La unica respuesta de Cyllan a su sarcasmo fue apoyar la cabeza en la pared y cerrar los ojos. Los labios de Sashka se apretaron en una linea cruel.
— ?No te conmueve la idea de morir? —Se habia elevado el tono de su voz, y algunos la observaron con curiosidad; hizo caso omiso de ellos, indiferente a su opinion—. Eres muy valiente, pero espero que tu coraje sera muy divertido cuando veas como destruyen a Tarod... ?antes de que te llegue el turno!
Esto provoco la reaccion que ella habia esperado. Cyllan abrio de par en par los ojos, llenos de una mezcla de ira y de dolor que dieron gran satisfaccion a Sashka. Le habria gustado mas que fuese Tarod, en vez de Cyllan, quien recibiese la carga mayor de su veneno (con frecuencia habia yacido despierta por la noche, imaginandose como le zaheriria, lo que le diria), pero esto era bastante agradable, una pequena venganza.
—Ah —dijo suavemente—. Conque tienes miedo... ?Hasta ahora no te has dado cuenta de que tu amante no es invencible? ?De que morira y de que su muerte no sera menos horrible y dolorosa que la tuya? —Se levanto, dio lentamente tres pasos hasta hallarse directamente delante de Cyllan y suspiro con aire teatral—. Creo que te compadezco.
Cyllan queria mantener su glacial silencio, pero la colera que hervia en su interior era demasiado fuerte.
—Ahorrate el esfuerzo —dijo furiosamente—. Tus palabras me repugnan.
Sashka hizo una mueca y se miro las unas con un aire de infinita paciencia de martir.
—Es una lastima que seas tan terca, Cyllan. Todavia podrias salvarte, ?sabes? —Levanto la mirada, vio que Cyllan echaba chispas por los ojos y sonrio dulcemente—. Incluso despues de todo lo que has hecho, creo que podria persuadir al Sumo Iniciado de que se mostrase clemente contigo, si renunciases a tu... digamos a tu mal orientada fidelidad.
?Oh, si! penso Cyllan, ?esto satisfaria tu vanidad! No solamente conseguiria Sashka privar a Tarod de su unico verdadero aliado, sino que sin duda la complaceria hacerle saber que este aliado le traiciono, y sus motivos eran lastimosamente claros. Mezclado con el odio que sentia por Tarod, estaba el eco encubierto del deseo que habia sentido por el... y que tal vez seguia sintiendo. Y aunque decia aborrecerle, no podia soportar la idea de que el amase a otra. Queria que la amase todavia, para poder tener el placer de herirle con su rechazo. De pronto, Cyllan casi se compadecio de Keridil Toln.
Contrariada por la falta de reaccion, Sashka se encogio de hombros con indiferencia.
—Desde luego, esto no tiene importancia para mi; pero dificilmente se te puede culpar de no tener la inteligencia necesaria para comprender cosas como esta. —Sonrio de nuevo y anadio, con confidencial benevolencia—: Creo que conozco a Tarod mas de lo que tu podrias esperar nunca conocerle, y siempre tuvo unas grandes dotes de persuasion. Pero hay quien tiene la capacidad de ver a traves de sus enganos, y quien no la tiene. En verdad, Cyllan, creo que es un poco duro condenarte por lo que, a fin de cuentas, no es mas que supina ignorancia.
Por un momento cegador, Cyllan deseo con toda el alma poder tener de nuevo en su poder la piedra del Caos. Recordo la gloria deslumbradora de su fuerza, que la invadio y se apodero de ella; el indes criptible afan de venganza y la sed de sangre que habia sentido cuando Drachea Rannak cayo delante de ella por la furia del Caos... Sobreponiendose, respiro hondo y confino las imagenes en el oscuro rincon de la mente que les correspondia. Sashka Veyyil no era Drachea, no era ninguna amenaza; no era mas que una chiquilla celosa y resentida, y hacer caso de sus pullas seria una tonteria.
Pero a despecho de lo que le dictaba la prudencia, su autodominio se nego a doblegarse ante ello. Nada de lo que pudiese decir o hacer haria dano a Sashka; la muchacha triunfaba y se regocijaba con su victoria. Sin embargo, por mor de Tarod, si no por otra razon, Cyllan no podia soportar que su rencor quedase sin respuesta.
Levanto la mirada, brillandole los ojos, y dijo con voz ronca:
— ?Has visto alguna vez el Caos, Sashka Veyyil?
