las negociaciones de Hattiesburg. El articulo, en la segunda pagina del diario, estaba firmado por un periodista que aseguraba contar con fuentes fiables dentro de Krane Chemical y que, ademas, culpaba a los abogados de los demandantes. «Sus exigencias eran muy poco realistas. N osotros acudimos de buena fe y no llegamos a ninguna parte.» Otra fuente anonima anadia: «No hay nada que hacer. Por culpa de la indemnizacion, todos los abogados creen que su caso vale cuarenta millones de dolares». El senor Watts, ejecutivo de Krane, decia: «Estamos muy decepcionados. Queriamos dejar el litigio atras y seguir adelante. Ahora nuestro futuro es incierto».
Carl Trudeau leyo el articulo en internet a las cuatro y media de la manana, en su atico. Se echo a reir y se froto las manos en prevision de una semana muy provechosa.
Wes estuvo llamando a Jared Kurtin toda la manana, pero don importante estaba de viaje y no se le podia localizar. El movil tenia conectado el buzon de voz. La secretaria acabo mostrandose bastante grosera, pero Wes habia hecho otro tanto. Mary Grace y el dudaban que las desmedidas exigencias de Sterling Bintz hubieran ahuyentado a Jared Kurtin. En terminos relativos, cualquier acuerdo factible tendria que considerar esos tremta mIllones de dolares como una tracCIon de la cantidad final.
En Bowmore, la noticia fue recibida como una nueva plaga.
En las oficinas generales de campana de McCarthy, N at Lester habia trabajado toda la noche y todavia seguia conectado cuando Sheila llego a las ocho y media, su hora habitual. Nat habia enviado el reportaje del
– jTenemos a esos payasos comiendo de la mano! -anuncio Nat, alborozado-. Se han pillado los dedos con sus sucios
Jueguecltos.
– Felicidades. Es magnifico.
– Enviaremos los articulos y el reportaje del
– ?Cuanto cuesta eso?
– ?Y que mas da? A una semana de las elecciones, no podemos andarnos regateando. ?Estas lista?
– Salgo en una hora.
Los siguientes siete dias la llevarian a realizar treinta y cuatro paradas en veinte condados, y todo gracias al King Air que les habia prestado uno de los abogados litigantes y a un pequeno jet de otro. Nat habia organizado el desembarco, que se orquestaria con la ayuda de maestros de escuela, dirigentes sindicales, lideres de la comunidad negra y, por descontado, abogados litigantes. Sheila no volveria a Jackson hasta poco antes de las elecciones. Durante la campana, la ultima tanda de anuncios televisivos inundaria el distrito.
Sus fondos para la campana se quedarian a cero en el momento del recuento de votos. Sheila rezaba para que, al menos, no hubiera deudas.
Finalmente, Ron Fisk salio de casa el lunes por la manana, aunque en vez de realizar el trayecto habitual hasta la oficina, Doreen y el viajaron a Jackson, a las oficinas de Vision Judicial para mantener una nueva, larga y estresante reunion con Tony Zachary. La tarde del domingo, habian estado cuatro horas intentando decidir como salir de aquella pesadilla, guarecidos en el hogar de los Fisk, y no habian sacado nada en claro. Ron habia suspendido todas las actividades de campana hasta que pudiera limpiar su buen nombre. Habia despedido a Tony al menos en cuatro ocasiones, pero seguian en contacto.
A lo largo del dia, y ya entrada la noche del domingo, Tedford, en Atlanta, habia estado realizando encuestas sin parar y hacia el mediodia del lunes obtuvieron algunos resultados. A pesar del vapuleo de las criticas, Ron Fisk seguia tres puntos por delante de Sheila McCarthy. La cuestion del matrimonio entre homosexuales habia hecho mella en los votantes, la mayoria de los cuales seguian decantandose por el candidato mas conservador.
Ron ya no sabia si podia confiar en la gente que trabajaba en su campana, pero la nueva encuesta consiguio levantarle algo el animo.
