quien habia oido tantas horripilantes historias, y cuando su mirada se encontro con la de Tarod, palidecio visiblemente.
Este dio dos pasos en su direccion y, entonces, para disgusto y asombro de Fenar y de Keridil, se inclino ceremoniosamente y con la mas exquisita cortesia.
—Alto Margrave, juro que te sere fiel y leal, y doy mi palabra de que te servire en nombre de Aeoris. —Hizo la Senal y se irguio, subitamente intensa la mirada—. He sido acusado de muchos delitos, Alto Margrave, y en algunos casos fui culpable; en otros muchos, no. Por encima de todo, nunca vacile en mi fidelidad a nuestros dioses, los Senores del Orden. No sirvo al Caos; renuncio a el y lo rechazo, como hice desde el dia de mi iniciacion. Y entrego esta piedra como prueba de mi buena fe.
Fenar Alacar, desorbitados los ojos, se echo atras como si Tarod tuviese un Warp en su mano. Tarod vacilo y cerro de nuevo los dedos sobre la piedra.
—Si, Senor; es una joya maligna, no lo niego. Pero, digan lo que hayan dicho de mi, no quiero traer de nuevo el Caos a este mundo. He visto ya la locura que el simple miedo al Caos ha provocado en todas partes, y si la resolucion del Conclave es ejecutada y estalla un conflicto entre el Orden y el Caos, esta locura puede terminar en una destruccion a gran escala. Ya se ha hecho bastante dano. Yo tengo la manera de destruir esta piedra poniendola en manos del propio Aeoris, y pido que interrumpas este rito y me permitas cumplir mi promesa.
—?Lo - cura? —La voz de Fenar recalco la segunda silaba, y su rostro enrojecio, furioso—. Tu hablas de locura, pero la unica que veo es la que tu has ocasionado... ?y sigues tratando de ocasionar con tus mentiras! Si crees que unas pocas palabras bien escogidas pueden apartarnos de nuestro justo y sagrado deber..., ?te equivocas, demonio! ?Te equivocas! —Se paso la lengua por los labios y miro a sus companeros para que confirmasen lo que acababa de decir. La expresion de Keridil era indescifrable, pero la Matriarca asintio con la cabeza para animarle.
—Llegas demasiado tarde para poner en practica tus artimanas, criatura del Caos —dijo Ilyaya Kimi a Tarod, con voz venenosa—. Tu has sido la fuente de muchos males en este mundo, ?pero no toleramos mas! Aeoris volvera, te destruira y, cuando lo haga, descubriremos a todos los que has apartado del camino recto, ?y seran castigados! ?No quedara nadie de tu maldita raza para continuar tu trabajo!
Tarod tuvo una subita y terrible vision interior del concepto que tenia la Matriarca del juicio de los dioses.
—?Como puedes decir que Aeoris castigara a su propio pueblo cuando su unico pecado ha sido el miedo? — pregunto—. ?No ha cometido ningun delito!
Fenar, cuya confianza crecia por momentos, dijo desdenosamente: — ?Ya!
Y los ojos de Ilyaya brillaron friamente.
—Ha habido pecado —dijo, implacable—. Hemos visto su corrupcion en toda la Tierra, y hemos visto los laudables esfuerzos que se han realizado para castigar a los culpables..., ?pero esto no es bastante! Debe ser totalmente expiado, y cuanto mas grave es el pecado cometido, mayor debe ser la expiacion.
Tarod la miro, horrorizado, y recordo las tremendas injusticias que habia presenciado durante su viaje: los campos incendiados, los animales sacrificados, las parodias de juicios que enviaban a inocentes a la muerte. Y la Matriarca hablaba de laudables esfuerzos... Dijo, con voz velada por la emocion:
—?Es absurdo recurrir a semejante salvajismo! La piedra puede ser simplemente destruida. ?No ves que es lo mas prudente? Si seguimos asi, habra derramamiento de sangre y una miseria inimaginable. ?Puede ser evitado!
—Aeoris exigira el pago —dijo obstinadamente Ilyaya—. Y nosotros, que somos sus elegidos, seremos los instrumentos de su justicia y de su misericordia.
—?Misericordia? —dijo Tarod, palido el semblante.
—Si, misericordia. —Parecio escupirle esta palabra—. Aquellos que tengan el alma pura nada tienen que temer, pues, por mucho que sufran en la prueba, nada les faltara.
Era un dogma ciego; la Matriarca no hacia mas que repetir una cancion carente de sentido, y sin embargo, penso Tarod, ninguna razon la sacaria de sus trece. En cuanto a Penar Alacar, tal vez podia esperar algo mejor de un joven arrogante e inexperto que gustaba por primera vez las delicias del poder; pero la negativa del Alto Margrave a escuchar parecia frustrar las esperanzas de Tarod. Iba a pedirle por ultima vez que considerase lo que tenia que decir, cuando otra voz hablo duramente detras de el.
