Uno de los mas jovenes adelanto su caballo y murmuro algo al oido del jefe. Este asintio enfaticamente y, despues, miro a Tarod y carraspeo.

—Bueno, senor, circula un rumor... , es decir, una noticia que, si no estoy equivocado, fue confirmada esta manana... , de que la muchacha, la complice del demonio del Caos, ?ha sido capturada!

Tarod reprimio un irracional rayo de esperanza, diciendose que seguramente seria otra falsa pista, como todas las anteriores.

—?Oh, si? —dijo—. Disculpa mi escepticismo, capitan, pero otros hicieron la misma afirmacion antes de ahora, y resulto infundada.

—Es verdad, si; pero nuestro Margrave ha dicho que esta vez no es mera palabreria. —El miliciano parecio orgulloso—. Se dice que la joven tiene una joya. Una joya incolora.

?Seria posible... ? Tarod dijo en voz alta:

—Ya veo... ?Y ha sido sometida a juicio?

—No, senor; no hasta ahora, que yo sepa... —El miliciano parecia un poco avergonzado—. He oido decir que el asunto no es de competencia de la justicia local. La muchacha tiene que ser llevada hacia el norte, a la Peninsula de la Estrella; pero el viaje es largo y peligroso. Si alguien dotado de autoridad pudiese encargarse de esto... — Tosio—. Si es que me entiendes, senor...

Tarod lo entendio. Antes se habia dejado enganar por falsos rumores, pero esta vez parecia que podia haber pruebas reales contra la joven, fuese esta quien fuere. Tanto si era una perdida de tiempo como si no, tenia que asegurarse. Asintio con la cabeza.

—Esta bien. En vista de lo que me has dicho, retrasare mis propios asuntos. ?Donde esta la muchacha?

El jefe de la milicia parecio aliviado.

—En la misma Ciudad de Perspectiva, senor. A unas diez millas de aqui, no mas.

—Entonces propongo que vayamos alla sin mayores dilaciones.

—?Si, senor!

Grito unas ordenes innecesarias a sus hombres, que ya estaban haciendo dar la vuelta a sus caballos, y la cabalgata emprendio la marcha. Mientras trotaban, Tarod trato de no pensar en lo que encontraria o dejaria de encontrar al llegar a su destino. Si la muchacha capturada no era Cyllan, solamente sufriria otra desilusion. Pero si lo era... , no habia considerado como podria liberarla; su presunta condicion no le bastaria para imponerse a cualquier otra autoridad y llevarse a la muchacha. Si pudiese recobrar la piedra-alma, podria hacer uso de unos poderes que ahora estaban fuera de su alcance... , pero no queria pensar demasiado en esa posibilidad.

Un poco antes de una hora, aparecieron delante de ellos los rojos tejados de Perspectiva, elevandose sobre las seis murallas concentricas de piedra clara que rodeaban la ciudad. Aquellas murallas habian sido construidas para proteger de las primeras heladas a los huertos de arboles frutales que habian dado fama a Perspectiva, y que daban las tempranas cosechas de verano que eran el orgullo de la ciudad. El grupo cruzo a caballo uno de los anchos arcos de la muralla exterior y siguio un camino empedrado, entre hileras de arboles cuajados de flores blancas. Su aroma era denso en el aire; uno de los milicianos empezo a estornudar violentamente y solo dejo de hacerlo cuando hubieron cruzado la sexta muralla y entrado en la ciudad propiamente dicha.

Perspectiva era una de las ciudades mas antiguas del pais y, como tuvo que reconocer Tarod a pesar de su preocupacion, una de las mas florecientes y bellas.

Esbeltas torres de piedra se alzaban a intervalos, dominando el amasijo de tejados rojos e inclinados. Las calles, pavimentadas, eran anchas y despejadas, y las ornadas casas tenian portales de piedra y balcones; una arquitectura que revelaba un ambiente de agradable y prospero bienestar.

Sin embargo, ese ambiente no se reflejaba en el aire ni en las caras de las personas con quienes se cruzaban Tarod y sus acompanantes al cabalgar hacia el palacio de justicia.

El terror que reinaba en el mundo habia afectado a Perspectiva igual que a todos los demas lugares, y su animacion normal habia decaido rapidamente. Los ciudadanos iban a sus quehaceres imprescindibles con expresiones hermeticas y contraidas, y cualquier recien llegado desprovisto del menor talento psiquico habria sentido la tension palpable que reinaba en la ciudad.

