Las dos mujeres, discreta y compasivamente, la condujeron a un callejon donde, dolorosamente, vertio el contenido de la bota de vino que habia bebido antes de que la acometiese el sueno. Por muy desagradable que fuese la experiencia, la ayudo a aclarar su mente, y se sintio mucho mejor cuando volvio de nuevo la cara a las mujeres.
—Gracias —dijo, con voz confusa—. Sois.., muy amables.
—Tonterias, nina. Socorrer a los que estan en dificultades es una de nuestras obligaciones, y esta claro que tu necesitas ayuda. —La mujer mayor, que era la que habia hablado, le sonrio. Soy la Hermana Liss Kaya Trevire, y esta es la Hermana Fanal Mordyn. Estamos cruzando Perspectiva en nuestro viaje hacia el sur; por consiguiente, somos forasteras aqui. Sospecho que esto es algo que tenemos en comun.
—Si... —A pesar de lo mucho que recelaba de la Hermandad, Cyllan empezaba a cobrarle simpatia a la Hermana Liss—. Yo soy... —Se contuvo, dandose cuenta, alarmada, de que habia estado a punto de dar su verdadero nombre—. Yo soy Themila Avray, vaquera, de la Tierra Alta del Oeste.
—?Y que ha sido de tus companeros? —pregunto la Hermana Liss—. ?Os alojais en alguna de las posadas de la ciudad?
Cyllan sacudio la cabeza.
—Estoy sola... Es decir, estoy en camino para encontrarme con mi primo en Shu-Nhadek.
Las Hermanas parecieron impresionadas.
— ?Has estado viajando sola, precisamente en estos tiempos? — pregunto Fanal—. Es inconcebible... ?Hay tantos peligros!
—Ciertamente —convino Liss—. Y el menor de ellos, segun parece, no es el de caer en la tentacion. —Miro con triste humor la bota de vino vacia tirada en el arroyo—.Incluso en una ciudad respetable hay demasiados granujas. ?Has comprobado tu bolsa, chiquilla?
Cyllan abrio mucho los ojos y se llevo involuntariamente una mano al pecho. Para su alivio, la piedra del Caos permanecia dura y fria debajo del justillo, y palpo a toda prisa la bolsa, esperando que las mujeres no hubiesen advertido su primer ademan. El contenido de la bolsa estaba intacto... Sonrio timidamente.
—No falta nada.
—Pero no gracias a tu descuido —la amonesto Liss—. Has tenido suerte, Themila. Eres muy joven, y es facil caer en la tentacion si te dejas guiar por los impulsos de la juventud y por la inexperiencia. Pero darte estos gustos... —y senalo la bota vacia— solo puede llevarte por mal camino.
El sermon era bien intencionado, pero Cyllan sintio un fuerte disgusto en su interior. Tal vez las buenas Hermanas llegaron a la ciudad despues del horrible espectaculo del juicio y su desenlace; pero, fuese como fuere, debian saber lo que habia sucedido aqui. ?Como podian censurar que hubiese reaccionado de este modo?
Sin darse cuenta, miro hacia la Piedra de la Ley en el centro de la plaza desierta. Se habian llevado el cuerpo destrozado de la muchacha, pero las antorchas que ardian en sus altos soportes alrededor de la plaza mostraban unas manchas oscuras sobre la piedra que no parecian sombras. La hermana Fanal vio la expresion de Cyllan y toco ligera mente el brazo de su companera.
—Creo que le comprendo —dijo, senalando con la cabeza hacia la Piedra—. A la luz de los sucesos de hoy...
La Hermana Liss parecia ablandarse.
—?Oh, si! Desde luego. —Se lamio los labios—. Afortunadamente, nuestro grupo no tuvo que presenciar la ejecucion, ya que llegamos cuando todo habia terminado. Tiene que haber sido un espectaculo terrible.
Cyllan encogio los hombros, irritada por haber dado pruebas de debilidad, pero al mismo tiempo apaciguada por los sentimientos compasivos de las Hermanas.
—Era mas joven que yo —dijo con voz aspera.
—Asi lo he oido decir. Y sin duda pensaste que, de no ser por la gracia de Aeoris, habrias podido encontrarte en su lugar. —La Hermana Liss suspiro—. Vivimos dias tristes. Y lo unico que podemos hacer es rezar para que acaben pronto.
Cyllan no pudo abstenerse de protestar contra el fatalismo de aquella mujer.
—?Pero era inocente! —dijo; pero dandose cuenta de que habia dado un peligroso resbalon, anadio—: Quiero decir que no habia pruebas contra ella, ?nada que se apoyase en un pensamiento racional! Sin embargo, ellos... , fue como si... —Hizo un ademan de frustracion e impotencia, irritada por su incapacidad de expresar lo que sentia —. Querian una victima, sin importarles que fuese o no culpable.
Liss sonrio tristemente.
—Comprendo tus sentimientos. Pero debes recordar que a todos no esperan ahora peligros mas graves que la simple aprehension de dos fugitivos. El Caos es un enemigo mortal, y es muy astuto. Sus siervos no perderan oportunidad de encontrar a los mas debiles y disolutos, y corromperles para que se pongan ,a su servicio. —Su sonrisa se extinguio. Por muy duro que pueda parecer a veces, tenemos que defender las leyes de Aeoris y no podemos arriesgarnos a permitir que el mal arraigue entre nosotros. No es un hecho agradable, pero es mejor que sufran algunos inocentes que queden los culpables en libertad.
Afortunadamente, antes de que Cyllan pudiese hablar, fueron interrumpidas por la llegada de otras cuatro mujeres, que constituian el resto del grupo de la Hermandad. Liss conto la historia de Cyllan, y las otras Hermanas insistieron en que viajase con ellas.
—No puedes continuar sola por los caminos —la apremio una de ellas—. Y cuantas mas cabalguemos juntas, mas seguras estaremos.
Cyllan trato de rehusar, pero las mujeres se mostraron inflexibles y Liss dijo la ultima palabra:
—Mi conciencia no estaria nunca tranquila si te dejase marchar —insistio—. Si te ocurriese algo, la vida se me haria imposible. ?Quieres que me aflija este destino?
Cyllan penso que, a menos que pudiese emprender otra precipitada huida en las horas de oscuridad, estaba realmente atrapada; no tenia defensa contra sus argumentos. Pero entonces se le ocurrio pensar que la situacion podia tener sus ventajas. ?Quien se atreveria a sospechar de una joven en compania de seis Hermanas de Aeoris? Con tal de que vigilase constantemente su lengua, ?que mejor proteccion podia pedir?
Sonrio, recobrando poco a poco la confianza.
—Si mi presencia no ha de ser una carga...
—?Vaya una idea! —dijo Liss, aliviada y complacida—. Esta noche descansaremos en la Posada de los Trovadores, y estoy segura de que podras alojarte con nosotras. Manana, unas horas despues de la salida del sol, nos pondremos en camino.
El grupo de la Hermandad partio hacia el sur cuando el sol empezaba a elevarse en un cielo rojo de sangre, con solo unas pocas nubes de bordes purpureos. La Hermana Liss declaro que el tiempo era un buen presagio, y en cuanto quedo atras la ciudad, la marcha fue lenta pero regular.
Cyllan cabalgaba en retaguardia, justo delante de los cuatro poneys de carga de las Hermanas. Se alegraba en secreto de tener compania; la noche pasada, su sueno habia estado lleno de pesadillas, todas ellas girando alrededor de la muchacha ejecutada, y con aquellos suenos todavia frescos en su mente, no tenia el menor deseo de estar a solas con sus pensamientos. Sus companeras de viaje se contentaban con cabalgar y disfrutar del paisaje, y las pocas conversaciones que se entablaban eran baladies y, por consiguiente, seguras. El unico factor inquietante era la presencia de la mujer de negros cabellos y cara delgada que cabalgaba un poco delante de ella.
Solo habia cambiado unas pocas palabras con la Hermana-Vidente Jennat Brynd desde que la conocio, pero habia advertido en varias ocasiones que la mujer la observaba con algo mas que vago interes. Cyllan no contaba con encontrar una vidente entre sus nuevas companeras y se preguntaba hasta donde podria alcanzar el talento de Jennat; la idea de que su propia mente podia ser un libro abierto para una persona realmente dotada de facultades psiquicas era estremecedora. Habia tenido poco contacto con la vidente y, hasta ahora, todo habia marchado bien, pero preferia rehuir la compania de Jennat, por su propia seguridad. El viaje a Shu-Nhadek duraria unos cuatro dias, si no habia dilaciones engorrosas; por tanto no tendria que mantener su engano mucho tiempo mas.
El resto del dia transcurrio sin incidentes, y pernoctaron en una posada del camino, exigua pero limpia. Alegando cansancio, Cyllan se fue a la cama en cuanto acabaron de cenar, dejando que las Hermanas se quedaran charlando y tomando una jarra de vino, y trato de olvidar la mirada escrutadora que Jennat Brynd habia lanzado en su direccion antes de retirarse ella. Por la manana, salieron temprano y la Hermana Liss dio gracias a Aeoris de que el dia fuese tambien bueno aunque frio, y a media tarde llegaron a un ancho rio cruzado por un puente de madera. Uno de los poneys de carga habia empezado a cojear; se detuvieron y Cyllan se ofrecio a examinar al animal y ver