Ciertamente, volvia a ser un ente entero, pero, al deslizar el anillo en el dedo y sentir la antigua familiaridad de su presencia, se dio cuenta, una vez mas, de lo peligrosa que podia ser su gran influencia. Necesitaria una voluntad de hierro, un control de acero, para mantener ahora su resolucion contra el poder vivo del Caos. Sin embargo, por encima y mas alla de esto, necesitaria el poder que le daba el anillo, el poder de su propia alma, si no queria fracasar en lo que se habia propuesto. Y la presencia de la Matriarca en Shu-Nhadek hacia que su objetivo fuese mucho mas urgente.
Esta idea fue como un aguijon y, sin previo aviso, espoleo su montura. Cyllan le siguio, confusa por la colera que habia visto en sus ojos en el momento de emprender el la marcha.
— Tarod, ?que pasa?
El miro hacia atras, dijo algo que ella no pudo entender, y Cyllan golpeo de nuevo con fuerza los flancos de la yegua gris. El animal se lanzo hacia delante y bailo al lado de el.
Incluso en la penumbra pudo ver Cyllan que Tarod tenia tenso y colerico el semblante.
—Tarod, ?no entiendo nada! Dijiste que Keridil habia convocado un Conclave. ?Que significa eso?
Nadie ajeno al Circulo hubiese podido comprender el significado de lo que habia hecho el Sumo Iniciado. Pero, si las sospechas de Tarod eran ciertas, Keridil habia puesto en movimiento algo que, si no actuaba rapidamente, podia significar una catastrofe para todos.
De pronto advirtio que habia estado a punto de maldecir a Cyllan, descargando sobre ella su irritacion porque era la persona que tenia mas cerca. Haciendo un esfuerzo, domino la creciente emocion que le invadia.
—No puedo explicartelo ahora —dijo—. Pero no tenemos tiempo que perder, ?y que los dioses nos asistan si llegamos tarde!
Shu-Nhadek estaba en plena agitacion. Por algun medio, la noticia de la decision del Sumo Iniciado habia llegado a la ciudad antes que los tres gobernantes con sus sequitos, y con ella se habia producido una corriente continua de gente devota o asustada, ansiosa por congregarse lo mas cerca posible del lugar de la sagrada alianza y buscar refugio o bendiciones a su sombra. Cuando llegaron Tarod y Cyllan, la cabalgata de la Matriarca habia desaparecido en direccion a la residencia del Margrave, donde esperarian la llegada de Keridil Toln y de Fenar Alacar; y, como habia previsto Tarod, todas las hosterias y posadas de la ciudad estaban llenas a rebosar.
Por fin llegaron a la plaza del mercado y se detuvieron para dar descanso a sus fatigados caballos. En la plaza reinaba un bullicio desacostumbrado; ardian antorchas en los portales de los edificios mas grandes, proyectando un resplandor infernal centelleante, peculiar, sobre las losas; se habia congregado mucha gente, simplemente para esperar y observar y ver todo lo que se pusiese al alcance de su vista; en el lado de la plaza mas proxima al puerto, unos trovadores estaban entonando cantos piadosos, probablemente con la esperanza de ganarse unas monedas.
Cyllan miro hacia donde podia ver a intervalos una negra abertura entre las casas y creyo distinguir el frio destello de las aguas del puerto en el extremo de un callejon a oscuras. Se estremecio cuando acudio a su memoria un subito e ingrato recuerdo y acerco su caballo al de Tarod.
—Esta atmosfera... —Bajo la voz de modo que solo Tarod pudo oirla—. Me pone nerviosa.
—Lo se. —Acaricio el cuello del alazan—. Es como si toda la ciudad hubiese sido atacada por una fiebre. Pero, al menos, no hemos llegado demasiado tarde. La ciudad esta todavia esperando a Keridil; nos hemos adelantado a el y esto nos da cierta ventaja. Encontraremos algun sitio donde descansar esta noche, y por la manana veremos lo que podemos descubrir.
Cyllan se estremecio de nuevo.
—No hay una posada que no haya cerrado sus puertas a nuevos clientes.
—Tal vez. —Tarod sonrio, con una antigua sonrisa que insinuaba algo que ella preferia no averiguar—. Ya veremos.
Al cabo de media hora, habia encontrado alojamiento para los dos en una posada respetable, a pocos minutos a pie de la plaza del mercado. Cyllan se mostro indecisa al principio, temerosa de que estuviesen tentando al destino por instalarse tan cerca del centro de actividad, pero el habia calmado sus temores, sabiendo que no estaban en peligro, al menos hasta que llegase la comitiva del Circulo. El dinero, un poco de intimidacion y una pizca del poder de Tarod les habia valido una buena habitacion, en la que les fue servida la comida. Cyllan no tenia ganas de comer (sus nervios, como las cuerdas de un instrumento gastado, estaban a punto de romperse), pero la confianza tranquila de Tarod disipo lo peor de su miedo.
Mientras comian, Tarod explico la naturaleza del Conclave y expuso lo que su resultado podria significar para ellos.
—Si Keridil consigue traer a Aeoris a la Isla Blanca —dijo—, las fuerzas del Orden tendran un solo objetivo: borrar todo rastro del Caos en el mundo.
Cyllan le miro a traves de las pestanas, consciente de que su pulso se habia acelerado desagradablemente.
—Pero, ?no es esto lo que tu quieres? —pregunto a Tarod.
—Si. —Ella penso que habia vacilado un momento, aunque su respuesta fue definitiva—. Pero temo que los Senores Blancos persigan obstinadamente ese objetivo, sin pensar en las consecuencias que pueden sufrir los simples mortales. —Se humedecio los labios con la lengua—. ?Como es posible comprender y mucho menos explicar, el razonamiento de un dios? Sin embargo, creo.., creo que conozco, mucho mejor que Keridil, la verdadera naturaleza del poder que pretende desencadenar. —Cerro la mano derecha sobre el restaurado anillo de plata, consciente de la pulsacion de la piedra del Caos debajo de sus dedos, y vio que Cyllan le estaba observando fijamente—. Aunque es patron y protector de la humanidad, Aeoris trasciende las limitaciones humanas hasta el punto de que la vida y la muerte de los individuos (que son de importancia vital para los mortales afectados) son tan triviales para el que no merecen su consideracion, tanto mas si se comparan con la amenaza planteada por Yandros. —Hizo una pausa y despues sonrio ironicamente—. Imaginate que estas en un prado, frente a un enemigo resuelto a matarte. Al luchar contra el, ?te preocuparan los pequenos insectos que puedes aplastar con los pies en el curso del combate?
Cyllan asintio con la cabeza.
—Te comprendo.
—Entonces comprenderas el peligro que entrana lo que quiere hacer Keridil. Y si Aeoris encuentra en Yandros un enemigo poderoso dificil de vencer, la destruccion que causen ambos sera todavia mayor.
Y esto no debe suceder, Cyllan.
Ella volvio la cabeza para mirar por la ventana. Mas alla de los tejados brillaban las luces del puerto de Shu- Nhadek reflejando imagenes rotas sobre la tranquila superficie del mar. La niebla empezaba a formarse al avanzar la noche, y la tranquilidad del escenario ofrecia un vivo contraste con sus pensamientos.
—Entonces, si hay que evitarlo —dijo—, debemos llegar a la Isla Blanca antes de que se celebre el Conclave. —Se volvio para mirar a Tarod, con los ojos mas oscuros por la emocion que sentia—. Y debes hacer lo que has estado proyectando.
—?No te angustia esta idea?
—No... no lo se. Mi conciencia me dice que es buena, pero... — Cerro su mente a la subita imagen. de la cara de Yandros y al recuerdo de su trato, que surgieron dentro de ella—. No lo se, Tarod. Me dan mucho miedo las consecuencias. Mas miedo, creo, que lo que podria ocurrir si Aeoris y Yandros se enfrentasen. Lo que has dicho, lo que has descrito.., es tan remoto que no me afecta. Aqui, en esta habitacion de Shu-Nhadek contigo, no significa nada; pero si entregas la piedra-alma, ello determinara nuestro futuro, y esto si que lo siento vivamente. —Cruzo y se apreto las manos hasta que los nudillos se volvieron blancos—. ?Tengo tanto miedo de perderte para siempre!
Tarod advirtio que, cuando habia nombrado al Senor Blanco, no habia hecho la senal. Para alguien que se habia criado como ella, era una omision inconcebible, y Tarod tuvo conciencia de las otras fuerzas que se agitaban dentro de ella. Yandros le habia producido mucho mas que una cicatriz fisica y, contra su voluntad, se sintio orgulloso de ella.
La voz hablo sin ruido en su mente, y la impresion le trajo de nuevo a la fria realidad. Si..., seria demasiado facil para los dos dejarse seducir por aquel antiguo poder, y Tarod, mucho mas que Cyllan, tenia buenas razones para sentir una afinidad con el. Pero no debia ser. Tenia que aferrarse a su resolucion, y si de esto resultaba el sacrificio definitivo, debia aceptarlo.
—Cyllan. —Alargo una mano sobre la mesa, empujando a un lado los restos de la comida, para asir la suya