– Debilidad. Vertigo. Perdida de la memoria.

– ?Y ahora?

– ?Que ahora? ?Estas hablando de Oleg?

– ?No, no de Oleg, de ti!

Su respuesta me sorprendio: ?como habia adquirido tal insensibilidad? Preguntar por mi salud cuando Oleg esta tendido en la mesa de operaciones.

– Mi memoria esta completamente atrofiada -respondi colerico-. Lo olvide todo: el lugar donde estuve por la manana y donde estoy ahora, tu existencia y la mia, y el porque soy cirujano si tiemblo solo al mirar el bisturi.

El auricular callo.

– ?Estas escuchando? -indague.

– Ahora mismo voy al hospital -dijo resuelta y colgo.

?Que venga! ?No es lo mismo el cuando, el donde y el por que? Si todos los suenos son ilogicos, ?por que poseo la facultad de razonar en este?

Mi resolucion de huir, que estaba madurando desde el momento en que abandone la sala de operaciones, se agiganto. 'Dejare aqui, por educacion, una nota y me ire' decidi.

En la primera pagina de la libreta que descansaba en la mesa encima de unos papeles, lei el siguiente texto tipografico: 'Doctor en Medicina, profesor Gromov Serguei Nikolaevich'.

Esto me trajo a la memoria la hoja de mi libreta, donde mi supuesto Hide escribio aquella nota secreta, misteriosa; pero indicadora, y que resulto ser una llave para la solucion del problema. Naturalmente, yo todavia no habia resuelto el enigma; sin embargo, la llave ya estaba dentro del candado. ?Y si no es un sueno? -habia dicho Zargarian-. ?Y si soy para el Doctor en Medicina Gromov S. N. exactamente el mismo invisible agresor que fue para mi Hide? ?No deberia seguir su ejemplo y escribir otra nota indicadora?

Y escribi en la libreta del profesor:

'Somos «gemelos», a pesar de vivir en dos mundos diferentes y quizas en diferentes tiempos. Por desgracia, nuestro «encuentro» ocurrio durante la operacion. No pude terminarla, pues en mi mundo tengo otra profesion. Busque, en Moscu, a dos cientificos: Nikodimov y Zargarian. Ellos, posiblemente, le podran explicar lo que le sucedio en el hospital'.

Sin releer lo escrito, me dirigi a la puerta con un solo deseo: 'adonde sea, pero lejos de esta aventura diabolica a lo Hoffmann'. Y, antes de que tuviese tiempo de abrir la puerta, entro Lena. Estaba vestida de blanco con el gorro pero sin mascarilla. Di un paso atras y, con el mismo temblor en la voz que aquellos que me interrogaron, inquiri:

– Bueno, ?que ocurrio?

Casi no habia envejecido. Era la misma de hace diez anos, cuando la vi por ultima vez. Sin embargo, aqui yo estaba intimamente relacionado con esta Lena, pues nos unia una misma profesion.

– Le sacaron el casco de metralla -dijo, pegando a duras penas los labios.

– ?Y el?

– Va a vivir -respondio, y, despues de un momento de silencio, agrego-: ?Acaso esperabas lo contrario?

– ?Pero, Lena!

– ?Por que lo hiciste?

– Porque ocurrio una desgracia. Perdi la memoria. Olvide de pronto todo lo que sabia; hasta mis costumbres profesionales. En esas circunstancias, no debia, ni tenia derecho a continuar la operacion.

– ?Estas mintiendo! -exclamo ella, mordiendose los labios con furia.

– ?No! No miento.

– ?Estas mintiendo! ?Improvisas o lo pensaste de antemano? ?Piensas que habra una persona que de credito a tus palabras? Exigire expertos especiales en la investigacion.

– ?Exige! -le respondi suspirando.

– Ya hable con Klionov. Escribiremos una carta en el periodico.

– No, no la podran escribir. No estoy enganando a nadie.

– ?A nadie? Yo se muy bien por que lo hiciste: por celos.

– ?Celos de quien? -pregunte riendo.

– ?Hasta te ries, canalla! -exclamo.

Y, antes de que pudiera agarrar su mano, me golpeo en la cara con tal fuerza, que a duras penas me mantuve de pie.

– Canalla -repitio ella, ahogandose en lagrimas; y en el paroxismo de su colera, empezo a gritar desenfrenada e histerica-: ?Asesino! ?Asesino! ?Si no hubiera sido por Asafiev, Oleg hubiese estado ahora muerto! ?Muerto! ?Muerto! ?Muer…!

Una oscuridad subita corto sus gritos.

EL SUENO RABIOSO

Quede ciego y sordo, mientras mi cuerpo paralizado caia al piso. No podia moverme, ni sentia nada, solo el frio de la madera pulida en la sien. Ignoro las horas, minutos, quiza segundos, que se prolongo esta sensacion. Perdi la nocion del tiempo.

De pronto, la oscuridad se aclaro, como la tinta china en papel watman. Se veia un estrecho corredor, iluminado por una debil lampara electrica, que terminaba bruscamente en una escalerilla escarpada conducente a. la luz diurna.

Permaneci parado, apoyando la cabeza en la pared pulida y agarrado al pasamanos que se extendia a todo lo largo del corredor.

Lena, parada ante mi, me miraba de otro modo, con una compasion incomprensible.

– ?Te mareaste? -inquirio-. ?Tienes nauseas?

En realidad estaba mareado y sentia el suelo moverse como un columpio.

– Es por el cabeceo -aclaro ella-. Ya estamos entrando al puerto.

– ?Adonde? -indague intrigado.

– Al puerto de Estambul, profesor. Despabilese.

– ?Que dices?

Rio. Y yo, como antes, no podia atrapar el recuerdo de lo pasado. Esto era otra metamorfosis diabolica. Pasaba de un sueno a otro. ?Era una funcion en colores!

– Salgamos a la cubierta. Alli, al viento, te sentiras mejor. -Diciendo esto, me arrastro consigo, agregando-: Ademas, miraremos como es la ciudad, aunque ya empieza a llover.

La lluvia no caia, sino que pendia en el cielo como una niebla. El panorama de la orilla, a traves de la red de agua, parecia una mancha abstracta y amorfa donde fulgian, aislados y nebulosos, los minaretes y cupulas azul y verde. Sobre nosotros se empujaban las nubes.

– Habra que ponerse el capote -asevero frunciendo el entrecejo y tapandose los ojos con la mano para evitar las pequenas gotas de agua-: Espero que no bajes sin abrigo. ?En que camarote estas? ?En el siete? Bueno, entonces esperame en la escala o en tierra. ?Bien?

Ahora sabia el numero de 'mi' camarote. ?Que se le va a hacer! Buscare mi capote. Las travesias por mares y paises son siempre curiosas; hasta con lluvia y en suenos.

En el camarote, encontre a Sichuk agitado frente a su litera y metiendo apresuradamente en los bolsillos papeles y paquetes. Al verme, se turbo, y pregunto:

– ?Esta lloviendo?

– Si -respondi maquinalmente, preguntandome por que los suenos me hacen tropezar con los mismos personajes-: ?De que te estas llenando los bolsillos?

Sichuk se desconcerto:

– No es nada… son souvenires para cambiar… ?Asi que esta lloviendo! -musito bajando la vista-. Que malo. Nos agruparemos en el monton… sosteniendonos mutuamente. Pero a pesar de esto, nos podriamos perder…

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