propuesta y ademas, diez gravines aliviarian sin duda la carga del marinero.
—Gracias —dijo, mirando una vez mas hacia el mar y desviando despues rapidamente la vista—. Aprecio tu generosidad.
El marinero miro al suelo y senalo con la cabeza el cuerpo encogido e inmovil de Cyllan.
— ?Que hay que hacer con ella, senor?
Se habia olvidado de Cyllan... Ahora la contemplo Keridil, y reflexiono. Si la dejaba en el Margraviato, al cuidado de los servidores, o les enganaria para conseguir la libertad o estableceria contacto telepatico con Tarod, pidiendole que viniese en su ayuda. Era posible que el la estuviese ya buscando, y la idea de la indefensa casa del Margrave dejada a su merced no era agradable. No tenia tiempo de aislarla magicamente, y esto solo le dejaba una alternativa.
El Sumo Iniciado sonrio. La Barca que se acercaba les llevaria al unico lugar del mundo donde el Caos no podia tener influencia alguna. Si Tarod les seguia hasta alli, se veria despojado de su poder, impotente ante la justicia final. Y el unico senuelo que podia obligarle a seguirles estaba en manos de Keridil.
—Llevadla a bordo de la Bailarina Azul —dijo—. Navegara con nosotros hacia la Isla Blanca.
CAPITULO 10
Esta vez no habia multitudes que les aclamasen y deseasen buen viaje. Cruzaron la insegura tabla entre el malecon y la cubierta de la Bailarina Azul en un tenso silencio interrumpido solamente por los chasquidos del agua contra el muelle y los grunidos sofocados de la tripulacion que se preparaba para zarpar. Ahora Keridil estaba de pie junto a la borda de la barca de pesca, escuchando los crujidos de la vela y los botalones al virar la embarcacion para salir a alta mar, y observando la encogida e infeliz figura de Fenar Alacar a poca distancia de el. La cara del joven Alto Margrave estaba palida y tensa en la oscuridad, endurecido su perfil por el debil resplandor de una linterna en la caseta del timon, donde el patron marcaba con seguridad el nuevo rumbo. Aunque los otros eran lo bastante viejos y experimentados para disimular su inquietud, todos compartian los temores no confesados del muchacho; incluso la Matriarca habia dejado de quejarse y permanecia sentada en silencio y rumiando en el camarote de debajo de la cubierta.
El viento arrecio de pronto, hinchando las velas, y Keridil sintio que el casco saltaba bajo sus pies y se lanzaba hacia delante con un nuevo ritmo, al salir del refugio del puerto y alcanzarle toda la fuerza del oleaje. Ahora no habia nada entre ellos y el fantasma que esperaba en la oscuridad; nada, salvo las negras olas y los profundos estrechos...
Como si el muchacho hubiese captado sus inquietos pensamientos, Keridil vio que Fenar Alacar se estremecia de pronto y se apartaba de la borda. Como era debido, habian dejado en tierra a todos salvo a sus mas intimos companeros, y aunque el viejo Isyn acompanaba al Alto Margrave, este necesitaba mas de una cara conocida para armarse de valor. Por un momento, parecio que Penar iba a acercarse a Keridil y a hablarle; entonces el muchacho lo penso mejor y se dirigio tambaleandose a la debilmente iluminada escotilla. Desaparecio por ella y, durante un instante, sus ruidosas pisadas bajando la escalera rompie ron el suave ritmo del mar y de las velas, hasta que se extinguieron, dejando solo a Keridil.
Este no queria atisbar en la oscuridad, pero una fascinacion con tra la que no podia luchar hizo que se volviese y mirase por encima de la proa de la barca. Y alli estaba..., todavia indistinto, pero mas proximo: el blanco fantasma de un barco anclado que se mecia suavemente. La sombra le envolvia y hacia imposible juzgar sus dimensiones; a veces parecia alzarse como una torre en las tinieblas de la noche, y otras, pensaba, incluso la Bailarina Azul era mas grande. A popa, una luz fria e incolora centelleaba vacilante, pero no se advertian otras senales de vida. Igual hubiese podido ser una imagen nacida de un sueno inquieto.
La voz que habia hablado a su espalda era suavemente modulada, pero Keridil se sobresalto a pesar de ello. Se volvio y vio a uno de los marineros que se mantenia a respetuosa distancia, con la gorra en la mano.
—El capitan, Senor, te saluda y me ha encargado decirte que hay cerveza caliente bajo cubierta, con unas gotas de algo mas fuerte para combatir el frio. —El marinero sonrio temeroso, mostrando a la palida luz de la caseta del timon que le faltaban algunos dientes —. Todavia tardaremos mas o menos media hora antes de llegar a nuestro destino, Senor.
