?Que pena! -respondio Ryan con voz burlona y seductora al tiempo que subia las manos hacia la nuca de Pierce-. ?Y como vas a solucionarlo?

Pierce la tumbo en el suelo por toda respuesta. Fue un movimiento tan veloz e inesperado que Ryan se sobresalto; pero no llego a salir ruido alguno de su boca, capturada por la de Pierce. Todavia no habia recuperado el aliento cuando descubrio que ya le habia abierto el albornoz. La llevo a la cumbre tan deprisa que Ryan no tuvo mas opcion que sucumbir a aquella reciproca y desesperada necesidad que los unia.

La ropa de Pierce desaparecio a velocidad de vertigo, pero este no le dio tiempo para explorar su cuerpo. De un solo movimiento, la volteo hasta ponerla encima de el y luego, levantandola por las caderas como si no pesara nada, la bajo para introducirse dentro de Ryan hasta el fondo.

Ella grito, sorprendida, encantada. La velocidad era mareante. Rompio a sudar por todo el cuerpo. Los ojos se le agrandaban a medida que el placer iba incrementandose mas alla de lo imaginable. Podia ver la cara de Pierce, brunida de pasion, con los ojos cerrados. Podia oir cada respiracion desgarrada mientras hundia los dedos en sus caderas para acompasar su movimiento con el de el. De pronto, noto como si una pelicula velase sus ojos, un velo brumoso que le nublaba la vision. Apreto las manos contra su torso para no caerse; pero estaba cayendo, mas y mas bajo, cada vez mas desfondada.

Cuando la bruma se despejo, Ryan se encontro entre los brazos de Pierce. Sus cuerpos pegajosos estaban fundidos todavia en uno.

– Ahora se que tu tambien eres real -murmuro el hundiendo la cabeza en el cabello de Ryan-. ?Como te sientes? -le pregunto tras darle un besito en los labios.

– Abrumada -respondio ella sin aliento-. Genial.

Pierce rio. Se puso de pie y la levanto en brazos.

– Voy a llevarte a la cama y voy a volver a hacerte el amor antes de que te de tiempo a recuperarte.

– Buena idea -Ryan le acaricio el cuello con la nariz-. Deberia vaciar la banera primero.

Pierce enarco una ceja. Luego sonrio. Con Ryan adormilada entre los brazos, vagabundeo por el apartamento hasta encontrar el cuarto de bano.

– ?Estabas en la banera?

– Casi -Ryan suspiro y se acurruco contra el sin abrir los ojos-. Iba a librarme de quienquiera que fuese a irrumpirme. Estaba muy irritada.

Pierce giro la muneca y abrio a tope el grifo de agua caliente.

– No me he dado cuenta.

– ?No te has fijado en como he intentado librarme de ti? -bromeo ella.

– A veces no me entero de nada -confeso Pierce-. Supongo que el agua se habra enfriado un poco.

– Probablemente.

– Esta claro que te gustan las burbujas-comento al ver las esponjosas montanas de gel de bano que se habian formado en el agua.

– Si… ?ah! -Ryan abrio los ojos de golpe y se encontro metida en la banera.

– ?Esta fria? -le pregunto el, sonriente.

– No -Ryan estiro un brazo y apago el grifo para que no siguiese saliendo agua ardiendo. Durante unos segundos, dejo que sus ojos se dieran un festin contemplando el cuerpo atletico de Pierce, sus musculos fibrosos, las caderas estrechas. Ladeo la cabeza y metio un dedo entre las burbujas-. Si es tan amable de acompanarme - dijo, invitandolo a compartir la banera con ella.

– Sera un placer.

– Por favor, pongase comodo -dijo Ryan-. He sido muy descortes. Ni siquiera le he ofrecido una copa -anadio esbozando una sonrisa picara.

El agua subio cuando Pierce se metio en la banera. Se sento a los pies, frente a Ryan.

– No acostumbro a beber -le recordo.

– Cierto -Ryan asintio con la cabeza-. No fuma, no suele beber, casi nunca dice palabrotas. Es usted un ejemplo de virtud, senor Atkins.

