Sumo Iniciado. — Asintio brevemente con la cabeza—. Hablare con tu padre, segun te he prometido, pero no puedo hacerte mas favores. Buenos dias.
Se dirigio a la puerta, y Drachea se le quedo mirando con una mezcla de pesar e indignacion en su semblante.
CAPITULO 14
La Hermana Erminet abrio la puerta de la celda de Tarod y se detuvo unos momentos en el umbral para acostumbrar los ojos a la oscuridad antes de volver a cerrarla a su espalda.
—?Adepto...?
Aunque su vision habia mejorado, de momento no percibio senales de el. Despues vio una sombra alta y lugubre apoyada en la pared del fondo.
Tarod levanto una mano y paso lentamente los dedos por la piedra humeda.
—Seguro que hubo aqui una ventana —dijo—. Se pueden palpar los contornos del mortero al ser aplicada una nueva piedra para cerrarla.
Su voz sonaba llana, remota. Erminet avanzo unos pasos.
—Sin duda fue tapiada para proteger de las ratas los comestibles que aqui se guardaban.
El le sonrio debilmente y examino las sucias puntas de los dedos antes de enjugarlos descuidadamente en su camisa.
—Sin duda fue asi.
Viendo como se dejaba caer sobre el monton de sacos viejos y harapos que hacia las veces de cama en la celda, Erminet considero que su voluntad, o lo que quedaba de ella, se estaba desvaneciendo rapidamente. A pesar de su anterior conversacion, Tarod parecia haber renunciado a toda esperanza con la misma indiferencia con que se habia encogido de hombros ante la idea de su muerte inminente. Estaba sucio, y sin afeitar; su mente parecia concordar con su estado fisico, y Erminet tuvo la incomoda impresion de que, aunque tenia por primera vez algo concreto que ofrecerle, tal vez seria demasiado tarde.
Tarod la observo, mientras ella, demasiado inquieta para anadir palabra, rebuscaba en su bolsa de medicamentos. Erminet se equivocaba al creer que habia perdido la esperanza, pero, desde la visita del dia anterior, Tarod habia tratado furiosamente de apagar aquella chispa, diciendose que creer en milagros era un ejercicio inutil. La Hermana podia haber visto a Cyllan y tal vez traido una respuesta a su criptico y personal mensaje; pero, aparte de esto, poco podia hacer. Incluso transmitir el mensaje habia sido una forma de crueldad; habria sido mejor dar a Cyllan la oportunidad de olvidarle ahora, en vez de prolongar su sufrimiento. Y el, con la chispa de esperanza firmemente controlada, beberia la pocima narcotica de Erminet y dormiria horas, y estaria un dia mas cerca de la muerte... En realidad, parecia importarle poco.
Pero la perspectiva de la muerte que le esperaba despertaba otra sucesion de ideas. El instinto le decia que algo se estaba fraguando en el Castillo, y aunque, en su actual condicion, no tenia la voluntad ni la capacidad necesarias para descubrir su naturaleza, la imaginacion le habia llevado a una conclusion demasiado evidente. E incluso no teniendo alma, era todavia lo bastante humano para temerla.
Esperando que su voz expresase un grado convincente de aburrido desinteres, dijo:
—Parece haber mucha actividad en el Castillo.
La mirada de pajaro de Erminet se fijo en su semblante.
— ?Como puedes saberlo?
El se encogio de hombros disfrutando ironicamente con su sorpresa.
—Mis sentidos no estan muertos todavia.
Ella fruncio los labios en un gesto de desaprobacion.
—Desde luego, no te han enganado. La agitacion es extraordinaria; se llevan materiales de un lado a otro como si estuviesen reconstruyendo el edificio, se hacen experimentos con aves mensajeras... y, desde luego, preparativos para el banquete que seguira al anuncio del Sumo Iniciado...
Se interrumpio.
—Anuncio ?de que?
Erminet se reprendio interiormente. No habia tenido intencion de hablar de esto...
—De su noviazgo —dijo, de mala gana.
—Noviazgo. —Tarod arqueo ligeramente las cejas—. ?Ah! ?Necesito preguntar con quien?
—No hace falta. Sashka parece creer que el nombre de Veyyil Toln le sentara muy bien.
Le miro fijamente para ver como reaccionaba, pero el rostro permanecio impasible. Despacio, descuidadamente, Tarod levanto las manos y las estudio; despues toco el aro de plata estropeado en el dedo indice de la izquierda.
— Una lastima — dijo al fin—. Si las circunstancias hubieran sido un poco diferentes, habria podido divertirme matandola.
Erminet se espanto ante la indiferencia inhumana de su voz y le reprendio, inquieta:
—No deberias albergar ideas de venganza. Son morbosas... y esa pequena zorra no vale la pena.
Los ojos verdes de Tarod, friamente candidos, se fijaron en los de
ella.
—No me interesa la venganza, Hermana. Habria sido divertido, y nada mas. — Sonrio—. Tal como estan las cosas, deseo que disfruten los dos juntos.
—Quisiera saber si he de creerte o no.
La sonrisa se amplio ligeramente, pero habia poco humor en ella.
— ?Importa esto? Yo diria que era una consideracion academica.
— Puede no serlo.
Incluso en la penumbra, el subito despertar de una nueva luz en los ojos de Tarod fue inconfundible. Se inclino hacia adelante, y la esperanza que creia que habia logrado eliminar resurgio de nuevo.
—?Has visto a Cyllan...? —Su voz era un ronco murmullo.
Ahora o nunca... La conciencia de Erminet se debatia terriblemente entre el deber y el instinto, pero habia sabido, incluso antes de venir aqui, que el instinto triunfaria.
—Si, he visto a la muchacha —dijo, bajando la voz como temerosa de que pudiesen oirla —. Le di tu mensaje. Le hizo llorar, pero se lo di a pesar de todo. Y le hice una promesa.
Tarod espero en silencio que continuara, y ella lamento que supiese controlar tan bien sus sentimientos. Esto no facilitaba su tarea...
— Quiere la piedra — siguio diciendo al fin—. La piedra de tu anillo... No quise decirle donde esta guardada, porque no confio en ella.
— ?Que quieres decir?
Erminet le miro candidamente.
—Quiero decir que no confio en que no use cualquier medio a su disposicion para liberarte. Por ti, seria capaz de matar a todos los moradores del Castillo si pudiese.
Tarod rio en voz baja y la vieja hizo una mueca.
—Oh, simpatizo con sus sentimientos, pero no quiero participar en ninguna mala accion. Podria dejarla escapar, pero ella no huiria del Castillo; no lo haria sin la piedra y sin ti. Y si le digo donde esta escondida la piedra, la encontrara.. , y la empleara.
Tarod tampoco dijo ahora nada, y Erminet le incito, inquieta:
—En esa piedra hay mas cosas que yo no se, ?verdad? Tal vez mas de lo que sabe nadie salvo tu.
El suspiro, y el sonido resono de un modo extrano en la oscura celda.
— Nunca he negado lo que soy, Hermana Erminet, ni he negado la naturaleza de la piedra. Sin ella, solo estoy vivo a medias; sin embargo, es mas que un receptaculo de..., bueno, digamos de mi espiritu, por falta de una palabra mejor.
—?Tu alma?
— Llamalo asi si lo prefieres. Que la gema sea mala o no, depende de como consideres estas cosas. Pero el Circulo no podra controlarla, ni siquiera cuando yo me haya ido. —La miro, y sus ojos ardian intensamente—. Cyllan