revocar las sentencias y solicitar la revision del proceso. No se arrepentia ni de un solo voto. N o se consideraba liberal, ni conservadora, ni moderada. Era jueza del tribunal supremo y habia jurado revisar las causas que llegaban a sus manos y hacer cumplir la ley. Si, personalmente se oponia a la pena de muerte, pero jamas habia puesto sus convicciones por delante de las leyes del estado.

Al final de su discurso, se oyeron algunos desangelados aplausos, aunque unicamente por educacion. Era dificil no admirar su franqueza y valentia. Habria quien la votaria, pocos, pero era indudable que la mujer sabia de que hablaba.

Era la primera vez que los tres candidatos hacian una aparicion conjunta, asi como tambien la primera en la que Tony veia actuar a la jueza McCarthy bajo presion.

– Sera un hueso duro de roer -informo a Barry Rinehart-. Sabe de que habla y se mantiene firme.

– Si, pero esta a dos velas -contesto Barry, riendo-. Esto es una campana y aqui lo que manda es el dinero.

McCarthy no estaba tan a dos velas, pero la campana no habia empezado con buen pie. No tenia director de campana, alguien que coordinara las cincuenta cosas que habia que hacer de inmediato mientras seguia coordinando un millar mas para mas adelante. Habia ofrecido el puesto a tres personas. Las dos primeras lo habian rechazado despues de pensarselo durante veinticuatro horas. La tercera habia aceptado, aunque al cabo de una semana se desdijo.

Una campana es una pequena y frenetica empresa que se desarrolla bajo gran presion y con el conocimiento de que tendra una vida muy corta. El personal a tiempo completo trabaja sin descanso durante horas por un sueldo irrisorio. La aportacion de los voluntarios es inestimable, pero no siempre se puede confiar plenamente en ellos. Un director de campana energico y decidido es fundamental.

Seis semanas despues del anuncio de la candidatura de Fisk, la jueza McCarthy habia conseguido abrir una oficina de campana en Jackson, cerca de su piso, y otra en Biloxi, cerca de su casa. Ambas estaban dirigidas por viejos amigos y voluntarios, que se ocupaban de reclutar mas personal y llamar a donantes potenciales. Habia montanas de pegatinas y carteles, pero la campana no habia conseguido encontrar una empresa fiable que se encargara de la propaganda, la publicidad por correo y, con un poco de suerte, los anuncios televisivos. Contaban con una pagina web muy basica, pero eso era todo en cuanto a internet. Sheila habia recibido trescientos veinte mil dolares en contribuciones, de los cuales todos menos treinta mil provenian de los abogados litigantes. Bobby Neal y el consejo le habian prometido por escrito que los miembros de la ALM le donarian al menos un millon, y ella no dudaba de que asi seria. Sin embargo, hacer promesas era mucho mas facil que firmar cheques.

Ademas, el hecho de tener un trabajo muy exigente, que no podia descuidar, complicaba aun mas la organizacion de la campana. El tribunal estaba colapsado con causas que debian haber sido despachadas hacia meses; soportaba la presion constante de no poder ponerse nunca al dia. Las apelaciones no paraban de llegar y habia vidas en juego: las de los hombres y mujeres que se encontraban en el corredor de la muerte; las de ninos que iban arriba y abajo en divorcios conflictivos; las de trabajadores gravemente accidentados que esperaban un dictamen final que, con un poco de suerte, aliviara sus males. Algunos de sus colegas eran lo bastante profesionales para distanciarse de la gente de carne y hueso que habia detras de los casos que debian considerar, pero Sheila no habia sido capaz de hacerlo nunca.

Sin embargo, era verano y el calendario no era tan riguroso. Libraba los viernes y se pasaba largos fines de semana en la carretera, visitando el distrito. Trabajaba duro de lunes a jueves y luego se convertia en una candidata. Habia decidido pasar el mes organizando la campana y poniendose al dia.

Su primer oponente, el senor Coley, solia holgazanear de lunes a viernes, descansando de los rigores de la mesa de blackjack. Solo jugaba de noche y, por tanto, tenia tiempo de sobra para dedicar a la campana si lo deseaba. Generalmente no lo hacia. Aparecia por algunas ferias de condado y lanzaba pintorescos discursos a un publico entusiasta. Si los voluntarios de Jackson estaban de humor, se acercaban hasta donde el estuviera, desplegaban los Rostros de los Muertos y Clete subia el volumen. Todas las poblaciones contaban con un punado de asociaciones civicas, la mayoria de las cuales siempre andaban buscando oradores. Corrio el rumor de que el candidato Coley animaba las comidas, por lo que recibia una invitacion o dos cada semana. Dependiendo del viaje, y de la intensidad de la resaca, consideraba la proposicion. A finales de julio, su campana habia recibido veintisiete mil dolares en donaciones, mas que suficiente para cubrir los gastos del monovolumen de alquiler y sus guardaespaldas a tiempo parcial. Tambien se habia gastado seis mil en folletos. Todo politico debia tener algo que repartir.