– Ya lo tienes ganado, Ron -no dejaba de repetir Tony-, no lo eches a perder.
Al final llegaron a un acuerdo, y Ron insistio en dejarlo por escrito, como si hubieran negociado un contrato. Primero, Ron seguiria en la carrera electoral. Segundo, Tony conservaria su puesto como director de campana. Tercero, Ron se reuniria con los directores de los periodicos, admitiria sus errores y les prometeria unas elecciones limpias durante los ocho dias que quedaban. Cuarto, no habria propaganda de ningun tipo, ni anuncios televisivos, ni publicidad por correo, ni anuncios de radio, nada que no recibiera previamente el visto bueno de Ron.
Una vez restablecida su amistad, disfrutaron de una comida rapida en el Capitol Grill y luego Ron y Doreen volvieron a casa. Estaban orgullosos de no haber cedido terreno y ansiosos por retomar la campana. Ya olian la victoria.
Barry Rinehart llego a Jackson el mediodia del lunes y establecio su base en la suite mas grande de un hotel del centro. No se iria de Mississippi hasta despues de los comicios.
Espero impaciente a que Tony llegara con la noticia de que todavia tenian un candidato en las elecciones. Para un hombre que se vanagloriaba de mantener la calma por mucha presion a la que estuviera sometido, las ultimas veinticuatro horas habian puesto a prueba sus nervios de acero. Barry apenas habia dormido. Si Fisk se retiraba, la carrera de Rinehart no se veria gravemente afectada, sino arruinada por completo.
Tony entro en la suite con una amplia sonrisa y ambos por fin rieron. Poco despues repasaban los espacios reservados de publicidad y sus planes para seguir anunciandose. Contaban con el dinero para saturar el distrito con anuncios televisivos, y si el senor Fisk solo queria los positivos, que asi fuera.
La reaccion del mercado en relacion con el anuncio de la ruptura de las negociaciones del acuerdo fue rapida e implacable. Krane abrio a quince dolares con veinticinco y al mediodia se cotizaba a doce con setenta y cinco. Carl Trudeau seguia la caida, satisfecho, mientras su valor neto se desplomaba. Por si el miedo y el caos no fueran suficientes, organizo una reunion entre la cupula directiva de Krane y los abogados de la compania especializados en quiebras y luego filtro la noticia a un periodista.
El martes por la manana, la seccion de economia de
Meyerchec y Spano llegaron a Jackson en un jet privado el mediodia del martes. Los recogio un coche con conductor que los llevo al despacho de su abogado, donde se encontraron con un periodista de
Mientras tanto, Barry Rinehart y Tony Zachary estudiaban minuciosamente los resultados arrojados por la ultima encuesta. La ventaja de dieciseis puntos de Fisk habia quedado reducida a cinco, la caida mas brusca en setenta y dos horas que Barry habia visto en toda su vida. Sin embargo, estaba demasiado curtido para dejarse dominar por el panico. Por el contrario, Tony era un manojo de nervios.
Decidieron reorganizar los anuncios televisivos. Descartaron el de Darrel Sackett, que habia servido de ataque, y otro en el que aparecian inmigrantes ilegales cruzando la frontera. Durante los siguientes tres dias se concentrarian en el matrimonio entre homosexuales y en la glorificacion de las armas. El fin de semana pasarian a los anuncios reconfortantes y dejarian a los votantes con una sensacion amable y difusa sobre Ron Fisk y su imagen de persona honrada.
Entretanto, los ajetreados carteros del sur de MississippI entregarian varias toneladas de propaganda de Fisk cada dia hasta que la campana acabara de una vez por todas.
Todo con la aprobacion previa del senor Fisk, por supuesto.
Denny Ott dio por finalizada la carta despues de varios borradores y le pidio a su mujer que la leyera. Cuando esta le dio el visto bueno, Ott la llevo a la estafeta de correos. La carta decia: