el amanecer; los colores eran opacos y borrosos bajo el velo del agua; pero, a pesar de todo, aquel lugar parecia un puerto de refugio despues del duro terreno de los picos. Al otro lado se alzaban de nuevo las montanas, negras y amenazadoras, con sus riscos mas altos perdiendose entre los moviles jirones de nubes; pero en el fondo habia granjas y huertos, y rebanos manteniendose estoicos en los refugios que podian encontrar. Y, a lo lejos, medio ocultas por una arboleda y rodeadas de limpios y bien cultivados campos, veianse las paredes blancas de la Residencia de la Hermandad de la Tierra Alta del Oeste.

Tarod sintio una emocion extrana al contemplar el tranquilo edificio. Podia estar alli mucho antes del anochecer, y entre aquellas paredes estaba Sashka, esperandole..., pero no se atrevia a moverse de donde estaba hasta que se hiciese de noche. Era posible, si, posible que un mensaje de Keridil hubiese llegado a la Residencia; a fin de cuentas, era el unico lugar donde esperaria logicamente el Circulo que fuese el, y no podia arriesgarse.

Tanto Tarod como su caballo se habian esforzado al maximo desde su huida del Castillo. Ahora estaba terriblemente fatigado, sufriendo los efectos del frio y la falta de sueno, y la lluvia le habia empapado hasta los huesos: en su prisa, no habia traido comida ni una capa, y el viento, filtrandose a traves de la mojada camisa, le entumecia la piel hasta el punto de que apenas podia sentir sus congeladas manos. Pero tendria que sufrir un poco mas...

Descabalgo y a punto estuvo de caerse al flaquearle las piernas. Agarrandose a un estribo para sostenerse, aparto a la yegua del risco y la condujo al resguardo de un escarpado cantil. Habla observado un camino seguro que descendia al valle, transitable incluso en plena oscuridad; hasta que se hiciese de noche, se refugiaria donde pudiese al pie del cantil, y esperaria.

Confiaba en poder dormir un rato, pero el viento cambio de direccion proyectando fuertes rafagas de lluvia contra la cara de la roca bajo la que se habia resguardado, y esto, combinado con las punzadas del hambre, le mantenia despierto. Aunque era hora avanzada de la tarde, el crepusculo parecio tardar una eternidad; pero al fin el cielo empezo a oscurecerse en oriente, pasando del gris al plomo y al negro. Entonces quedo el valle hundido en una densa sombra y Tarod se puso en pie.

Subio con dificultad a la mojada silla y tuvo que agarrarse a la crin de la yegua para sostenerse. El animal parecia haber recobrado el animo y emprendio la marcha al primer toque, sin hacerse rogar. Envueltos en la creciente oscuridad, descendieron lentamente por el sendero, dejando las montanas a su espalda. El viento amaino cuando se acercaron al fondo del valle; despues cruzaron unos pastos, salpicados aqui y alla de indistintas siluetas de arbustos y matorrales y de alguna res ocasional que se ponia trabajosamente en pie y se alejaba con un mugido de indignacion. Brillaban debilmente luces en dos casas de campo proximas, pero nadie reparo en el desconocido que paso cabalgando sin ruido; y al fin aparecieron delante de el las blancas paredes de la Residencia de la Hermandad.

Tarod tiro de la rienda y, despues de desmontar, ato la yegua al primero de los arboles circundantes. Desde fuera, no se veian luces en la Residencia; de acuerdo con la tradicion, esta habia sido construida con un alto muro de cerca, con el fin de disuadir a los presuntos galanes de rondar alas Novicias. Tenia que haber una poterna, cerrada pero probablemente sin vigilancia; abrirla seria facil.. , si tenia fuerza para ello.

Tarod acaricio su anillo, sintiendo la piedra fria debilmente pulsatil a su tacto. De nuevo lo necesitaria; en circunstancias normales, le habria bastado su propia habilidad natural, pero el agotamiento se habia ensanado en el. Se volvio para dar unas palmadas al morro de la yegua y tranquilizarla, y oyo que resoplaba inquieta al perderse el de vista en la oscuridad. El muro estaba ahora frente a el y lo resiguio en silencio hasta encontrar la puerta. Una rejilla colocada a bastante altura en la madera permitia ver un destello de luz al otro lado; pero nada se movia. Tarod cerro los ojos, forzando a su mente a concentrarse... y al cabo de unos momentos oyo el chirrido de un pesado cerrojo. Empujo la poterna, que se abrio sobre los untados goznes, y entro en el jardin de la Residencia.

