Alexander Abramov, Serguei Abramov

Jinetes Del Mundo Incognito

Traduccion: Jorge Francisco Franco

?Jinetes del mundo incognito!

?Que es esto? ?Un sueno? ?Un mito?

La Tierra en espera de un milagro,

aterida ahoga su grito.

Primera parte: 'Nubes' rosadas

Capitulo 1 – Catastrofe

La nieve estaba suave y blanda, diferente por completo de aquella neviza cristalina y dura, como el esmeril, del desierto polar. El verano antartico y la suave y alegre helada que ni las orejas pinchaba, creaban una ilusion de paseo turistico. En los lugares donde, en invierno, ni los esquies de los aviones podian desprenderse de los frigidisimos cristales de la nieve, nuestro cruzanieves de 35 toneladas corria como un 'Volga' por la autopista anular de Moscu. Vano conducia el aparato de un modo artistico, no se detenia ni ante las dudosas ondulaciones del hielo.

– Sin temeridad, Vano -le grito Zernov desde el puesto de mando-: Pueden aparecer grietas.

– ?Donde, mi querido? -inquirio incredulo Vano mirando con atencion a traves de las gafas negras hacia el haz de luz deslumbrante que se infiltraba en la cabina por la escotilla delantera. ?Acaso es esto un camino? Mas bien es la avenida Rustaveli. ?Lo dudan? ?No han estado nunca en Tbilisi? Esta mas que claro. Para mi tambien.

Sali del compartimiento de radio, me sente en una sillita plegable cerca de Vano y, sin saber por que, eche una mirada hacia la mesita del salon donde Anatoli Diachuk hacia sus resumenes meteorologicos. No deberia haberlo hecho.

– Estamos en presencia del nacimiento de un nuevo chofer aficionado -dijo y sonrio socarronamente-. Ahora el cinografo le pedira a Vano el volante.

– ?Sabes lo que quiere decir la palabra cinografo? -le pregunte ironicamente.

– Yo solo he combinado cientificamente tus dos especialidades: camarografo y mecanico de cine.

– Idiota. Cinografia es la ciencia que trata de los perros.

– Siendo asi, corrijo un error terminologico.

Y por cuanto no conteste, el continuo:

– La vanidad te arruinara, Yuri. Miren que tipo mas raro es este; tiene dos profesiones y todavia cree que es poco.

Cada uno de los participantes en la expedicion dominaba dos y tres profesiones. Zernov podia reemplazar al geofisico y al sismologo, pese a que su especialidad basica era la de glaciologo. Anatoli tenia las obligaciones de meteorologo, enfermero y cocinero de a bordo. Vano era mecanico y chofer del cruzanieves gigante, construido especialmente para las regiones polares y podia ademas reparar todo, desde una oruga rota hasta una estufa electrica. Yo, por mi parte, tenia a mi cargo, ademas de la camara de filmar y de proyeccion, el compartimiento de radio. Pero lo que me empujaba hacia Vano no era el deseo vanidoso de aumentar el bagaje de conocimientos de otra profesion, sino el amor que profesaba a este aparato llamado 'Jarkovchanka'.

Cuando lo vi por primera vez desde el avion, me parecio un dragon de los cuentos infantiles; empero, mas cerca, al observar sus anchas patas-orugas que sobresalian mas de un metro por delante del fuselaje y sus grandes ojos cuadrados de las escotillas, me dio la impresion de que estaba ante la obra de seres de un planeta extrano y remoto. Yo, que sabia conducir autos y camiones, ya habia probado el cruzanieves con el permiso de Vano, sobre la orilla helada de la estacion antartica sovietica Mirni. Ayer no quise arriesgarme: el dia estaba nublado y ventoso; hoy, en cambio, la manana me sedujo con su transparencia cristalina.

– Cedeme el volante, Vano -pedi con los dientes apretados y sin mirar hacia los lados-. Por media horita.

