pensando en seguida que lo mas apropiado era mantenerse alejado de tales huespedes. Vano, sin detenerse a meditar que esta aparicion contradecia las leyes de la naturaleza por el conocidas, deseaba solo mas espacio para maniobrar en la batalla inminente. Su doble sostenia en la mano el famoso y maravilloso cuchillo de Vano (objeto de envidia de todos los choferes de Mirni). El cuchillo original se encontraba en el bolsillo de Vano, y el, sin pensar que todo esto era muy extrano, lo saco del bolsillo justamente en el momento en que el fantasma borracho le lanzaba la primera cuchillada. Vano escapo de ser herido gracias a la proteccion de su cazadora. La tiro a los pies de su contrario y llego tan pronto como pudo al recodo de la pared de hielo, donde esta se dirigia hacia el norte. La segunda cuchillada le alcanzo aqui, pero felizmente resbalo hacia arriba, al ser obstaculizada por el sueter. La tercera la rechazo al lograr tirar al suelo al que era su contrario. Lo que sucedio despues, se borro de su mente: una sombra sangrienta se abalanzo sobre el y una fuerza desconocida, como una onda explosiva, lo tiro a un lado. Cuando abrio los ojos, se hallaba en la tienda de campana forrado con pieles y completamente sano. Pero los milagros prosiguieron. Ahora fue Diachuk quien se duplico…
Vano no tuvo tiempo de terminar la frase, porque Anatoli, tirando la briqueta (estaba encendiendo el horno) y saltando hacia el, grito histericamente:
– ?Callate! ?Me oyes?
– Estas loco -afirmo Vano.
– Bien, estoy loco, ?y que? ?Crees que soy el unico loco? Ustedes estan locos tambien. ?Todos estan locos! Aqui no hubo nadie, a excepcion de mi. Y nadie se duplico. ?Han perdido la razon!
– ?Basta, Diachuk! -le detuvo Zernov-. ?Conduzcase con mas decencia! Usted es un hombre de ciencia y no un payaso. Si no es capaz de dominar sus nervios, no debio haber venido en la expedicion.
– Me ire de aqui -afirmo Anatoli en un tono mas bajo: las palabras de Zernov le calmaron un tanto-. Yo no soy Scott ni Amundsen. Me bastan esos suenos blancos y no deseo ir a parar a un manicomio.
– ?Que le sucede? -me pregunto Martin. Cuando se lo explique me dijo:
– Yo tambien habria abandonado este lugar, si hubiera tenido combustible. Aqui hay demasiados milagros.
Capitulo 7 – Sinfonia de hielo
No supimos lo que le sucedio a Anatoli, pero por lo visto fue mas comico que extrano. Vano se nego a contarnoslo y afirmo:
– Si el no quiere relatarlo, no le pregunten nada. Ambos nos aterramos por lo sucedido… pero yo no soy chismoso. -El no se burlaba de Anatoli, sin embargo, este queria discutir:
– Tienes la diccion parecida al sonido de una maquina de escribir -dijo con rabia.
Vano solo se sonrio y callo: estaba trabajando.
Martin y yo, bajo la direccion de Vano, cambiabamos el vidrio abollado de la escotilla. Vano no podia hacerlo solo porque le molestaba el brazo vendado. Se decidio que Martin y yo le ayudariamos por turno a conducir el aparato. Ya nada nos detenia aqui. Zernov consideraba concluida la expedicion y se apresuraba por llegar a Mirni. Yo creo que el simplemente queria huir de su doble, ya que era el unico que habia logrado escapar de ese encuentro. A poco de instalarnos en la cabina del aparato, Zernov, violando el estricto regimen de trabajo y descanso que el mismo habia impuesto, no durmio en toda la noche. Me desperte mas de una vez y cuantas veces lo hacia, tantas veces veia la lucecita de su lampara en el compartimiento superior: estaba leyendo algo y se ponia a temblar al oir susurros sospechosos.
No hablamos mas sobre los dobles. Y por la manana, despues del desayuno, cuando emprendimos ya el camino rumbo a Mirni, el rostro de Zernov dibujo una expresion de alivio. Martin conducia el aparato, mientras Vano, sentado a su lado en una sillita plegable, le daba instrucciones por medio de senas. Yo envie un radiograma a Mirni y cambie algunas bromas con Nikolai Samoilov que se encontraba de servicio en la estacion de radio; ademas, hice unas anotaciones relacionadas con el boletin meteorologico. El tiempo favorecia nuestro retorno: claro, apenas sin viento y con temperatura de dos o tres grados bajo cero en la escala de Celsius.
