Keridil le devolvio un momento la mirada y despues se levanto tambien de su sillon y avanzo hasta colocarse delante del joven Mar-grave. Lenta y rigidamente, hizo una profunda reverencia a Fenar.
—Soy consciente del honor que se me hace y de la grave responsabilidad que asumo. —Ahora se volvio de cara al tercer y ultimo miembro del triunvirato, que se levanto tambien de su sillon, aunque con alguna dificultad, y se inclino a su vez ante ella—. Pido la bendicion de la senora Matriarca, madre y protectora de todos nosotros, para que me ayude en este momento trascendental.
Ilyaya Kimi, majestuosa en su velo de plata, levanto una mano artritica para tocar la frente de Keridil, que se habia arrodillado ante ella.
—Que la luz clara de Aeoris brille sobre ti, hijo y sacerdote mio. Que no te apartes de su camino de sabiduria.
Keridil se levanto y tanto el como la Matriarca se volvieron de nuevo de cara a Fenar. El Alto Margrave asintio con la cabeza.
—Hagase segun lo acordado —dijo—. Que se abra la puerta y se de a conocer la decision de este Conclave.
Formaban un extrano trio, penso Keridil con una parte curiosamente aislada de su mente, mientras precedia a los otros sobre el debilmente brillante suelo de piedra: una mujer anciana, que apenas podia andar, un muchacho inexperto y un hombre que, aun presentando un rostro confiado al mundo, se sentia asaltado por dudas y temores que ni siquiera podia nombrar. Pero eran lo mejor que el mundo podia ofrecer a sus dioses. Les fue otorgado el poder temporal supremo y, fuesen cuales fueren sus aprensiones, debian esforzarse por ser dignos de el.
Llego a la puerta, una enorme losa que giraba por algun oculto e inconcebiblemente antiguo mecanismo, y levanto la mano derecha para dar un golpe sobre un rombo de cristal engastado en la por demas lisa superficie de la piedra. Un ruido fuerte y chirriante sono debajo de sus pies, y la puerta empezo a abrirse lentamente. Una corriente de aire fresco y limpio penetro en la camara (oyo que Ilyaya lanzaba un profundo y agradecido suspiro) y salieron para encontrarse con una delegacion de los Guardianes que estuvo de vigilancia durante las largas horas del Conclave. Cada par de ojos palidos e inexpresivos se fijo en Keridil, y los Guardianes leyeron claramente en su semblante el resultado del Conclave, sin que hubiese necesidad de pronunciar una sola palabra. Su portavoz inclino la cabeza y dijo con voz monotona y lejana:
—El triunvirato sera conducido inmediatamente al Santuario. Los que estuvieron esperando se hallan ahora reunidos en el exterior y podran ser testigos del ritual, si el triunvirato asi lo desea.
Fenar carraspeo de nuevo y miro a Keridil con aquella extrana mezcla de respeto y resentimiento que siempre habia parecido sentir por el.
—Prometi a mi consejero, Isyn, que podria acompanarme si eso estaba permitido...
En otras palabras, su confianza estaba vacilando y necesitaba el apoyo de su viejo preceptor. Dificilmente habria podido Keridil censurarle. Estuvo a punto de sonreirle a Fenar, pero lo penso mejor; en el estado en que se hallaban sus nervios, el joven habria probablemente interpretado la sonrisa como senal de proteccion.
—Esto depende enteramente de vuestra voluntad, Alto Margrave —dijo.
—Si... —La cara de Fenar se sereno—. Si, desde luego.
—Yo necesitare a dos de mis Hermanas a mi lado —declaro quejumbrosa Ilyaya Kimi—. Si tengo que soportar otro largo ritual, necesitare su apoyo, en el sentido literal de la palabra. Nunca habia pensado que tendria que someterme a tan duras pruebas a mis anos.
De los tres, penso Keridil, la Matriarca era la unica que parecia capaz de aceptar con tranquilidad esta extraordinaria y terrible situacion. Estaba haciendo historia, pero se comportaba como si estuviese cumpliendo meramente uno mas de los tediosos deberes cotidianos de su cargo. Keridil la envidio; tanto si su sereno pragmatismo se debia a confianza en si misma como si era fruto de la senilidad, era un sentimiento que le habria gustado compartir.
Guardandose sus pensamientos, asintio con la cabeza.
—Dos de mis Iniciados custodiaran a nuestra prisionera; pero aparte de ellos, solamente a mi consorte pedire que me acompane.
Ilyaya se estaba ajustando el velo con breves e impacientes movimientos de las manos.
—?Y que dices de esa muchacha, Sumo Iniciado? ?De nuestra prisionera? —Fruncio los labios—. Parece que ninguna presa ha caido en nuestra trampa. Empiezo a preguntarme si el demonio del Caos no habra decidido que la prudencia es la parte mejor del valor, y ha abandonado a la joven.
