lo que le pasaba.

Liss se apeo de la silla de un salto agradecida y apretandose la rabadilla con los nudillos de ambas manos.

—No me importa confesar que me viene bien este descanso — dijo, mirando el sol que estaba declinando y dejando que su calor le acariciase la cara—. Y tambien me alegro de que viajemos hacia el sur. Los dias son aqui mas largos, y el sol, mas fuerte... Es un alivio, despues de haber estado en las tierras del norte.

Fanal, que tambien habia desmontado, estaba buscando en las alforjas de uno de los poneys, y saco un paquete envuelto y una bota de zumo de frutas.

—Este seria un lugar agradable para detenernos, en cualquier circunstancia —dijo—. Tal vez podriamos sentarnos sobre la hierba y descansar un rato... ; es decir, si Themila cree que su trabajo le llevara algun tiempo.

Cyllan tardo un momento en recordar que, con aquel nombre, se dirigia a ella, y levanto rapidamente la cabeza, dejando que el poney de carga apoyase la lastimada pata en el suelo.

—Creo que no es mas que una piedra en el casco —dijo a la Hermana, y despues sonrio—. Pero, si quieres, podria tardar alrededor de una hora en arreglarlo.

Fanal se echo a reir.

—Muy bien, pongamonos comodas. —Extendio su capa sobre la exuberante hierba, en un sitio donde el suelo empezaba a descender hacia el rio, y se sento—. Tengo bebidas frescas para todas, y las tortas que compre esta manana en la panaderia de la ciudad.

A los pocos minutos, las seis mujeres se habian sentado sobre la hierba, y Cyllan, despues de haber extraido la piedra del casco del poney con la punta de su cuchillo, se reunio con ellas. Fanal le alargo un pedazo de torta, ella se puso en cuclillas en el borde del grupo y llevo una mano hacia atras para sujetarse mejor el mono.

Al retirar los dedos de los cabellos vio que tenia unas manchas de un pardo rojizo...

Se habia olvidado completamente de que el tinte de las campanillas tenia que estar ya perdiendo su efecto. Las posadas del camino no tenian espejos en las habitaciones, y no se le ocurrio pensar en el color de sus cabellos. Pero ahora, el castano cobrizo podia aparecer rayado de un tono proximo al rubio claro natural, y esto podia ser suficiente para delatarla.

Miro rapidamente a las Hermanas, pero estas estaban atareadas con la comida y la bebida; es decir, todas menos Jennat Brynd, que estaba observando a Cyllan y que, cuando se encontraron sus miradas, le dirigio una lenta y amable sonrisa. Con un tremendo esfuerzo, Cyllan movio nerviosamente los labios para corresponderle y, despues, volvio rapidamente su atencion a la torta que tenia en la mano.

Durante un rato, no se oyo mas ruido que el gorgoteo del rio y el que hacian los caballos que pastaban satisfechos la hierba cercana a ellas. La Hermana Liss habia agachado la cabeza y parecia dormida; Fanal estaba atareada limpiando los restos del pequeno festin, y Jennat, apoyada sobre un codo, estaba absorta examinando el contenido de su bolsa. Al cabo de un rato, extrajo de ella algo que reflejo la luz del sol con un brillante destello, y las que estaban cerca de ella levantaron la mirada, sorprendidas.

—?El cristal Hermana? —pregunto amablemente Farial.

Jennat sonrio.

—Si. El rio me ha dado la idea. Tan suave y tranquilo, y la manera en que la corriente capta la luz del sol y la refleja es realmente hipnotica.

Fanal se volvio a Cyllan.

—No debes prestar atencion a la Hermana Jennat, Themia. Elige los momentos mas inverosimiles para practicar su arte, aunque la verdad es que todas estamos orgullosas y envidiamos su talento.

Cyllan asintio con la cabeza, inquieta, y los ojos negros de Jennat se fijaron en los suyos.

—Oh, pero no quiero molestar a nuestra nueva amiga —dijo amablemente—. Nosotras olvidamos con facilidad el hecho de que, para los legos, nuestro arte puede a veces parecer desconcertante. No nos acordamos de que la magia se practica muy poco fuera de la Hermandad.

Apesar de la suavidad de su voz, las palabras eran un claro des a-fio. Cyllan la miro, frunciendo los parpados.

—Por favor, no te detengas por mi, Hermana. Eso no me da miedo.