—?Keridil! —El conocia demasiado bien aquel tono—. Miente y trata de cegarnos, como ya han visto el Alto Margrave y la senora Matriarca. Matale ahora. Mandale a Aeoris, ?y veamos en que paran sus protestas de fidelidad cuando se enfrente con el dios a quien dice adorar!
Un impresionante silencio siguio al arrebato de Sashka, pero cuando todos se volvieron a mirar, Tarod vio un destello de aprobacion en los ojos de Ilyaya Kimi. La muchacha miraba fijamente a Tarod, irradiando aborrecimiento y rencor por todos sus poros, y antes de que Keridil pudiese reaccionar, Ilyaya Kimi dijo:
—Tu consorte habla cuando no le corresponde, Keridil, pero tiene razon en lo que dice.
—Si, Keridil. —Fenar Alacar estaba resuelto a no ser una excepcion—. Tu dama esta en lo cierto, y tu mismo nos has advertido muchas veces de la duplicidad de ese demonio. Yo tambien digo: matale.
Tarod miraba despectivamente a Sashka.
—Habia esperado un mejor consejo de labios de la consorte del Sumo Iniciado —dijo, casi cortesmente—. Y, al menos para mi, sus motivos son lamentablemente claros. —Hizo una burlona reverencia a la joven—. Lamento, Sashka, haberte defraudado al no estrujarme las manos con angustia cuando me rechazaste.
Sashka apreto furiosamente los labios y sus mejillas enrojecieron; Tarod vio la rapida y afligida mirada que le dirigio Keridil y se dio cuenta de hasta que punto habia logrado Sashka cegar a su nuevo amante sobre su verdadera naturaleza. Parecio que el Sumo Iniciado iba a soltar un exabrupto, pero Tarod se le adelanto.
—Esta bien. Matame ahora, Keridil... o intentalo. Pero hay una alternativa, si lo que he dicho no puede conmoverte.
Keridil le miro fijamente.
—No me conmueve. Y cualquier alternativa que puedas sugerir sera en vano.
— ?Aunque pidiese que se me permitiera exponer mi caso al propio Aeoris?
El ligero fruncimiento que aparecio en el rostro del Sumo Iniciado reanimo la ultima esperanza que quedaba. La insensatez podia prevalecer entre sus semejantes, pero Keridil nunca se habia dejado influir por el puro dogmatismo, y pudo ver que el ofrecimiento de su adversario no daba lugar a enganos. Pero antes de que pudiese hablar, la Matriarca silbo y dijo:
—El demonio tiene lengua de plata. Te aconsejo que no le hagas caso, Keridil. Debe morir. Con esto esta dicho todo.
Sashka sonrio y Fenar Alacar asintio vigorosamente con la cabeza.
—Matale.
Keridil miro a la joven de cabellos castanos que estaba a su lado y vio en sus ojos una luz maligna que contenia un claro mensaje.
—Merece mas que la muerte —dijo ella—. Pero la muerte es un principio.
Y Keridil, aunque deseaba de todo corazon permanecer en la ignorancia, empezo a comprender...
Tarod les observaba a todos, paseando de uno a otro su mirada inquieta. Tenia que ejercer un gran dominio sobre si mismo para guardar silencio pero sabia que, si hablaba ahora, podia echar a perder su ultima y arriesgada oportunidad. El odio que sentia Keridil por el era intenso, pero la razon luchaba por encontrar un punto de apoyo contra los prejuicios del Sumo Iniciado. Y Tarod apostaba por la renuencia del que fuese su amigo a ser forzado a tomar una decision que seria irrevocable.
Animada por el silencio de Keridil, Sashka dijo subitamente:
—Amor mio, si...
Pero no siguio adelante, porque, para desconcierto suyo, Keridil la miro rapidamente, con ojos recelosos y enojados.
—No —dijo, y levanto ambas manos para detener las protestas de sus companeros—. No. Si Tarod quiere apelar al arbitro supremo, no denegare su peticion. —Les miro sucesivamente, con ojos frios y desafiadores—. No tengo autoridad para denegarla. ?Que poder temporal puede negar a un hombre... —y se humedecio los labios con la lengua—, a cualquier hombre, sea cual fuere su naturaleza, el derecho a apelar directamente a los dioses que nos gobiernan a todos? — Dirigio a Tarod una mirada recelosa y afligida—. Ironicamente, parece que tu y yo estamos de acuerdo al menos en una cosa: que es mejor evitar los sufrimientos inutiles. Acepto tu peticion.