Estaban caminando a lo largo de un estrecho tunel sin el menor adorno, excavado en un lado del volcan. Eran precedidos y seguidos por Guardianes con antorchas y flotaba un debil olor a azufre en el aire viciado. Keridil penso unos momentos antes de responder a la punzante pregunta de la Matriarca.
—No, senora. Vendra, estoy seguro de ello.
Conocia lo bastante a Tarod para no haber vacilado en su conviccion de que la trampa funcionaria. Antes de que empezase el Conclave, pidio que le dejasen solo unos minutos y, escoltado a otra de las al parecer innumerables habitaciones y camaras vacias que eran como celdas de colmena en la montana (y cuya funcion no podia siquiera imaginar), borro de su mente todo pensamiento extrano y, despues de una breve Oracion y Exhortacion, empleo la tecnica de escrutar la mente que habia aprendido hacia tiempo como nuevo Iniciado, en un intento de descubrir el paradero de Tarod. No encontro nada, pero el hecho de que fuese imposible descubrir a su enemigo era, penso, un augurio favorable. Si Tarod trataba de llegar a la Isla Blanca y rescatar a Cyllan, el secreto seria su arma mejor; y aunque no podia localizarle por medios magicos, Keridil sentia en lo mas hondo de su ser que estaba cerca.
Ilyaya Kimi sorbio por la nariz.
—?Y si no viene?
—Si no viene, su destino, todos nuestros destinos, dejaran de estar en nuestras manos.
El Alto Margrave se estremecio y se esforzo inutilmente en disimularlo.
—Sigo diciendo que esa muchacha habria tenido que ser ejecutada sin tantos subterfugios —dijo—. Podia hacerse en unos minutos y ahora tendriamos un motivo menos de preocupacion. Pero no se me hizo caso.
Esta vez, la furiosa mirada que dirigio a Keridil tenia, ademas del antiguo resentimiento, una nueva y mas personal expresion de antipatia, y Keridil tuvo que resistir la tentacion de sugerir que, si el Alto Margrave insistia tanto en ello, tal vez querria empunar un cuchillo o una espada y mostrar el valor de sus convicciones cortando el mismo el cuello a Cyllan. Ahora les resultaba facil a sus companeros lamentarse y criticar, penso irritado; Ilyaya Kimi dudaba de su buen criterio en el asunto de la captura de Tarod, y Fenar, de su prudencia al permitir que Cyllan viviese para servir de cebo contra su adversario. Pero habia tomado su decision y no se dejaria influir por argumentos formulados desde la relativa comodidad de las posiciones de los otros. No eran las manos de ellos las que tenian que abrir el cofre y levantar la caja; no eran los hombros de ellos los que tenian que cargar con toda la responsabilidad de llamar a los Senores Blancos al mundo. Si se negaba a seguirles la corriente, esta autonomia era lo menos que podian otorgarle a cambio de llevar aquella carga.
Un rectangulo mas claro aparecio delante de ellos, indicando que se acercaban al final del tunel. Al salir al flanco gigantesco del volcan, Keridil vio que el sol se habia puesto, dejando solamente un ultimo y palido resplandor en el cielo. El crepusculo borro todo color de las caras desnudas de las rocas, y los Guardianes, con sus pieles y sus vestiduras blancas, parecian grandes mariposas fantasticas en la penumbra. El velo de Ilyaya brillaba con una misteriosa radiacion interior propia; la diadema de Fenar tenia un brillo nacarado, y por un instante, percibio Keridil algo malsano en aquella escena, casi como de podredumbre. Expulso rapidamente el pensamiento de su mente, consciente de que era poco menos que blasfemo.
Fueron conducidos a largo del estrecho sendero por el que habian venido desde la gran escalera a la camara del Conclave, y el resto del grupo les esperaba al final del parapeto. Sashka vio a Keridil y no pidio permiso a nadie para correr a abrazarle. No dijo nada (algo en la cara de el le decia que era mejor guardar silencio), pero le asio con firmeza la mano y ambos caminaron juntos hacia la escalera. Los otros saludaron a sus companeros con entusiasmo; todos menos Cyllan, que permanecia detras del grupo entre dos altos y delgados Guardianes. Solo una vez capto Keridil su mirada, y palidecio ante el odio frio y controlado que ardia en sus ojos ambarinos.
Sashka le estrecho los dedos.
— ?Se ha terminado? —murmuro. El asintio con la cabeza.
—Se ha terminado.
No necesito decirle cual habia sido la decision, y oyo que ella respiraba hondo. Entonces dijo Sashka:
—?Y ahora? ?Me dejaran ir contigo?