llevaba en la mano. Camino despacio hacia el lado de la Barca, escoltado por dos Guardianes, y Cyllan sintio que se le encogia la garganta; por mucho que le odiase, por muy enemigo que fuese, no podia dejar de sentirse impresionada por aquella figura majestuosa.
Detras de Keridil venia Fenar Alacar, palido el semblante y pareciendo demasiado joven en su atuendo de ceremonia, con la esplendida capa de piel blanca sobre carmesi y el gran rubi solitario, insignia del Alto Margrave, resplandeciendo sobre el hombro derecho. Y por ultimo, con el paso cauteloso de la vejez y la enfermedad, la Matriarca Ilyaya Kimi. Como siempre, vestia el habito blanco de la Hermandad, pero el cinturon que acostumbraba portar habia sido sustituido por una faja de plata, y llevaba en la cabeza una diadema de filigrana de plata de la que pendia, casi hasta los pies, un velo de tisu de plata.
Cyllan permanecio rigida mientras la pequena procesion pasaba a solo tres pasos de ella. Por un breve instante, su mirada se cruzo con la de Keridil; vio tension en su semblante y le parecio que la miraba con una mezcla de compasion y desden. Paso y ella se volvio para librarse del escrutinio de sus acompanantes.
La pared maciza del muelle estaba al mismo nivel que la cubierta de la Barca Blanca y, cuando desembarcaron los miembros del triunvirato, los Guardianes que esperaban formaron una apretada escolta a su alrededor cuando pisaron tierra firme. Cyllan siguio con la mirada las formas que se alejaban, hasta que solamente una confusa mancha blanca en la penumbra marco el lugar donde se hallaban, y entonces su pulso se acelero al sentir que una mano, fria y ligera como una tela de arana, le tocaba un hombro.
El tripulante de ojos palidos no la miro ni le hablo. Senalo simplemente hacia la pasarela con cuerdas a modo de barandillas que separaba el barco del muelle, y antes de darse cuenta de lo que hacia, Cyllan se encontro caminando insegura en aquella direccion. Oyo movimiento a su espalda, pero no se atrevio a volverse; despues cruzo el estrecho puente sobre el agua negra y tranquila y, temerosa y pasma da, puso pie en la Isla Blanca.
Otra mano la toco en el hombro (se estremecio por aquel contacto que encontraba repulsivo) y fue guiada hasta el pie de la monstruosa escalera que ascendia hasta perderse de vista. Keridil y sus companeros no se veian en ninguna parte, y se pregunto si habrian sido llevados por este camino; era dificil creer que la anciana Matriarca tuviese la energia necesaria para una subida semejante. La escalera, temible y amenazadora, atrajo su mirada, y de nuevo sintio el toque escalofriante del aura de la Isla, y se estremecio.
Otras personas estaban ahora siendo escoltadas desde el barco: dos hombres a los que nunca habia visto y que llevaban insignias de Adeptos; otro, mas viejo, cuyo atuendo indicaba que era un erudito; dos Hermanas de Aeoris, y (Cyllan sintio que se cerraban sus mandibulas) una joven alta y de noble aspecto, de cabellos castanos que le caian sobre los hombros. Sashka Veyyil, la antigua amante de Tarod que le habia traicionado, entregandolo al Circulo y que disfrutaba ahora de su triunfo como nueva consorte del Sumo Iniciado. Se habian visto una vez, en el Castillo, y aquel encuentro era una espina clavada en la memoria de Cyllan.
Sashka vio que la muchacha rubia la estaba mirando, y una ligera sonrisa despectiva se pinto en su hermoso semblante. Entonces, un Guardian vestido de blanco se interpuso entre ellas y senalo en silencio la gigantesca escalera.
Cyllan se habia preparado para una agotadora subida hacia sabian los dioses que destino en la cima de la terrible escalera; pero no fue asi. En vez de esto, cuando el pequeno grupo hubo subido menos de cien escalones, su escolta les guio hacia la negra boca de un tunel abierto en la roca oscura. Durante un rato, caminaron en la oscuridad, roto solamente el silencio por la respiracion estertorosa del viejo erudito que trataba de recobrar su aliento; despues el tunel se abrio en una alta pero estrecha camara, iluminada desde arriba no se veia como y amueblada solamente con una mesa de madera y varios bancos. Entraron en la camara, sin saber de cierto lo que se queria de ellos, y uno de los imperterritos Guardianes que habian conducido a la comitiva hasta alli se volvio hacia ellos y hablo.
—El Conclave de los Tres esta a punto de empezar. —Su voz resono debilmente en la boveda—. Los que han acompanado al triunvirato permaneceran aqui hasta que sean llamados.
Una de las Hermanas dijo timidamente:
—El consejero del Alto Margrave se ha visto perniciosamente afectado por la subida, Guardian. Necesita algo que le serene la agitacion y le ayude a recobrar las fuerzas.