Jennat hizo girar varias veces el pequeno cristal entre las manos.

— ?Has visto alguna vez algo parecido a esto?

—Una vez vi un lector de piedras en una feria —dijo Cyllan—. Pero creo que debia de ser un charlatan.

—La mayoria de los que se dicen adivinos lo son. Para llegar a tener verdadero talento se requiere dedicacion y anos de estudio.

Cyllan no replico, y Jennat, despues de otra de sus lentas sonrisas, volvio a fijar su atencion en el cristal. Despues de una prudente pausa, Cyllan se puso en pie y, esperando que sus acciones pareciesen casuales, bajo lentamente la suave cuesta hasta la orilla del rio. Alli el agua era cristalina, y creyo ver que unos peces se movian agilmente entre las manchas de sombra. Trato de concentrarse en observarlos, pero le fue imposible; las sutiles insinuaciones de la Hermana Jennat habian roto la barrera mental detras de la cual habia ocultado sus mas profundos temores, y se sentia atormentada por la inquietud. Esta sensacion, junto con la esperanza irracional de que separandose fisicamente de la vidente podria librarse de su escrutinio, la habia empu jado a alejarse lo mas posible de las Hermanas, mientras trataba de serenarse.

Seguramente, se dijo, la Hermana Jennat no representaba una verdadera amenaza. Era posible... no, era probable que su imaginacion estuviese viendo sombras donde no existia ninguna. Solo unos pocos dias para llegar a Shu-Nhadek, y entonces podria olvidarse de su encuentro con esas mujeres.

—Cyllan —La voz que sono a su espalda la sobresalto y, al volverse, vio que Jennat se habia apartado de las otras y descendido en silencio la ribera para reunirse con ella—. ?Te encuentras mal?

—No, no. —Cyllan sacudio la cabeza, sin mirar a la otra mujer— Solamente queria... contemplar el rio.

—Lo entiendo —Jennat admiro tambien el agua que fluia suavemente—. Una vista apacible, ?verdad? Sin embargo, seria demasiado facil caer en la tentacion de rezagarnos. He venido a decirte que la Hermana Liss se ha despertado y dice que debemos reanudar la marcha si queremos llegar a un lugar donde alojarnos antes de que anochezca.

Su recado era pues bastante inocente. Cyllan apreto los dientes para reprimir un involuntario suspiro de alivio, y se volvio para echar a andar. Jennat iba a seguirla, pero se detuvo de pronto.

—Oh, Themila..., espero que perdonaras mi curiosidad, pero dime, ?por que te tines el cabello? Su color natural tiene un tono muy bonito.

Cyllan miro fijamente los ojos endrinos de aquel rostro sonriente y candido, mientras sentia un nudo gelido en el estomago. La pregunta de Jennat la habia pillado completamente desprevenida, y no sabia que responder.

—?Jennat! ?Themila! Venid; ?ya hemos perdido bastante tiempo!

La llamada impaciente de la Hermana Liss rompio la terrible pausa, y Cyllan se volvio agradecida, levantando un brazo en respuesta. Sin esperar a Jennat y sin darle oportunidad de repetir su pregunta, subio corriendo la cuesta hasta el lugar donde estaban atados los caballos.

Apartar a los animales de la sabrosa hierba requirio tiempo y esfuerzo, pero al fin pudo llevar Cyllan sus propios poneys al camino y comprobar sus arneses mientras esperaba que montasen las otras mujeres. Y a punto estaba de saltar sobre su silla cuando una voz le hablo, claramente pero en tono casual, desde poca distancia.

—Cyllan...

—?Que?

Se volvio sin pensar en que habia sido llamada por su nombre, por su verdadero nombre, y solo cuando se encontro cara a cara con Jennat se dio cuenta del terrible error que habia cometido.

Jennat sonrio.

— ?Puedes mostrarnos la joya que guardas con tanto cuidado sobre tu piel?

La Hermana Liss se detuvo delante de su caballo.

—?Quee joya? ?Que joya es esa, Jennat?

Cyllan contuvo el aliento, esforzandose en parecer mucho mas tranquila de lo que se sentia. Jennat, segura ahora de si misma, siguio mirandola fijamente.

—Hermana Liss, creo que es tal vez mas importante establecer la pequena cuestion de la identidad de nuestra amiga.

Liss comprendio de pronto lo que queria decir la vidente.

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