El silencio de la cabina pesaba tanto como el disgusto de un pleito, y sin poder contenerme dije:
– Boris Arkadievich, quisiera hacerle una pregunta. ?Por que no enviamos un radiograma informando detalladamente de todo lo ocurrido?
– ?Que desearia usted informar?
– Todo. Lo que le ocurrio a Vano y lo que me sucedio a mi; lo que hemos averiguado sobre las 'nubes' rosadas y lo que filme con la camara.
– ?Y de que modo se deberia transmitir una historia como esa? -inquirio Zernov-. ?Con matices psicologicos, con un analisis de las sensaciones, con insinuaciones e intringulis? Desafortunadamente no tengo talento para ello; no soy escritor. Por lo demas, no creo que usted lo lograria, pese a que tiene una imaginacion frondosa y una gran viveza en la exposicion de hipotesis. Si lograsemos poner todo lo sucedido en un codigo telegrafico, resultaria 'el diario de un loco'.
– Podriamos explicarlo cientificamente -insisti.
– ?A base de que dato experimental? ?Que tenemos nosotros como prueba, a no ser las observaciones visuales? ?Su pelicula? Esta aun no ha sido revelada.
– Pero, podriamos suponer algo.
– Bien, ?que supone usted? ?Que es, a su juicio, la 'nube' rosada?
– Un organismo.
– ?Vivo?
– Indudablemente. Un organismo vivo, pensante, con una estructura fisico-quimica desconocida por nosotros. Un tipo de biosuspension o de biogas. El academico Kolmogorov postulo la posibilidad de que exista un moho pensante. Podriamos suponer, con el mismo grado de probabilidad, que exista un gas pensante, un coloide pensante o un plasma pensante. El cambio de color que notamos, podria ser una reaccion de defensa o la manifestacion de emociones: sorpresa, interes, furia. El cambio de forma sugiere una reaccion motora, la capacidad de maniobrar en el espacio aereo. Guando una persona camina, mueve sus brazos, dobla su cuerpo y flexiona las piernas. La 'nube' alarga su cuerpo, dobla sus bordes y toma la forma de campana.
– ?De que estan hablando? -quiso saber Martin.
Le traduje y el agrego:
– Esta, ademas, burbujea al respirar y saca tentaculos cuando ataca.
– Entonces es una bestia, ?no es asi? -inquirio Zernov.
– Si, es una bestia -afirmo Martin. Zernov no hacia preguntas inutiles, sino que cada una de sus palabras iba dirigida a un objetivo determinado que no estaba claro para mi. Me parecia que nos examinaba y se examinaba a si mismo, sin apresurarse en sus conclusiones.
– Bien -dijo-, contesteme entonces, ?como esa bestia duplica los hombres y las maquinas? ?Para que lo hace? ?Y por que destruye la copia despues de comprobarla en las personas?
– Lo ignoro -reconoci sincero-. Esta claro que la 'nube' sintetiza cualesquiera estructuras atomicas, pero lo misterioso es para que las crea y por que las destruye.
Anatoli, que se habia mantenido con una indiferencia inexplicable para nosotros, se entrometio en la conversacion.
– A mi juicio es ilogico el propio planteamiento de las preguntas de como y por que crea a los dobles. La 'nube' no duplica nada. Esto es simplemente una ilusion de las percepciones sensoriales que debe ser objeto de estudio no de la fisica, sino de la psiquiatria.
– ?Y la herida mia? ?Es tambien una ilusion? -prorrumpio Vano ofendido.
– Te heriste tu mismo, el resto es una ilusion. En realidad no se por que Anojin desistio de su hipotesis original. Es indudable que esa 'nube' es un arma. No quisiera decir de quien -continuo, y miro a Martin-, pero no se puede negar que es un arma; un arma superperfecta y, lo que es mas importante, un arma orientada hacia un objetivo. Ondas psiquicas que desdoblan la conciencia.
– ?Y el hielo? -le pregunte.
– ?Que tiene que ver el hielo con esto?
– Te hago esa pregunta, porque el hielo debio ser partido para poder sacar la 'Jarkovchanka'.