Pierce se lleno una mano de burbujas de gel y se las lanzo.

– En cualquier caso -continuo ella despues de quitarse las burbujas de la mejilla-, queria hablarle de unos bocetos para la estenografia. ?Le acerco el jabon?

– Gracias, senorita Swan -Pierce acepto la pastilla que Ryan le habia ofrecido-. De modo que quiere hablarme de la estenografa…

– En efecto. Creo que aprobara los bocetos que he preparado, aunque es posible que quiera introducir algunos pequenos cambios -Ryan cambio de postura y suspiro cuando sus piernas rozaron las de el-. Le he dicho a Bloomfield que queria algo magico, medieval, pero no muy recargado.

– ?Nada de armaduras?

– Nada, solo elementos ambientales. Algo… -Ryan dejo la frase a medias cuando Pierce le agarro el pie con la mano y empezo a enjabonarselo.

– ?Si? -la invito a continuar el.

– Algo en tonos apagados -dijo mientras sentia un escalofrio de placer por toda la pierna-. Parecido a tu sala le trabajo.

– ?Solo un decorado? -quiso saber el.

Ryan temblo dentro del agua humeante cuando noto los dedos de Pierce masajeandole las pantorrillas.

– Si, he pensado… que el tono principal… -Ryan se quedo sin respiracion cuando Pierce empezo a enjabonarle uno de los pechos.

– Sigue -dijo el, mirando la cara que Ryan ponia mientras le acariciaba el vertice de los muslos con la mano libre.

– Algo sexy -Ryan contuvo la respiracion-. Eres muy sexy sobre el escenario.

– ?Ah, si? -pregunto divertido Pierce.

– Mucho. Sexy, atractivo y teatral. Cuando te veo actuar… -Ryan hizo una pausa para intentar meter algo de aire en los pulmones. La fragancia embriagadora de las sales de bano la mareaban. Notaba un leve oleaje del agua contra sus pechos, justo bajo la astuta mano de Pierce-. Tus manos…, -acerto a susurrar, retorciendose de placer.

– ?Que les pasa? -pregunto el, haciendose el inocente, justo antes de meter un dedo dentro de ella.

– Son magicas -balbuceo Ryan-. Pierce, no puedo hablar cuando me haces estas cosas.

– ?Quieres que pare? -le ofrecio el. Hacia tiempo que Ryan no lo miraba. Habia cerrado los ojos. Pero el observaba como cambiaba la expresion de su cara cada vez que utilizaba los dedos para estimularla.

– No -Ryan encontro la mano de Pierce debajo del agua y se la apreto contra ella.

– Eres preciosa -murmuro Pierce mientras se inclinaba para darle un mordisquito en un pecho. Luego la beso-. Tan suave… De noche, cuando estaba solo, no dejaba de verte. No paraba de imaginar cuando seria la siguiente vez que podria tocarte asi, como ahora. No podia resistirme.

– No te resistas -Ryan le acaricio el pelo con ambas manos y lo beso de nuevo-. Yo tambien estaba ansiosa. Hacia tanto tiempo que te esperaba…

– Cinco dias -murmuro Pierce al tiempo que le separaba los muslos.

– Toda la vida -contesto ella.

Las palabras de Ryan desataron algo en su interior que Pierce, cegado por la pasion, no pudo analizar. Tenia que poseerla, eso era lo unico importante.

– Pierce -murmuro ella casi sin voz-, vamos a hundirnos.

– Toma aire -contesto el, justo antes de penetrarla.

– Seguro que mi padre querra verte -le dijo Ryan a la manana siguiente mientras Pierce estacionaba en su plaza de los aparcamientos de Producciones Swan-. Y supongo que tu querras ver a Coogar.

– Ya que estoy -accedio Pierce despues de apagar el motor-. Pero que conste que he venido a verte.

Ryan sonrio y se inclino para darle un beso.

– No sabes cuanto me alegro de que lo hayas hecho. ?Puedes quedarte el fin de semana o tienes que volver?

– Ya veremos -Pierce le puso detras de la oreja un rizo que le caia sobre la cara.

Ryan bajo del coche. No podia haber esperado una respuesta mejor.

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