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A solo quince dias de las elecciones, Barry Rinehart estaba invitado a cenar en el tugurio vietnamita de Bleecker Street. El senor Trudeau queria que lo pusiera al dia.
Barry se regodeo con su ultima encuesta durante el vuelo desde Boca Raton. Fisk le sacaba dieciseis puntos a McCarthy, una ventaja que era imposible que perdiera. La cuestion del matrimonio entre homosexuales lo habia puesto cuatro puntos por delante, los ataques de la ARMA a McCarthy habian anadido tres mas, la campana en si iba sobre ruedas. Ron Fisk era una bestia de carga que hacia todo lo que Tony Zachary le decia, habia suficiente dinero, los anuncios de television aparecian con perfecta regularidad y la respuesta de la propaganda por correo era extraordinaria. La campana habia recaudado trescientos veinte mil dolares de pequenos donantes preocupados por los matrimonios entre homosexuales y las armas. McCarthy se esforzaba para intentar alcanzarlo, pero se quedaba muy atras.
El senor Trudeau estaba mas delgado y bronceado, y quedo entusiasmado con los ultimos resumenes. La ventaja de dieciseis puntos acaparo la conversacion de la velada. Carl no dejaba de preguntar a Rinehart una y otra vez por las cifras. ?Podian confiar en ellas? ?Como lo habian logrado? ?Que predecian, en comparacion con otras elecciones en las que hubiera participado Barry? ?Que deberia ocurrir para que perdieran de golpe esa ventaja? ?Habia visto alguna vez evaporarse una ventaja como aquella?
Barry le garantizo la victoria.
Durante los primeros tres trimestres del ano, Krane Chemical habia obtenido ventas decepcionantes y escasos beneficios. La compania arrastraba problemas de produccion en Texas e Indonesia. Tres plantas habian cerrado para llevar a cabo reparaciones graves e imprevistas. Una planta en Brasil habia cerrado por razones desconocidas y habia dejado en la calle a dos mil trabajadores. No se satisfacian los grandes pedidos. Clientes de toda la vida se iban, descontentos. El departamento de ventas no conseguia colocar el producto. La competencia rebajaba los precios y les robaba sus clientes. La moral estaba por los suelos y corrian rumores de recortes y despidos maSIVOS.
Detras del caos, Carl Trudeau manejaba los hilos con habilidad. No hacia nada ilegal, pero amanar los libros de contabilidad era un arte que habia perfeccionado con los anos. Cuando una de sus companias necesitaba que los numeros fueran malos, Carl se encargaba de ello. Durante el ano, Krane cancelo inversiones destinadas a investigacion y desarrollo, transfirio sumas de dinero inusualmente elevadas a reservas legales, se endeudo con lineas de credito, saboteo la produccion para hundir las ventas, inflo los gastos, vendio dos divisiones que reportaban beneficios y consiguio perder la confianza de muchos de sus clientes. y mientras tanto, Carl se encargaba de filtrar suficientes noticias como para sacar a flote una imprenta. Desde la sentencia, Krane habia estado en el punto de mira de los periodistas de economia y cualquier dato negativo hacia correr rios de tinta. Evidentemente, todos los articulos hacian referencia a los problemas legales que arrastraba la compania. Gracias a los cuidadosos chivatazos de Carl, incluso se habia mencionado la posibilidad de declararse en quiebra.
Las acciones empezaron el ano a diecisiete dolares. Nueve meses despues estaban a doce con cincuenta. A dos semanas de las elecciones, Carl estaba preparado para el ultimo asalto contra las vapuleadas acciones ordinarias de Krane Chemical Corporation.
La llamada de Jared Kurtin le parecio un sueno. Wes lo escucho con atencion y cerro los ojos. No podia ser cierto.
Kurtin le explico que su cliente le habia dado instrucciones para que tanteara la posibilidad de llegar a un acuerdo en el caso de Bowmore. Krane Chemical no levantaba cabeza y hasta que los litigios no terminaran, no podria concentrarse en volver a ser competitiva. Su propuesta era reunir a todos los abogados en una sala e iniciar las negociaciones. Seria complicado por los muchos demandantes y la multitud de cuestiones a debatir. Seria dificil por la cantidad de abogados que habria que controlar. Insistio en que Mary Grace y Wes actuaran como vocales y consejeros de los abogados de los demandantes, pero ya perfilarian los detalles en la primera reunion. De repente, el tiempo era crucial. Kurtin ya habia reservado una sala de conferencias en un hotel de Hattiesburg. Queria que la reunion empezara el viernes y, en caso de ser necesario, que se alargara durante el fin de semana.
– Hoy es martes -dijo Wes, aferrando el auricular con tanta fuerza que tenia los nudillos blancos.
– Si, lo se. Como ya le he dicho, mi cliente tiene prisa por iniciar el proceso. Puede que necesitemos semanas, o meses, para llegar a un acuerdo, pero estamos dispuestos a sentarnos a negociar.
Wes tambien estaba dispuesto a ello. Tenia una declaracion el viernes, pero podia posponerla sin problemas.
– ?Cuales son las reglas? -pregunto.
Kurtin contaba con la ventaja de haber podido dedicar horas a la planificacion. Wes reaccionaba impulsado por la sorpresa y la emocion. Ademas, Kurtin se habia enfrentado a algo similar en mas ocasiones que Wes. Ya habia negociado acuerdos colectivos muchas veces, mientras que Wes tenia que conformarse con verlos en suenos.
– Voy a enviar una carta a los abogados de los demandantes de los que tenemos constancia -dijo Kurtin-. Echele un vistazo a la lista y digame si me he dejado alguno. Como sabe, siguen apareciendo
Kurtin fue repasando los numeros como un corresponsaJ de guerra que informa desde las trincheras. Wes no pudo reprimir una mueca de disgusto, ni un nuevo pensamiento siniestro sobre Krane Chemical.
– De todos modos, empezaremos estudiando estos numeros. El objetivo es llegar a una cifra y luego compararla con la cantidad que mi cliente esta dispuesto a pagar.
– ?Y que cantidad es esa? -pregunto Wes, con una carcajada desesperada.
– Ahora no, Wes, tal vez mas tarde. Voy a pedir a todos los abogados que rellenen un formulario estandar para cada cliente. Si nos los devuelven antes del viernes, eso que tendremos ganado. Me llevare a todo mi equipo, Wes. Litigantes, ayudantes, expertos, contables, incluso habra un tipo de Krane con bastante caracter. Ademas, como no, los habituales de las aseguradoras. Tal vez os iria bien alquilar una sala grande para los vuestros.
Wes estuvo a punto de preguntar con que dinero. Estaba seguro de que Kurtin estaba enterado de su bancarrota. -Buena idea -acabo diciendo.
– Una cosa mas, Wes, la privacidad es muy importante para mi cliente. No es necesario que haya publicidad. Si se filtra algo, los demandantes, sus abogados y todo el pueblo de Bowmore se haran ilusiones y ? que ocurriria luego si las negociaciones no llegaran a ninguna parte? Lo mejor es llevarlo con la maxima discrecion.
– De acuerdo.
Que idiotez. Kurtin estaba a punto de enviar una carta a no menos de veinte bufetes. Babe, la de la cafeteria de Bowmore, sabria lo de la reunion para llegar a un acuerdo antes de empezar a servir el desayuno.
A la manana siguiente,