El jefe de los milicianos refreno su montura cuando las calles se abrieron de pronto a una ancha avenida flanqueada de arboles, y se volvio sobre la silla para decir a Tarod:

—El palacio de justicia esta delante de nosotros, senor. ?Quieres que me adelante y vaya a informar a los ancianos de la ciudad de tu llegada?

Tarod sacudio la cabeza. Se daba cuenta de que su pulso latia demasiado aprisa, y trato de calmarlo.

—No. Huelgan las formalidades.

—Lo que tu digas, senor.

El hombre espoleo su caballo, y todos cabalgaron por la avenida hasta el alto edificio, de sencilla fachada, que se alzaba al final de ella. Una abigarrada multitud se habia reunido en el exterior como esperando algo; abrieron paso a los jinetes y muchos se quedaron boquiabiertos al reconocer la insignia de Iniciado en el hombro de Tarod. Este hizo oidos sordos a los apagados murmullos que surgieron a su espalda y se apeo de la silla, entregando las riendas de su caballo a uno de los milicianos mas jovenes.

Mientras subian la escalinata, se abrieron las puertas del palacio de justicia y aparecieron cuatro hombres. Tarod reconocio inmediatamente al viejo individuo de cabellos grises que iba a la cabeza; habia conocido al Margrave de Perspectiva en la fiesta de la investidura de Keridil Toln y habian sostenido una desagradable discusion sobre la creciente anarquia en el pais. Parecia haber pasado muchisimo tiempo desde aquel encuentro, pero el Margrave era un hombre astuto y probablemente recordaria la cara del Adepto renegado. Tarod se concentro, dejando que un poco de poder fluyese de su interior.., y vio que el Margrave pestaneaba, como momentaneamente desconcertado. Entonces se sereno el semblante del viejo, que tendio una mano a modo de saludo.

—Adepto, me faltan palabras para expresar lo que siento. ?No habia esperado que el Circulo respondiese con tanta rapidez a mi mensaje!

Tarod fruncio el entrecejo.

—?Que mensaje, senor?

—Entonces, ?no eres un emisario del Sumo Iniciado?

El Margrave parecia perplejo.

—Nos encontramos con el en el camino, senor —explico apresuradamente el jefe de milicianos—. Casualmente cabalgaba en esta direccion y... dadas las circunstancias.., pensamos que podia ayudarnos.

El Margrave parecio aliviado y estrecho de nuevo la mano de Tarod en una bienvenida mas cordial que la primera.

—Entonces fue un accidente muy afortunado —dijo, con evidente alivio—. ?Te han explicado mis hombres, Adepto, la naturaleza de nuestro problema?

—Me han dicho que habeis aprehendido a una muchacha que creeis que es la complice de la criatura del Caos —explico Tarod—. Me perdonaras que sea franco, pero es la quinta o sexta vez que he tenido que investigar asertos semejantes desde que emprendi mi viaje y, hasta ahora, ninguno de ellos tenia fundamento.

El Margrave sacudio enfaticamente la cabeza.

—Debes creerme, si te digo que esta no es una falsa alarma. Comprendo tu escepticismo, pues tambien el histerismo ha hecho presa en Perspectiva y se han formulado muchas acusaciones sin pruebas para mantenerlas. —Miro a Tarod, como desafiandole a discutir lo que diria ahora—. No soy tonto, o al menos no creo serlo. Y tampoco lo es la Hermana-Vidente Jennat Brynd.

—?Una Hermana de Aeoris? Disculpa, pero no acabo de comprender.

—Fue un grupo de Hermanas el que descubrio la verdadera identidad de la muchacha —dijo el Margrave—. Por lo visto, estuvo viajando con ellas durante algunos dias, y la Hermana Jennat empezo a sospechar. Empleo sus facultades para investigar a la muchacha y descubrio la verdad. —Su boca se fruncio en una expresion que podia ser de repugnancia o de inquietud—. La muchacha dijo llamarse Themila y algo mas, no puedo recordar ahora el nombre del clan; pero cuando las Hermanas descubrieron una joya que llevaba escondida, estuvieron seguras de que habian encontrado a la fugitiva.

Tarod sintio que se le ponia la piel de gallina. Themila. La coincidencia era demasiado grande para pasarla por alto. El habia hablado a Cyllan de Themila Gan Lin, su antigua maestra; era un nombre que ella debia recordar...

Forzando la voz para poder mantenerla tranquila, pregunto:

—?Y que ha dicho la muchacha? ?Ha confesado?

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