de copias de resguardo.

– ?Te refieres al sistema informatico para archivar copias automaticas del correo electronico y documentos?

– Eso es.

– ?Para que necesitaban integrar el sistema de copias de resguardo?

– Como ya te puedes imaginar, la compania de Quentin Rowe tenia un sistema de primera antes de que la comprara Triton. Pero Nathan Gamble y Triton no tenian nada. Entre nosotros, no creo que Gamble sepa que es un sistema de copias de resguardo. En cualquier caso, el trabajo de Jason era integrar el sistema viejo de Triton en el nuevo de Rowe.

– ?Que trabajos requeria la integracion?

– Repasar todos los archivos de Triton y formatearlos para hacerlos compatibles con el nuevo sistema. Correo electronico, documentos, informes, graficos, cualquier cosa que pase por el sistema informatico. Tambien completo ese trabajo. Ahora todo el sistema esta integrado.

– ?Donde guardaban los archivos viejos? ?En la oficina?

– No. En un almacen en Reston. Las cajas estan apiladas hasta el techo. En el mismo lugar donde guardaban los archivos financieros. Jason se pasaba muchas horas alli.

– ?Quien autorizo los proyectos?

– Quentin Rowe.

– ?No fue Nathan Gamble?

– Ni siquiera creo que estuviera enterado. Pero ahora si.

– ?Como lo sabes?

– Porque Jason recibio una carta de Gamble por correo electronico en la que lo felicitaba por el trabajo hecho.

– ?De veras? No parece muy propio de Gamble.

– Si, a mi tambien me sorprendio. Pero lo hizo.

– Supongo que no recordaras la fecha de la carta, ?verdad?

– Te equivocas. La recuerdo por un motivo terrible.

– ?A que te refieres?

– Fue el dia en que se estrello el avion.

– ?Estas segura? -pregunto Sidney, alerta.

– Nunca lo olvidare, Sidney.

– Pero Nathan Gamble estaba en Nueva York aquel dia. Yo estaba con el.

– Bah, eso no tiene importancia. Su secretaria se encarga de enviar las cartas este o no el en el

Вы читаете Control Total
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату