El 1 de julio, New Vista Bank, una cadena nacional con sede en Dallas, compro el Second State Bank. Huffy llamo a Wes Payton para darle la noticia, y parecia optimista. A la sucursal de Hattiesburg le habian asegurado que no iba a cambiar nada, solo el nombre. Los nuevos duenos habian revisado el prestamo, le habian hecho preguntas sobre los Payton y parecia que Huffy les habia convencido de que la deuda seria satisfecha tarde o temprano.
Los Payton enviaron a Huffy un cheque de dos mil dolares por cuarto mes consecutivo.
22
En otra vida, Nathaniel Lester habia sido un flamante abogado criminalista con un don especial para ganar casos de asesinato. Llego un momento, de eso hacia dos decadas, en que consiguio doce veredictos de no culpabilidad consecutivos, practicamente todos en pequenas ciudades de Mississippi, en lugares donde a los acusados de crimenes atroces suele considerarseles culpables desde el momento de la detencion. Su fama atrajo clientes que necesitaban asesoramiento civil, no penal, y su modesto bufete, en Mendenhall, prospero considerablemente.
Nat obtuvo sentencias generosas y negocio acuerdos incluso mas beneficiosos. Acabo especializandose en danos personales graves producidos en plataformas petroliferas, a las que acudian muchos hombres del lugar atraidos por los salarios elevados. Era miembro activo de varios grupos de abogados litigantes, donaba grandes sumas a los candidatos politicos, se habia construido la casa mas grande de la ciudad, se habia casado varias veces y habia empezado a beber demasiado. La bebida, junto con una sucesion de acusaciones por falta de etica y diversas refriegas legales, le obligo a aminorar la marcha y, cuando finalmente se vio acorralado, renuncio a su licencia de abogado para evitar una pena de prision. Se fue de Mendenhall, volvio a casarse, dejo la bebida y resurgio en Jackson, donde abrazo el budismo, el yoga, se hizo vegetariano y adopto un estilo de vida mas sencillo. Una de las pocas decisiones inteligentes que habia tomado durante su momento de mayor apogeo habia sido la de guardar parte del dinero.
Durante la primera semana de agosto estuvo dando la lata a Sheila McCarthy hasta que esta acepto ir a comer con el. No habia abogado en el estado que no hubiera oido hablar del atipico ex abogado, por lo que Sheila estaba comprensiblemente nerviosa. Mientras daban cuenta del tofu y de la col de Bruselas que habian pedido, Lester se ofrecio como director de campana de manera gratuita. Volcaria toda su energia desbordante unicamente en las elecciones durante los siguientes tres meses. Sheila empezo a inquietarse. El cabello gris le llegaba hasta los hombros y llevaba pendientes de diamante que, aunque eran muy pequenos, seguian siendo visibles. Tambien lucia un tatuaje en un brazo y Sheila no queria pensar en cuantos mas tendria ni donde se los habria hecho. Vestia vaqueros, calzaba sandalias y unas cuantas llamativas pulseras de cuero adornaban sus munecas.
Claro que Nat no habia llegado a ser un exitoso abogado litigante por ser insipido y poco persuasivo. Todo lo contrario. Conocia el distrito, los pueblos, los tribunales y la gente que los presidia. Odiaba profunda y enconadamente al gran capital y sus influencias, y se aburria, por lo que buscaba guerra.
Sheila acabo cediendo y lo invito a unirse a ella. De vuelta a casa, se cuestiono si habia hecho bien, pero tenia el presentimiento de que Nathaniel Lester era el empujon que su campana necesitaba desesperadamente. Sus propias encuestas demostraban que estaba a cinco puntos de Fisk y empezaba a sentir cierta desesperacion.
Volvieron a verse esa noche, en las oficinas centrales de Jackson. Tras una reunion de cuatro horas, Nat asumio el control. Con una combinacion de ingenio, encanto y reproches, exalto los animos del variopinto personal de Sheila. Para demostrar su valia, llamo a tres abogados litigantes de Jackson, a sus casas, y despues de unos cuantos halagos, les pregunto por que narices no habian enviado todavia dinero para la campana de McCarthy. Usando un manos libres, los avergonzo, los engatuso, los reprendio y se nego a colgar hasta que le prometieron contribuciones significativas, tanto de ellos como de sus familiares, clientes y amigos. N o envieis los cheques, les dijo, el personalmente se acercaria antes del dia siguiente al mediodia y los recogeria en mano. Las tres aportaciones ascendian a un total de setenta mil dolares. Desde ese momento, Nat se hizo cargo de la campana.
Al dia siguiente recogio los cheques y se dedico a llamar a todos los abogados litigantes del estado. Se puso en contacto con grupos sindicales y lideres de la comunidad negra. Despidio a un miembro del personal y contrato a otros dos. Al final de la semana, Sheila recibio a primera hora una version impresa del programa diario confeccionado por Nat. La jueza discutio un poco, pero no mucho. Nat estaba trabajando dieciseis horas al dia y esperaba lo mismo tanto de la candidata como de todos los demas.
Wes se detuvo en casa del juez Harrison, en Hattiesburg, para comer con el. Con una treintena de casos pendientes relacionados con Bowmore, seria muy poco prudente que los vieran en publico. A pesar de que no tenian ninguna intencion de hablar de trabajo, aquella familiaridad entre ambos habria sido considerada inapropiada. Tom Harrison habia extendido la invitacion a Wes y a Mary Grace, cuando tuvieran tiempo. Mary Grace estaba fuera de la ciudad y le enviaba sus disculpas.
Queria hablar de politica. El juzgado de distrito de Tom cubria Hattiesburg, el condado de Forrest y los tres condados rurales de Cary, Lamar y Perry. Casi el 80 por ciento de los votantes censados vivian en Hattiesburg, hogar tanto de el como de J ay Hoover, su oponente. A Hoover le iria bien en ciertas circunscripciones de la ciudad, pero el juez Harrison estaba convencido de que a el le iria mejor. Tampoco le preocupaban los condados mas pequenos. De hecho, daba la impresion de que la idea de perder no le quitaba el sueno. Parecia que Hoover estaba bien financiada, seguramente con dinero procedente de fuera del estado, pero el juez Harrison conocia su distrito y le gustaba la politica comarcal.
El condado de Cary era el menos poblado de los cuatro y estaba cada vez mas deshabitado gracias a Krane Chemical, en gran medida, y a su historial de vertidos toxicos. Evitaron esa cuestion y charlaron sobre varios politicos, tanto de Bowmore como de los alrededores. Wes le aseguro que los Payton, asi como sus clientes, amigos, el pastor Denny Ott y la familia de Mary Grace, harian todo lo posible para que el juez Harrison saliera reelegido.
La conversacion derivo hacia las demas elecciones, sobre todo hacia la de Sheila McCarthy. La jueza se habia pasado por Hattiesburg hacia dos semanas y habia estado media hora en el bufete de los Payton, donde, incomoda, evito hacer mencion del litigio de Bowmore mientras recolectaba votos. Los Payton le confesaron que no tenian dinero con que contribuir, pero le prometieron trabajar horas extra para que saliera elegida. Al dia siguiente, descargaron un camion lleno de carteles y demas material de campana en el despacho.
El juez Harrison se lamento de la politizacion del tribunal supremo.
– Es una verguenza hasta que punto se ven obligados a humillarse por unos votos -comento-. Tu, como abogado de un cliente de una causa pendiente, no deberias tener ningun contacto con un juez del tribunal supremo. Sin embargo, gracias a este sistema se te presenta uno en el despacho para pedirte tu voto y dinero. ?Por que? Porque ciertos grupos de presion con mucho dinero han decidido que les gustaria contar con un cargo en el tribunal. Estan gastando dinero para comprar su puesto y ella responde recaudando dinero para su causa dirigiendose a los del otro bando. El sistema esta corrupto, Wes.
– ?Y como lo solucionarias?
– O bien impidiendo la entrada de dinero privado y financiando las elecciones con dinero publico o cambiando el sistema electoral por el de nombramientos. Hay once estados que han conseguido que el sistema de nombramientos funcione. No creo que sus tribunales sean superiores a los nuestros en cuanto a la aptitud de sus jueces, pero al menos no los controlan los grupos de presion.
– ?Conoces a Fisk? -pregunto Wes.
– Ha estado en mi sala del tribunal un par de veces. Es un buen tipo, pero esta muy verde. Le sienta bien el traje. Es el tipico abogado de aseguradoras: abre el expediente, presenta el papeleo, llega a un acuerdo, cierra el expediente y nunca se ensucia las manos. Nunca ha asistido a un juicio, ni ha mediado en uno, ni lo ha defendido ante un tribunal y nunca ha demostrado interes en ser juez. Piensalo, Wes. Toda ciudad pequena necesita abogados de vez en cuando que hagan de juez municipal, magistrado adjunto o juez arbitro para dirimir infracciones de trafico, y todos nos hemos sentido obligados a ofrecernos cuando eramos jovenes. Pero este tipo no. Todo condado necesita abogados que pasen por los juzgados de menores, el de antidroga y demas, y todos los que nos ofreciamos voluntarios, aspirabamos a ser jueces de verdad. Quiero decir que hay que empezar por