—Sera debidamente atendido.
Los modales del Guardian no habian cambiado y Cyllan se puso nerviosa por la manera en que aquellos hombres extranos (si eran hombres) parecian incapaces de hablar directamente a alguien. El empezo a volverse, pero Sashka dio subitamente un paso adelante.
—Guardian. —Estaba claro que no compartia la timidez de la Hermana, y habia un matiz de indignacion en su voz—. Supongo que no vais a dejar aqui a esta criatura. —Senalo imperiosamente con un dedo a Cyllan—. Es prisionera del Sumo Iniciado, ?y aliada del Caos! ?Deberia ser encerrada en alguna parte donde no represente una amenaza para el resto de nosotros!
El hombre vestido de blanco volvio su mirada indiferente y parecio mirar a traves de ella, y dos manchas de color se encendieron en las mejillas de Sashka.
—Todos permanecereis aqui hasta que seais llamados —repitio llanamente el Guardian—. No hay ningun peligro.
Y girando sobre los talones, salio de la camara y cerro la puerta a su espalda.
Sashka murmuro algo en voz baja y se dirigio furiosa al fondo del subterraneo. La Hermana le salio al paso y le hablo, pretendiendo claramente apaciguarla, pero ella le dijo unas palabras duras y la mujer retrocedio. Cyllan se sento en cuclillas cerca de la puerta, prescindiendo de los otros, que andaban de un lado a otro murmurando inquietos entre ellos. La observacion de Sashka al Guardian la habia herido profundamente, pero era lo menos que podia esperar; en su primer encuentro, la intuicion le habia dicho que en la enemistad de la joven de cabellos castanos habia mas de lo que se observaba a simple vista. Pero no importaba; Sashka no significaba nada para ella.., y tenia otras preocupaciones mas inmediatas e importantes.
El Conclave se estaba celebrando en ese mismo momento, y el futuro de Tarod pendia en la balanza de su resultado. Desde el momento en que Keridil Toln la habia desafiado y animado burlonamente a llamar a Tarod en su ayuda, supo que el Sumo Iniciado estaba jugando con su presencia aqui, y ahora lamentaba amargamente el hecho de que el amor de Tarod por ella haria que la buscase sin importarle el riesgo que el mismo podia correr. Si el oyo su llamada psiquica, los escrupulos que hasta ahora le habian impedido usar su poder no contarian para nada. Lo emplearia y vendria a buscarla, como Keridil sabia muy bien. Era una trampa perfectamente montada y nada de lo que ella pudiese hacer enderezaria la situacion. Incluso cuando la Barca Blanca entro lentamente en el puerto, sintio el peculiar aislamiento de la Isla y supo que cualquier intento que hiciese de ponerse de nuevo en contacto con Tarod y avisarle tenia que fracasar. El la seguiria hasta aqui, y cuando pisase tierra de la Isla Blanca, sus enemigos le estarian esperando.
Sus tristes pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de la puerta abriendose a su lado y, al levantar la mirada, vio que un joven de ojos inexpresivos, con el ya familiar atuendo blanco de los Guardianes, entraba en el subterraneo. Traia una bandeja cargada con una jarra, varias copas y un plato de lo que parecia tosco pan moreno, y la dejo sobre la mesa. No pronuncio una palabra; nadie le hablo, y segundos mas tarde se marcho y una llave chirrio en la cerradura.
Aliviada por aquella distraccion, por pequena que fuese, Cyllan observo que la Hermana que habia pedido ayuda llenaba una copa con el contenido de la jarra y la llevaba, con un pedazo de aquel tosco pan, al viejo erudito. Sus voces apagadas resonaron en la camara de piedra, aunque era imposible entender lo que decian. Cyllan aparto de nuevo la mirada, doblandose hacia delante y apoyando la cabeza en los brazos cruzados.
—Debes tener sed. —Aquella voz interrumpio sus pensamientos y, cuando levanto sobresaltada la cabeza, vio a Sashka plantada delante de ella. Tenia una copa en la mano y una debil sonrisa en el semblante—. ?O tienes otras cosas en tu mente? —anadio la joven, con no disimulada malicia.
Cyllan no le respondio y, con gracioso movimiento, Sashka se sento en el banco que mas le convenia. Sorbio el contenido de la copa, hizo una mueca y dijo:
—Agua, y salobre, por cierto... Supongo que no podemos esperar nada mejor en este barbaro ambiente. Aunque te aconsejo que aproveches la ocasion. Es muy probable que no vuelvas a beber.
Sus chanzas eran una clara indicacion de su estado de animo y dieron a Cyllan una vision de la profundidad del rencor y del resentimiento de Sashka. Dejo que una breve risa escapara de sus labios y la otra joven se puso colorada.
—Me alegro de encontrarte tan animada, Cyllan. El valor es una cualidad muy rara en las personas que estan a las puertas de la muerte; eres un buen ejemplo para todos nosotros.