Sin embargo, el segundo oponente de Sheila dirigia una campana que funcionaba como un motor bien engrasado. Ron Fisk trabajaba duro en su despacho lunes y martes y luego se lanzaba a la carretera para seguir un programa muy detallado del que solo se libraban las poblaciones mas pequenas. Gracias al Lear 55 y a un King Air, tanto el como sus acompanantes recorrieron el distrito en muy poco tiempo. A mitad de julio, habia un comite organizado en cada uno de los veintisiete condados, y Ron habia hecho un discurso, como minimo, en todos ellos. Hablaba en centros civicos, cuarteles de bomberos voluntarios, meriendas en las bibliotecas, asociaciones de abogados del condado, clubes de motoristas, festivales de musica folk, ferias de condado e iglesias… iglesias y mas iglesias. Al menos la mitad de sus discursos los lanzaba desde un pulpito.

Josh jugaba el ultimo partido de beisbol de la temporada el 18 de julio, por lo que su padre aun contaria con mas tiempo para hacer campana. El entrenador Fisk no se habia perdido ni un solo partido, aunque el equipo se vino abajo cuando anuncio su candidatura. La mayoria de los padres estaban convencidos de que no habia tenido nada que ver.

En las zonas rurales, el mensaje de Ron siempre era el mismo: por culpa de los jueces liberales, nuestros valores estan siendo atacados por aquellos que defienden el matrimonio homosexual, el control de armas, el aborto y el libre acceso a la pornografia por internet. Esos jueces tenian que ser sustituidos. La Biblia estaba por encima de todo. Las leyes dictadas por los hombres venian a continuacion, pero como juez del tribunal supremo, conseguiria reconciliar ambas cuando fuera necesario. Iniciaba todos los discursos con una breve plegaria.

En las zonas menos rurales, dependiendo del auditorio, solia alejarse un poco de la derecha recalcitrante y hacia mas hincapie en la pena de muerte. Ron descubrio que a la gente le fascinaban las historias truculentas de crimenes brutales cometidos por hombres que habian sido condenados a muerte hacia veinte anos. Introdujo un par en sus charlas habituales.

Sin embargo, independientemente de donde estuviera, la cuestion del malvado-juez-liberal dominaba sus discursos. Al cabo de un centenar de ellos, Ron habia acabado convenciendose de que Sheila McCarthy era una izquierdista radical que habia causado muchos de los problemas sociales del estado.

En cuanto al dinero, con Barry Rinehart tirando de los hilos, las contribuciones llegaban de manera constante, gracias a lo cual consiguieron ir al dia con los gastos. El 30 de junio, la primera fecha limite para presentar informes economicos, la campana de Fisk habia recibido quinientos diez mil dolares de dos mil doscientas personas. De sus contribuyentes, solo treinta y cinco habian donado el maximo de cinco mil dolares y todos residian en Mississippi. El 90 por ciento de los donantes eran del estado.

Barry sabia que los abogados litigantes examinarian con lupa a los contribuyentes con la esperanza de descubrir que estuviera entrando dinero a raudales procedente de fuera del estado, de intereses empresariales. Habia sido uno de los asuntos problematicos con el que ya se habia topado en otras campanas y no tenia intencion de tropezar con la misma piedra en las elecciones de Fisk. Confiaba en recaudar grandes sumas de dinero fuera del estado, pero esas donaciones entrarian en el momento adecuado, al final de la campana, cuando las propicias leyes informativas estatales impidieran que fueran un problema. Por el contrario, los informes de McCarthy demostraron que eran los abogados litigantes quienes estaban financiandola, y Barry sabia muy bien como utilizar aquella baza en su favor.

Barry tambien habia recibido los resultados de la ultima encuesta, que no tenia intencion de compartir con el candidato. El 25 de Junio, la mitad de los votantes censados sabian que habia unas elecciones. De ellos, el 24 por ciento se inclinaba a favor de Ron Fisk, el 16 por ciento a favor de Sheila McCarthy y ellO por ciento a favor de Clete Coley. Las cifras prometian. En menos de dos meses, Barry habia dado forma a un abogado desconocido que jamas habia vestido la toga y lo habia lanzado por delante de una oponente con nueve anos de experiencia y todavia no habian pasado ni un solo anuncio por television.

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