Ahora la Residencia de la Hermandad se le manifesto como un agradable conjunto de edificios bajos y blancos, de uno o dos pisos. El mas grande, delante de el, tenia una hilera de altas ventanas iluminadas, y a traves de ellas pudo ver largas mesas de refectorio y unas pocas mujeres de habito blanco sentadas cerca del encendido hogar. Mas alla, habia dos casas de menores dimensiones que Tarod presu mio que debian contener las habitaciones de las Hermanas profesas, y todavia mas alla, varios edificios parecidos a casitas de campo en los que debian residir las Novicias...

Tarod se movio rapidamente, apartandose de la luz de las lamparas hasta que llego a la primera casa de las Novicias. Iba a acercarse cuando se abrio una puerta y salieron por ella dos muchachas que se cubrian la cabeza con los abrigos. Riendo y gritando bajo la lluvia, pasaron corriendo a muy poca distancia de la sombra donde Tarod permanecia inmovil y se alejaron en direccion al refectorio.

El espero hasta que sus voces se hubieron extinguido al fin y, entonces, se acerco a la casita. La intuicion le condujo a la parte de atras del edificio, donde vio dos ventanas enmarcadas por una parra trepadora; una de ellas a oscuras, y la otra mostrando una franja de luz entre las cortinas medio corridas.

Tarod sintio la presencia de ella mucho antes de llegar a la ventana y mirar cautelosamente a traves de esta; pero cuando vio a Sashka experimento igualmente una emocion inesperada. Estaba sentada a una mesita, con la cabeza inclinada y aureolada por la luz de la vela, y parecia estar leyendo.

La mano de Tarod se extendio involuntariamente hacia la ventana para abrirla, pero se contuvo. No queria asustar a Sashka; solo los dioses sabian lo que pensaria si le veia entrar como un ladron. Se echo atras y volvio a la puerta por la que habian salido las parlanchinas Novicias. No estaba cerrada y, deslizandose en silencio por ella, se introdujo en un pasillo estrecho y oscuro.

La puerta de Sashka estaba al fondo y a la izquierda. La mano no hizo ruido sobre el tirador; la puerta se abrio facilmente y, por un instante, observo a la muchacha que seguia ensimismada. Despues entro en la habitacion, cerro la puerta tan silenciosamente como la habia abierto y dijo en voz baja:

— Sashka...

Ella lanzo un grito, ahogado instintivamente, y giro en redondo, haciendo chirriar la silla sobre el suelo. Al verle, abrio mucho los ojos y palidecio; se puso en pie, retrocedio un paso y murmuro el nombre de el como si no pudiese creer lo que le estaban diciendo sus sentidos.

Tarod cruzo la estancia en su direccion.

— Perdoname... No queria asustarte, pero no se me ocurrio otra manera.

Ella lo sabia. Lo vio en sus ojos; de alguna manera, la noticia habia llegado antes que el, y Kael Amion habia creido oportuno transmitir el mensaje del Castillo. De pronto, la esperanza y la certidumbre se derrumbaron, y se sintio despojado de todo... ?Habian ellos corrompido a la unica alma viviente con cuya fe habia creido que podia contar?

Sin embargo, Sashka recupero rapidamente el aplomo. Ver a Ta-rod en su propia habitacion, a menos de cinco pasos de distancia en el preciso instante en que ella estaba obsesionada pensando en el, le habia causado una terrible impresion; pero se sobrepuso y trago saliva para aliviar las palpitaciones de su corazon.

— Tarod..., por los dioses, ?que estas haciendo aqui?

—He venido a buscarte.

—Pero, esa ropa, esos cabellos... Estas empapado, ?y ni siquiera llevas una capa!

—No tuve tiempo de hacer preparativos. Yo... sali del Castillo con demasiada prisa. —Hizo una pausa y anadio—: Te lo han dicho, ?verdad?

Ella le miro a la cara, y dijo con labios temblorosos:

— ?Si me han dicho...?

—En nombre de Aeoris, Sashka, ?no disimules! Han llegado a la Residencia noticias sobre mi. Y tu lo sabes.

Ella se echo a llorar, con sollozos profundos y ahogados que sacudian todo su cuerpo. Parecia tan desesperada, tan vulnerable, que Tarod solo pudo atraerla hacia si y abrazarla a pesar de su desalinado aspecto. Por un momento, penso que ella le rechazaria, pero Sashka se apreto contra el como para valerse de las pocas fuerzas que le quedaban.

— Ayer me llamo la Senora Kael... — Su voz era apagada, vacilante—. Me... me mostro una carta que acababa de traer un mensajero del Castillo..., una carta personal del Sumo Iniciado...

— ?Que decia?

— Decia... que algo terrible habia ocurrido, que tu... habias evocado a un demonio del Caos. Y... que se temia que no eras fiel a Aeo-ris, sino al mal...

Ningun mensajero podia haber llegado a la Residencia antes que el, a menos que tuviese alas... Keridil tenia

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