Su padre habria dicho que esto era el valor del cobarde... , pero dadas las circunstancias, penso Keridil, tambien lo habria comprendido.
—Gracias —dijo, apartando las frias manos de la barandilla y frotandolas con fuerza—. Me vendra muy bien.
La cerveza caliente con especias era sabrosa, a pesar de un debil sabor a pescado y, durante un rato, el grupo que se hallaba ahora en el lleno y primitivo camarote pudo mantener un animo que ponia a raya los pensamientos privados. Keridil estaba sentado al lado de Sashka, que le estrechaba una mano con una fuerza reveladora del dominio que tenia de su propia compostura. El no habia visto nunca que pudiese sentir miedo, y este descubrimiento le conmovio de una manera nueva, despertando en el un instinto protector que mitigaba su propia aprension. Fenar Alacar se sentaba encogido en un rincon, sujetando su copa como si fuese su bien mas preciado, mientras la Matriarca Ilyaya Kimi, acompanada de dos de sus doncellas, vertia un torrente de palabras triviales a media voz, al parecer sin importarle que la escuchasen o no.
Y en la bodega, guardada por uno de los hombres del capitan y todavia inconsciente, estaba Cyllan.
La noticia de su captura, comunicada por Keridil a sus companeros cuando se habian reunido en el puerto, les impresiono a todos. Solamente Fenar habia objetado la decision de Keridil de llevarla con ellos a la Isla Blanca, arguyendo que habria sido mejor y mas sencillo ejecutarla y acabar de una vez, sentimiento que en cierto modo reflejaba las propias dudas de Keridil. En cambio, la Matriarca no habia querido saber nada de ello.
—El Sumo Iniciado tiene toda la razon —dijo en un tono que no admitia replica—. La muchacha es mucho menos importante para nosotros que el demonio del Caos al que sirve, y no hay manera mejor de asegurarnos de la captura de este. Ademas —anadio, con un debil brillo de regocijo en los ojos—, el alma inmortal de la muchacha no lo pasara peor en la otra vida si sufre el justo terror del juicio de Aeoris antes de morir.
Keridil habia mirado a Sashka, que hasta entonces no habia dicho nada, y le pregunto en voz baja:
—?Y que piensas tu, amor mio?
Sashka aguanto su mirada.
—Por mucho que sufra, no sera nada en comparacion con lo que se merece.
Por un momento parecio mas malevola de lo que el la habia creido capaz, aunque su expresion cambio rapidamente y el penso que tal vez no habia sido mas que un efecto de luz. Y asi, como el disentimiento de Fenar no fue muy energico, el cuerpo exanime de Cyllan fue llevado a bordo y dejado caer brutalmente entre las cajas de pescado, las redes y las cuerdas de la bodega.
Ahora, mientras la Bailarina Azul seguia navegando, todos habian tenido un respiro de lo que les esperaba..., pero pronto sintieron que el movimiento de la barca cambiaba sutilmente, perdiendo ritmo, y oyeron ordenes apagadas sobre sus cabezas. Keridil se puso tenso, al percibir un momento antes que sus companeros el ruido de pisadas que bajaban hacia ellos. Se abrio la puerta del camarote y el capitan aparecio en el umbral.
—Ya hemos llegado, Senor..., al menos todo lo que ellos nos permiten acercarnos. He ordenado a los hombres que preparen el bote.
Keridil se levanto, teniendo que agachar la cabeza en el camarote de techo bajo, y vio un destello casi de panico en el semblante de Fenar Alacar antes de que este pudiese dominarse una vez mas.
—Gracias, capitan. —Miro a cada uno de sus companeros—. Creo que todos estamos ya dispuestos.
No se atrevia a mirar hacia arriba. Desde su asiento en la popa del bote de la Bailarina Azul, el casco de la Barca Blanca llenaba todo su campo visual, ocultando el cielo y las lunas y el horizonte como una gigantesca capa de niebla. Podia oir los chasquidos de la viejisima madera, los ominosos y restallantes gemidos de las enormes velas agitadas por el viento. Todo a su alrededor era blanco, de un blanco turbio y enfermizo, de modo que de cerca parecia mas una aparicion del reino de los fantasmas que cuando lo habia mirado desde tierra. En una ocasion habia mirado Keridil tratando de ver la punta del palo mayor, pero el vertigo y otra sensacion menos explicable habian hecho que volviese apresuradamente la cabeza, quedandole solamente la turbadora impresion de una enorme y fantastica vela y de una sola estrella fria centelleando en el negro cielo.