Vano empezaba ya a levantarse, pero fue detenido por la voz imperiosa de Zernov:

– Nada de pruebas con el volante, Vano, usted respondera por cualquier desperfecto en el aparato. Usted, Anojin, mejor seria que se pusiera las gafas.

Al oir su voz imperiosa, me someti en el acto: Zernov era el jefe de la expedicion y poseia un caracter inflexible; ademas, no dejaba de ser peligroso mirar sin gafas protectoras las miriadas de chispas encendidas por el sol helado en el valle de nieve que solo en el horizonte se ensombrecia, identificandose con el ultramarino blancuzco del firmamento. Cerca de nosotros, hasta el aire parecia resplandecer al vestirse de color blanco.

– Anojin, mire hacia la izquierda -continuo Zernov-, mejor por la escotilla lateral. ?Nada le desconcierta?

A nuestra izquierda, a unos cincuenta metros, se levantaba una pared de hielo completamente vertical. Esta era mas alta que todos los edificios que conocia. Ni los rascacielos de Nueva York podian alcanzar su orladura esponjosa superior. Fulgurando intermitentemente como una cinta de polvo diamantino, se ensombrecia hacia abajo, donde la nieve laminada se congelaba en la neviza sombria y dura. Mas abajo aun, una falla de hielo, como cortada por un cuchillo gigantesco, caia perpendicularmente, reflejando, cual espejo, el azul del firmamento taciturno que se extendia sobre nuestras cabezas. En la base de esta pared, el viento acumulaba una orladura de nieve de dos metros de altura tan suave como la que descansaba sobre su cima. La pared se prolongaba ilimitada y continuamente, hasta perderse en la lejania nivea. Daba la impresion de que gigantes poderosos de los cuentos de hadas levantaron aqui esta fortaleza fantastica para proteger o para amenazar a alguien. Pero, pese a las variadas formas y figuras del hielo antartico, este ya no asombra a nadie. Asi le respondi a Zernov, pensando intrigado, que era lo atractivo de esto para un glaciologo.

– Esta es una meseta de hielo, Boris Arkadievich. Quizas sea un glaciar que se desliza en direccion al oceano. ?No es asi?

– ?Que veterano! -dijo sonriendo Zernov, insinuando que era mi segunda visita al Polo Sur-. ?Por que dice usted que este glaciar se desliza en direccion al oceano? ?No sabe Usted que estamos en el interior del continente y muy lejos del oceano? -Hizo silencio y luego, pensativo, agrego-: Detengase, Vano. Veamos esto mas de cerca. Es un fenomeno bastante interesante. Vistanse, companeros, y que no se le ocurra a nadie salir corriendo sin sueter.

De cerca, la pared resulto ser mas hermosa: era una lamina azul increiblemente bella, un pedazo de cielo cortado hasta el horizonte. Zernov hizo mutis, como si la majestuosidad del espectaculo o su incomprension le hubiesen aplastado. Miro prolongadamente la orladura nevada en la cresta de la pared; despues, hundiendonos en la incertidumbre, observo el suelo bajo las plantas de sus pies, pisoteo la nieve y la pateo hacia los lados. Nosotros le contemplabamos sin poder desentranar la inquietud que le dominaba.

– Presten atencion a la nieve que yace bajo nuestras plantas -dijo de pronto.

Pisoteamos la nieve, como el, y descubrimos que bajo la fina capa de esta descansaba una capa dura de hielo.

– Esto es una pista de patinar -afirmo Diachuk-. Es un plano ideal que construyo el propio Euclides.

Pero Zernov no bromeaba.

– Estamos sobre hielo -continuo pensativo-. La nieve no tiene mas de dos centimetros de espesor. Pero observen que sobre la pared tiene muchos metros. ?Y por que? Aqui hay un mismo clima, azotan vientos afines y existen las mismas condiciones para la acumulacion de nieve. ?Tienen ustedes algunas conjeturas?

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