Las palabras habian acudido a sus labios sin ella proponerselo y, al pronunciarlas, experimento una sensacion extrana, como una carga psiquica que crecia dentro de ella, alimentada por su ira. Era parecido al poder incontrolable e imprevisible que a veces podia tener como adivina, pero mas fuerte; mucho mas fuerte. E hizo que Sashka se sintiese subitamente inquieta.
Cyllan sonrio friamente.
—No..., ya me lo imagino. Pero lo veras. Un dia. —Sintio que la carga psiquica se apoderaba mas de ella, como si algun poder indecible hablase por medio de su voz, y la suave risa que broto de su garganta nada tenia de agradable—. Te lo prometo, Sashka... Esta sera mi maldicion.
Sashka palidecio, y temblo la mano que sostenia la copa. Por un momento, un puro miedo se pinto en sus ojos; despues, la colera lo reemplazo, y con violento ademan arrojo el resto del agua directamente a la cara de Cyllan, dio media vuelta y se alejo.
La impresion del agua destruyo la presa de aquel poder peculiar y trajo de nuevo a Cyllan a la realidad. Pestaneo, sacudio la cabeza para aclarar sus ojos (las munecas atadas imposibilitaban que lo hiciese de otra manera) y miro hacia el fondo del subterraneo, donde se habia retirado Sashka. En la penumbra, solo pudo ver el color del traje de la otra joven y las caras de los otros, que la estaban mirando con curiosidad. Desvio su mirada, asumiendo de nuevo su actitud deprimida. El breve acceso de furioso psiquismo hacia que ahora se sintiese desolada, y su amenaza a Sashka le parecia vana y falsa. Ella no tenia poder para maldecir, y el odio no podia por si solo convertir sus palabras en realidad. Habia tenido la momentanea satisfaccion de ver terror en los ojos de Sashka, pero esto no era un consuelo.
Se pregunto si Yandros sabia lo que fue de sus planes y de la promesa que ella le hizo. Aqui, en la Isla Blanca, sede de la fuerza de Aeoris, no podia tener la menor influencia; incluso Tarod, si lo quisiera, tendria su fuerza tan reducida en este lugar que seria incapaz de llamar al Senor del Caos. Y sin ninguna ayuda de mas alla de este mundo terreno, ?que esperanza podia haber?
Oyo que alguien arrastraba los pies cerca de ella, levanto la cabeza, y se sorprendio al ver al anciano erudito inclinado sobre ella.
El anciano torcio la boca en una sonrisa.
—Parece que has disgustado mucho a la consorte de nuestro Sumo Iniciado —dijo secamente—. Y veo que no te han dado de beber, al menos en el sentido propio de la palabra. —Le ofrecio una copa llena hasta el borde—. Aqui hay mas que suficiente para ir tirando.
Nada en su tono indicaba burla o sarcasmo, y Cyllan le correspondio con una sonrisa vacilante. Despues levanto las manos atadas.
—Temo que no podre sacar provecho de tu bondad.
—Permiteme... —El anciano le acerco la copa a los labios, espero a que ella bebiese y sonrio de nuevo.
—Te encuentras mejor, ?eh?
Cyllan acabo de beber.
—Si, gracias. —Vacilo—. Espero que te hayas recobrado de la escalada.
—Si..., aunque tu y la Hermana Malia habeis sido las unicas que habeis tenido la amabilidad de preguntarmelo. —La observo durante unos momentos antes de anadir—: No eres, exactamente, como me dieron a entender.
El inicial sentimiento de gratitud de Cyllan por el viejo menguo un poco al oir esto, y su tono adquirio un matiz glacial.
—?Y que te dieron a entender?
—Oh, los acostumbrados productos de la supersticion —dijo, imperturbable, el—. Algo menos y sin embargo mas que humano. Ciertamente, no una muchacha evidentemente inteligente y, perdona que lo diga, corriente, que podria ser hija o hermana de cualquiera.
Cyllan se mordio con fuerza el labio.
—Si vas a decirme que he llegado a esta situacion sin culpa por mi parte y que no es demasiado tarde para salvarme, puedes ahorrarte las palabras. —Sus ojos ambarinos centellearon al mirarle con irritacion—. Tome mis decisiones hace tiempo.
—No lo he dudado un instante. —La torcida sonrisa del viejo se pinto de nuevo brevemente en su cara—. Simplemente, me interesa tu historia. Soy un erudito, ?sabes?, me llamo Isyn y tengo un interes particular en las numerosas variedades de la naturaleza humana. Siempre estoy tratando de extender las fronteras de mi conocimiento y de mi comprension.
Cyllan fruncio los labios.
—Entonces encontraras aqui muy poco para tus estudios, Isyn. No tengo nada que ofrecerte. —Volvia a sentir